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domingo, 5 de mayo de 2024 | Última actualización: 21:42

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Santiago Beltrán. Abogado.

Esto es un no parar. Cada día nos levantamos con una nueva noticia sobre la corrupción política en España. Al paso que vamos no va a quedar nadie que se libre de una imputación judicial por el hecho de meter la mano en la caja ajena. Está tan instalada entre nuestros dirigentes, que parece formar parte de su genoma. De no remediarse, en el futuro podrá incluirse en el curriculum vitae de todo aspirante a la poltrona.

Dicen los no que aun no han sido descubiertos que no todos los políticos son iguales, que algunos son honrados y que a estos, no se les nombra nunca ni se hacen eco de ellos los medios de comunicación. Posiblemente sea cierto, pero la mayoría de los que cada día son pillados con las manos untadas de comisiones millonarias, veinticuatro horas antes estaban hablando de la honradez de la mayoría de los servidores públicos, incluidos ellos mismos, haciendo alarde extremo de altruismo y altitud de miras.

Ahora es Granados y seis alcaldes de la Comunidad de Madrid. Ayer el Alcalde de Barcelona. Hace nada los Pujol y los consejeros tarjeteros. ¿Y mañana? Otros sin duda. ¿Y pasado mañana?. Y así hasta que no quede nadie limpio.

Bueno si, los que todavía no han tocado ‘pelo’. Los vírgenes del poder. Los que pueden, los magenta y los ciudadanos. Pero habrá que darles tiempo.

Decía Pujol, el molt ex honorable, en la entrevista con el ex follonero, que a él no le habían tentado, aunque seguro si lo habían hecho con otros de la Generalitat, porque los tentadores saben a quien dirigirse y a quien no. La respuesta del padre de la patria catalana, es la explicación justa de lo que nos está sucediendo. Algunas autoridades saben que la corrupción campa a sus anchas en las instituciones y hacen la vista gruesa, porque o bien están implicados o directamente exigen el pago de la comisión para la obtención de las prebendas correspondientes, como el propio Pujol desde su despacho presidencial. La cuestión es muy sencilla. Nadie denuncia a su compañero corrupto, por miedo a ser descubierto. Porque nadie puede tragarse después de tan generalizado pringue de nuestros dirigentes públicos, que a los incorruptos les pille por sorpresa la detención de su alcalde o de su compañero de banco. ¿Es que no hablan entre ellos? ¿No hay chismorreos, ni corrillos? ¿Nadie se pregunta por los negocios que tiene su colega de partido desde que tiene cargo público? ¿No llama la atención que con ese sueldo miserable que dicen cobrar por su dedicación al servicio público, a algunos les de para tanto despilfarro?.

Después de la que nos está cayendo encima, no podemos creer que algunos no están pringados y que, por el contrario, son honrados de verdad, hasta que las denuncias vengan precisamente de los mismos políticos que avergonzados por el comportamiento anormal de sus compañeros de partido o de escaño, tengan la vergüenza torera de atacar el problema de raíz, que no es otro que la corrupción política que está acabando con el sistema democrático que tanto nos costó conquistar. Y que tengan muy claro que, ellos y nos los de Podemos, son quienes se lo están cargando. Las quejas, cuando los Iglesias y Monederos lleguen al poder, con su populismo e inconsistencia, que la dirijan al maestro armero, que para entonces ya será tarde.