Marisol Linares. Ex diputada del PP.
Tras un año de tsunami electoral, el 2017 empieza con los congresos de los cuatro partidos más representativos de nuestro país, y la preparación de éstos, ya está sirviendo para dejar al descubierto la vida interna y las luchas de poder en estas organizaciones políticas a las que cada cuatro años los españoles les damos nuestros votos de confianza para que nos gobiernen.
Ciudadanos sigue demostrando que es un partido de carácter presidencialista, que todo gira en torno al liderazgo de una persona, sin que sepamos muy bien los principios ideológicos que les inspiran. Únicamente sabemos a ciencia cierta que son constitucionalistas pues, por otro lado, van dando bandazos según el interés político de cada momento como ocurre en Andalucía o en la propia Comunidad Valenciana donde se alinean en muchas ocasiones con el tripartito.
Podemos que nos daban lecciones de democracia y transparencia ya que “con ellos llego la democracia” están dando un espectáculo que deja al descubierto su verdadera cara al más puro estilo bolivariano. En este partido sus purgas por mantenerse en el poder están dejando ver que Pablo Iglesias, quien había vendido que es un partido cuyas decisiones se toman por mayoría asamblearia, no puede ni quiere entender que no se haga lo que él decide. Con estas actitudes, el recorrido de este partido será corto si no se adecúa a una democracia real que es lo que rige en la mayoría de los países avanzados.
En cuanto al PSOE sigue en una encrucijada interna y su congreso trata de unir a un partido dividido en dos opciones: o ir hacia una socialdemocracia moderna adaptada a los tiempos actuales o seguir anclados en los principios marxistas del pasado siglo XX que han quedado obsoletos pues los ciudadanos no quieren planteamientos extremistas, pues los extremos siempre han sido minoritarios en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. En este momento, el PSOE tiene que buscar el proyecto que quiere para España, esa es la verdadera cuestión si quiere recuperar un electorado que fue mayoritario en otros tiempos.
El PP que por primera vez está en disposición de cambiar sus estatutos que lleven a la organización a un cambio interno en profundidad, pero no parece querer hacerlo, y lo demuestran la gran cantidad de enmiendas presentadas, algunas de mucho calado que no llegarán al debate en el congreso, ya que algunas han sido abortadas y otras pactadas previamente al mismo. Se está perdiendo una ocasión importante para que el PP en los años venideros sea un partido adaptado a la sociedad actual, donde el sistema presidencialista que, en otros tiempos nos llevó a grandes logros, debe adaptarse a los tiempos actuales para dar respuesta a las demandas que nos exigen los militantes y la sociedad española.
Deseo que de este congreso salgan grandes cambios que impulsen una imagen más transparente, participativa y donde como siempre las personas sean el eje de la acción política. Deben predominar las necesidades de las personas antes que las cuotas de poder, pues este siempre ha sido nuestro lema, y ahora debe ir acompañado de cambio internos que hagan ilusionante el proyecto y que volvamos a recuperar el liderazgo y la confianza que se merecen la sociedad española.
