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jueves, 2 de mayo de 2024 | Última actualización: 14:58

¿El oro negro ataca de nuevo?

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Enrique Domínguez. Economista.

El petróleo ha ocupado desde hace muchos años un papel preponderante y su explotación desordenada ha dado pie a pensar en su agotamiento a medio plazo y en la necesidad de investigar y desarrollar otras energías, a ser posible, menos contaminantes y más baratas.

Ya no nos acordamos de las crisis del petróleo de 1973 y 1979, con fuertes aumentos en el precio del barril de crudo, de la guerra del Golfo con precios de hasta 40 $ por barril, la invasión de Irak o el nivel mínimo alcanzado en noviembre de 1998, alrededor de los 10 dólares/barril. Desde este año, el precio fue ascendiendo con pequeños altibajos hasta alcanzar el máximo histórico de 144,49 dólares por barril en noviembre de 2008 ya en los primeros meses de la crisis económica mundial.

Sin embargo, esa misma crisis provocó un descenso importante en la demanda de crudo y una fuerte reducción en el precio del barril, que alcanzó un nuevo mínimo en diciembre de 2008 de 36,6 dólares.

Desde ese mínimo y hasta mediados de 2014 se produce un aumento paulatino y oscilante del precio del crudo, llegando a máximos de 120 dólares en plena crisis mundial. Sin embargo, un hecho fundamental para el inicio de su descenso fue el que Estados Unidos, gran importador y demandante de crudo, fuera reduciendo su demanda y pasando a ser, incluso, exportador del mismo. La razón fue el inicio de la explotación de las arenas bituminosas, el fracking.

Y a esta caída del precio del barril contribuyó la no reducción del exceso de oferta por parte de la OPEP y la menor demanda de China, lo que dio pie a nuevos mínimos en enero de 2016.

Esta es la pequeña historia, a vuela pluma, de la marcha del precio del crudo de petróleo. En nuestro caso, su retroceso se ha producido en el inicio de la recuperación de la actividad económica y ha contribuido al ahorro de bastantes miles de millones de euros, dado que España es un país netamente importador de crudo.

Pero, ahora, parece que algo ha cambiado y que puede hacer más beligerante al precio del crudo; es más, puede ser un factor que ya no contribuya a la reducción de los costes de producción y de las importaciones ce petróleo, sino a su incremento.

Lo que ha cambiado es el papel de la OPEP; esta organización reúne en torno a una tercera parte de las reservas mundiales y desde 2008 no había decidido reducir la producción para intentar subir los precios; el resto de países fuera de esa organización tampoco la habían disminuido y todo ello provocó crisis económicas en países emergentes. Además Irán se incorporó al mercado exportador.

Pero ahora la OPEP y varios países fuera de ella han aprobado una reducción de la producción y, en pocas semanas, el precio del crudo ha subido bastante, aunque aún está en torno a los 55 dólares. Y no hay que olvidar que estos incrementos pueden poner en marcha proyectos de extracción paralizados por el descenso tan amplio y prolongado de precios.

¿Se prevé un alza continuada? Los expertos creen que no y que puede situarse alrededor de los 60 dólares en 2017. Habrá que ver si es así. Lo que sí es cierto es que va a provocar un aumento de la gasolina y de los costes de transporte y, por ende, de la inflación. Hay quien habla de tasas del 2% en la próxima primavera (ahora esa tasa ya es del 1,6%).

Y ello, claro está, afectará, entre otros, a los pensionistas, que perderán claramente poder adquisitivo. ¿Se hará algo para resolver este problema?