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jueves, 2 de mayo de 2024 | Última actualización: 11:04

¿Quedan burbujas por estallar?

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Juan Teodoro Vidal. Químico. 

Una causa de la actual crisis económica fue la burbuja inmobiliaria y financiera’. Crédito barato empujó la demanda al alza, provocando un endeudamiento generalizado, con incremento de precios. De pronto reventó la burbuja. Nadie tenía dinero para seguir pujando, no fluía el crédito y la economía ‘se atascó’. Las fuentes de energía y la tecnología de comunicación podrían ser las siguientes ‘burbujasy estallar.

Siempre hablamos de la misma crisis. Haríamos bien en ver si son posibles otras crisis, cómo se producen y si es posible evitarlas. En la crisis económica actual había los siguientes ingredientes:

I.- Toda la sociedad estaba involucrada de forma general.

II.- Había un flujo masivo de un bien necesario para que todo funcionara, que era el crédito.

III.- No hubo ningún mecanismo de ‘control del tráfico’ que advirtiera de que se nos venía encima un ‘atasco’, ni se tomó ninguna medida para corregir o paliar el fallo provocado por la sobrecarga.

Hay, al menos, dos ámbitos en los que esto mismo podría ocurrir:

  1. Las fuentes de energía y en general de materias primas
  2. La tecnología, en especial la ligada a las telecomunicaciones

¿Qué pasa con las fuentes de energía? El funcionamiento de nuestra sociedad depende de la energía. A diario, en todo el mundo hay convoyes masivos de vehículos transportando personas a su trabajo y mercancías a los mercados, fábricas y explotaciones agrícolas, que consumen ingentes cantidades de combustible producido con petróleo. Esto afecta a toda la población. La energía eléctrica se obtiene del petróleo y otros combustibles fósiles, de centrales nucleares y de fuentes renovables (como la eólica). La fuente que parece más crítica es la del petróleo, debido a que es a la vez combustible y suministro para la industria de materiales (plásticos), productos químicos de síntesis (detergentes) y construcción (asfaltos). La sustitución del petróleo por energía nuclear de fisión ha supuesto energía más barata durante décadas, pero está fracasando por el rechazo que produce en la población. Las fuentes renovables están muy lejos de suplir la carencia de ambos, petróleo y nuclear. No se conocen planes globales para evitar un colapso energético, y en cambio sí que hay amenazas que afectan al suministro, como la llamada ‘Primavera Árabe’, que, por ejemplo, pueden acabar instalando regímenes quizá no muy amigables con los países occidentales-consumistas, en países productores de petróleo.

¿Y que hay de la tecnología? Estamos inmersos en un universo tecnológico. En nuestras casas hay ordenadores, lavadoras, frigoríficos, televisores, microondas, etc. Las industrias, para ser competitivas, incorporan la mejor tecnología. Los teléfonos móviles son un fenómeno extraordinario. En sólo 25 años ‘todo el mundo’ tiene uno, o dos: el del trabajo y el propio. Además no sólo sirven para llamar, pues el uso principal va siendo el acceso al mail y redes sociales, son navegadores GPS, informan del tiempo y de noticias, los usamos como buscadores, o cámaras. Todo basado en potentes servidores que necesitan tener réplicas, fuentes de energía seguras, sistemas de refrigeración que evacuen el calor generado en su funcionamiento y protecciones de seguridad a prueba de ataques, tanto informáticos como físicos. Ya no es posible que un grupo reducido de personas pueda conocer y reproducir autónomamente toda la tecnología necesaria para que el sistema funcione. Todos necesitamos de todos y necesitamos estar permanentemente conectados. El fenómeno abarca a toda la sociedad, produce un flujo continuo del que no podemos prescindir y nadie nos está advirtiendo de que todo ello es vulnerable porque requiere de un aporte de energía y atención y seguridad permanentes.

¿Qué pasaría en caso de sobrecarga y colapso en cualquiera de ambos casos? No podemos vivir sin energía. Ya no podríamos, en grandes ciudades, cultivar un pequeño huerto de subsistencia, si faltaran suministros. Estamos la mayor parte del tiempo ‘como animales estabulados’ confinados, dependiendo unos de otros, sin alternativa fácil ni transición suave para nuestra forma de vida, con redes de comunicación global, móviles e Internet. El colapso o atasco de las fuentes de energía o de la tecnología de comunicación, produciría un cataclismo mundial. Muchas películas, catastrofistas, aventuran un futuro que nos retrotraería a una especie de ‘Nueva Edad Media’, con revueltas y pillajes, en medio de la escasez, que diezmarían la población, ayudados por plagas y epidemias, sin hospitales. Los supervivientes ya no serían capaces de construir ni de mantener edificios e infraestructuras y tendrían que quemar muebles para calentarse. Los más afortunados huirían al campo y volverían las murallas como medio defensivo básico frente a los de las otras ‘hordas. ¿Poco realista? Puede. Lo malo es que en la Historia ya ha habido retrocesos así.

¿Qué deberían hacer los gobiernos? Ahora están hasta el cuello de los problemas que ellos mismos no han sabido evitar de la crisis financiera. Por tanto, no parece que vayan a poder hacer nada tampoco para evitar estas dos burbujas, que podrían están creándose y que provocarían un colapso aún mayor que el financiero. Debían de crear grupos de expertos ‘de verdad trabajando estratégicamente en esto. Y mucha Investigación y Desarrollo dedicada a obtener nuevas fuentes de energía y a garantizar que nuestra tecnología no sea vulnerable por cualquier carencia o, en el caso de los servidores, por ataques a su seguridad.

Las fuentes de energía y las tecnologías tienen demasiadas similitudes con los mecanismos y flujos de crédito, en que afectan a la mayoría, producen un flujo de un bien necesario, y podrían no estar garantizados contra toda eventualidad. Lo que nos lleva a que son susceptibles de convertirse en burbujas y estallar en algún momento, creando atascos aún mayores que el financiero, con efectos pavorosos para la Humanidad, tal como la conocemos.