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sábado, 4 de mayo de 2024 | Última actualización: 21:46

Ante la dificultad, Partido Popular

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Juan José Pérez Macián. Concejal delegado del Área de Gobierno de Hacienda, Modernización y Administración Municipal del ayuntamiento de Castellón.

Hacía muchos años que un presidente del gobierno de España había visitado por última vez la provincia de Castellón. Mariano Rajoy puso ayer sábado fin a esa situación, con su presencia en Peñíscola para participar en la convención regional del Partido Popular de la Comunidad Valenciana. El último presidente que había tenido antes a bien estar por tierras castellonenses fue José María Aznar. Entre él y Rajoy hubo otro cuyo nombre hoy no voy a recordar en estas líneas, si bien cada vez que lo menciono, a los socialistas en el Ayuntamiento de Castellón les salen sarpullidos y les crecen los dientes. Tendrían que ver las caras que se les quedan. Lo mal que llevan que se les recuerde ese apellido del hombre que hundió a España. Sí, el mismo que en ocho años presidiendo el gobierno de España no tuvo ni un mísero minuto para Castellón y los castellonenses.

Del mismo modo en que los socialistas lo han olvidado por necesidad electoral hasta convencerse de que nunca existió, el resto de los españoles estamos deseando poderlo olvidar también. Y el que conseguirá que así sea es el actual presidente del Gobierno Mariano Rajoy. Es el hombre elegido para afrontar la hercúlea tarea de sacar a España de la crisis. Es el político de las mayores responsabilidades en el escenario más adverso. Es el presidente de las circunstancias y condiciones menos propicias para gobernar un país que requiere de decisiones enormemente impopulares y difíciles de digerir por los ciudadanos. Es el hombre que, lejos de buscar el aplauso general rápido, cómodo, y electoralmente rentable a corto plazo, adopta decisiones que generan incomprensión e insultos de quienes no entienden que por encima de los intereses personales están los generales, los del conjunto de los españoles y de España como nación. Es el presidente que está haciendo lo que es preciso hacer en este momento crucial, para regresar a la pista de la que el anterior gobierno sacó a los españoles y, una vez de nuevo en ella, acelerar con genio a la vez que con prudencia para recuperar posiciones y resituarnos en el lugar que como potencia nos corresponde y que nunca debimos perder a manos del socialismo.

Ayer Rajoy estuvo en nuestra provincia. El presidente habló claro. Se explicó con contundencia acerca de lo que encontró a su llegada a la Moncloa. Difíciles, extremadamente difíciles las circunstancias y condiciones para comenzar a trabajar. El peor escenario con que un presidente puede querer encontrarse al asumir responsabilidades de gobierno. Pero no se podía perder ni un minuto y se puso a la tarea. Y, no obstante el coste político inicial de la incomprensión y descontento que aún perdura, hoy, solo año y medio después, las condiciones en que se desenvuelve España son mejores y no por casualidad ni fruto de milagros. Déficit público, deuda externa, prima de riesgo, sombras de rescate, confianza del exterior, balanza comercial, son conceptos que han experimentado ya los efectos positivos de las decisiones adoptadas. Incluso los números de la creación de empleo empiezan a dar signos positivos de recuperación. Y se anuncia ya que se aproxima el momento en que, encauzada la resolución de los problemas más graves del ámbito macroeconómico, podrán comenzar a ser aplicadas medidas de incentivación del emprendedurismo y consiguiente disminución de las cifras de paro. En definitiva, de reactivación económica que permita crear empleo.

Ayer, en Castellón, Rajoy dijo: “En momentos fáciles puede gobernar cualquiera. En momentos difíciles el Partido Popular”. Lo cierto es que los españoles así parecen entenderlo, pues siempre han confiado en el Partido Popular ante circunstancias difíciles generadas previamente por gobiernos socialistas. Pasó en 1996, y ha vuelto a pasar en 2011.