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sábado, 4 de mayo de 2024 | Última actualización: 11:16

Experiencia

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Marisol Linares. Ex diputada del PP.

Por fin se deshojó la margarita y, pese a que todos creíamos que por primera vez en la historia de EEUU iba a haber una mujer presidenta del gobierno Americano, la realidad y los deseos de los norteamericanos han dado la victoria a Donald Trump.

Varias son las reflexiones que nos depara este acontecimiento, uno, que han fallado estrepitosamente todos los pronósticos electorales, encuestas, analistas políticos y los siempre poderosos medios de comunicación, como ya ocurrió con el Brexit o con el referéndum propuesto por el presidente de Colombia.

Estamos asistiendo a un cambio social donde la brecha entre la clase política y los ciudadanos es cada vez más grande y es que, parece que el electorado ya no se deja influenciar tanto por las televisiones, las tertulias ni por las campañas electorales.

El ciudadano hoy en día tiene muchos más canales de información, y a la hora de depositar su voto mira a quien defiende sus intereses, o sea a quien va a mejorar su vida, ya que son los electores los conocedores de sus carencias y de las soluciones reales que necesitan a sus problemas cotidianos de cada día.

Otra reflexión sobre lo acontecido en esta campaña electoral y que nadie ha reflejado es la edad de ambos candidatos: Hillary Clinton 66 años y Trump 70 años. En democracias arraigadas como la estadounidense y otras europeas no se cuestionan la edad de sus dirigentes políticos, todo lo contrario, es un valor al alza para sus votantes, ya que estas personas por su trayectoria y experiencia personal les inspiran confianza para darles su apoyo. No en balde, el refranero español asegura que la experiencia es un grado.

En España, en estos últimos tiempos, donde han surgido nuevos partidos políticos de jóvenes nos están dando pruebas de inmadurez, de falta de estrategia y de no saber hacer política, y han generado una corriente de opinión apostando por retirar a los políticos mayores del escenario político.

Esto ha hecho que se aparte a personas que, por su capacidad, experiencia y buen hacer podrían aportar mucho a la actual vida política de nuestro país, a la que le hace mucha falta el sentido común y el sentido de Estado. Estos partidos emergentes y populistas tienen como únicas propuestas deshacer lo que con tanto esfuerzo sus abuelos y sus padres construyeron, pero curiosamente no aportan ideas nuevas avanzadas o positivas para hacer una España mejor.

También el PSOE y el PP se han dejado llevar por esta moda, cuando deberían darse cuenta que la mejor opción es un equilibrio generacional entre jóvenes y mayores que equilibre la balanza y genere efectos positivos en la vida política actual que, a mi parecer, sería mejor para  el funcionamiento de ambos partidos y, por ende, de España.