Juan Francisco Roca. Periodista deportivo.
A burro muerto, la cebada al rabo. Ha tenido que producirse una desgracia en el mundo del fútbol para darnos cuenta de que hay muchas cosas que se tuvieron que cambiar hace unos cuantos años. Dentro de la desgracia, porque nunca se le desea el mal a nadie y menos la muerte, el incidente que ocurrió el domingo a primera hora de la mañana a orillas del Manzanares sucedió fuera del estadio Vicente Calderón. Aún tengo los pelos como escarpias el ver las imágenes del altercado. Y claro, luego llegan las lamentaciones.
El fallecido no era uno cualquiera que paseaba por allí y se lo llevaron por el medio por causalidad. Vio desde Coruña a Madrid dispuestos a encontrarse con los seguidores radicales del Atlético de Madrid. Aún con la sangre caliente del seguidor coruñés, el partido entre el Atlético y el Deportivo se jugó. En cualquier otro país no, pero en España lo que cuenta son las retransmisiones deportivas y por encima de todo se tenía que jugar el partido, aunque lo normal hubiese sido no jugar.
Pues ha tenido que morir un seguidor del fútbol, aunque sea un ultra, para que salten todas las alarmas rojas de emergencia. Los ultras están y estarán hasta que los presidentes no sean uno cobardes y se los carguen, a base de prohibirles el acceso a los campos, a base de dejar de subvencionarles a base de entradas o a base de rebajar el precio de sus desplazamientos. Con los ultras, los equipos como se sienten más protegidos. Y luego pasa lo que pasa.
Los únicos que se cargaron a sus grupos de ultras o radicales fueron Joan Laporta, en el Barcelona, y Florentino Pérez, en el Real Madrid. Les costó amenazas de todo tipo. Les costó tiempo, pero erradicó a esa escoria que se creen los reyes del mundo, citándose para montar trifulcas, peleas y demás. Laporta y Pérez se los quitaron de encima. Viven más tranquilos. Y las cosas les han ido igual de bien. El Barcelona ha ganado gran cantidad de títulos, lo mismo que el Barcelona.
Ahora todo son medidas. La LFP le echa la culpa a la RFEF, la RFEF carga contra la LFP, el Deportivo dice que eso no es problema suyo, el Atlético de Madrid lo mismo. Todos se pasan la patata caliente de unos a los otros. Y lo cierto es que esta semana, el domingo, falleció un señor de 43 años, padre de familia, pero se desconoce si realmente fue al fútbol o la guerra.
A toro pasado todos sacan pecho todo se ve diferente. Todos saben más. Todos saben lo que hay que hacer. Ya se sabe que a burro muerto, la cebada al rabo. Fútbol sí, ultras no.
