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sábado, 4 de mayo de 2024 | Última actualización: 17:36

¿Memoria de pez?

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Miguel Ángel Cerdán. Profesor de Secundaria.

Uno no sabe muy bien si los gobernantes de la Comunidad Valenciana piensan que los ciudadanos  tenemos memoria de pez o si simplemente en el PP de esta tierra tienen el rostro curtido por una mezcla de cemento armado y adamantium. No se explica de otra forma el desahogo con el que intentan correr un tupido velo sobre lo que ha sido su gestión y sobre las decisiones que han tomado. Sin embargo, no lo pueden ocultar. Los hechos son demasiado tozudos.

En primer lugar, debemos hablar del  brutal copago a los discapacitados establecido por esa nefasta consellera de Bienestar social llamada Sánchez Zaplana, un copago que se ceba con los más débiles de nuestra sociedad y que deja bien a las claras la catadura moral del gobierno que ha tomado esa decisión. Pues bien, recordemos que el señor Fabra ha nombrado a la señora Sánchez Zaplana candidata a la Alcaldía de Alicante. Nada más y nada menos.

También debemos hablar en este sentido de cómo han sido colocados en puestos de salida todos los consellers, consellers que como, por ejemplo, la señora Català se han empleado a fondo y a conciencia en propinar hachazos a nuestro Estado de Bienestar. La nefasta gestión de Català en el ámbito educativo, con aumento de ratios, con disminución de becas, con un ataque permanente a lo público, con un desprecio constante al diálogo,  sólo es comparable a la ejercida por el señor Llombart en el ámbito de la Sanidad valenciana, como se ha podido comprobar con el tema del acelerador  del hospital provincial de Castellón.

Bienestar Social, Educación y Sanidad, los tres pilares de nuestro Estado de Bienestar, han sido pues cercenados y socavados por aquellos que deberían haber sido sus máximos guardianes. Pero es que si nos vamos a infraestructuras o a Economía tenemos lo mismo o peor. Unas infraestructuras que ni están ni se esperan, una tasa de paro brutal, un modelo económico fracasado y que no se ha intentado siquiera cambiar un mínimo, y una infrafinanciación autonómica que se ha convertido ya en un lamentable endemismo. Y de la corrupción que asola nuestra tierra, mejor no hablar. Esa es la realidad de las cosas. Y que el PP intente ocultar las mismas inventándose una patética Ley de Señas de identidad o hablando de los bous al carrer o agitando antiguos espantajos, sólo indica la escasa consideración que tienen hacia la inteligencia y hacia la memoria de los valencianos.