Enrique Domínguez. Economista.
“Los resultados de la feria han sido positivos tanto en número de visitantes como en volumen de negocio realizado por parte de las firmas que han expuesto sus productos en Cevisama 2017”. Más o menos en estos términos será la nota oficial de la próxima feria del sector cerámico el 25 de febrero de 2017.
No es cinismo, burla o clarividencia; es, simplemente, el ropaje que toda feria necesita de cara al exterior. Hacer creer que todo ha ido bien y que es positiva la asistencia a la misma y que el sector sigue su senda de recuperación.
La verdad es que hay muchas ferias, demasiadas; que la empresa debe estar porque si no lo hace su imagen queda dañada; que los costes de asistencia son demasiado altos y no suelen compensar los resultados en ventas; que la verdadera feria comienza al día siguiente de su conclusión; y que los resultados de esas operaciones en feria, si luego no se anulan, se verán al cabo de algunas semanas o meses.
Con todo esto, lo que quiero decir es que Cevisama 2016 ha cumplido con las expectativas que se querían tener antes de la misma pero la realidad es que no ha sido tan fructífera. Demasiados días de feria, con un lunes con pocos visitantes y con el resto de días con una afluencia discreta; apenas se han visto personas africanas o asiáticas; por supuesto nada de americanos, a la espera de Coverings, y entre los europeos algo más de animación. Se habla de más clientes españoles, pero estos no tienen mucho para gastar.
Y con los huecos más o menos disimulados y, eso sí, con mucha menos alegría en las barras y en cuanto a regalos a los clientes.
La feria ha presentado novedades respecto al año anterior, pero muchas de ellas son suministradas por sus proveedores de fritas y esmaltes; hay muchas referencias, formatos, diseños, pero muchos de ellos guerreando por el precio. Hay grupos empresariales que tienen el precio como fin último y ello perjudica al que quiere vender más por calidad y diseño.
El problema sigue siendo el mismo desde hace bastantes años y que muy pocas firmas han sabido salir de él: se sigue vendiendo lo que se fabrica en lugar de fabricar aquellos productos que tienen venta. Pero esto exige conocer al cliente potencial y sus necesidades e intentar adaptar ágilmente lo producido a esos gustos.
Y ahí está el problema de futuro del sector: si sigue luchando por vender por precio, pocas firmas quedarán en los próximos años. Sobre todo cuando la tecnología más avanzada, la digital, la están vendiendo firmas ubicadas en Castellón en todo el mundo.
Mi comentario inicial podría, sin embargo, no ser muy correcto porque las perspectivas en los principales mercados del sector empiezan a no ser tan propicias; los países árabes, el norte de África y Rusia van a menos por razones políticas y económicas; Latinoamérica tiene crecientes dificultades económicas y también otros países emergentes; en Europa, Reino Unido es el que parece que tiene unas mejores perspectivas de crecimiento; y Estados Unidos se enfrenta a un año electoral.
Y el mercado interior, que va despegando de la fuerte crisis, puede aumentar sus compras si se diseña y pone en práctica un auténtico plan de renovación de las viviendas. Pero con la incertidumbre política que tenemos, difícil es que se ponga o se pueda poner en práctica rápidamente.
En fin, Cevisama 2016 ha sido una feria más, mejor seguramente que la anterior pero, como en todas ellas, sus resultados se comprobarán si han sido buenos dentro de unas semanas.
