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jueves, 2 de mayo de 2024 | Última actualización: 13:40

¿Otro centro comercial?

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Enrique Domínguez. Economista.

Los informes, análisis, estudios y estadísticas sobre la economía de la provincia de Castellón y los datos estadísticos sobre la ciudad de Castellón de la Plana indican claramente que lo peor de la crisis ha pasado pero que todavía estamos inmersos en un proceso de recuperación de la actividad, clara para unos pero incierta para otros, entre los que me incluyo.

Aunque ya no se elabora por la Cámara de Comercio de Castellón la “Encuesta trimestral sobre el comercio detallista” que permitía saber la evolución de los diferentes subsectores de la actividad comercial, la opinión de las organizaciones empresariales del sector y de diferentes comerciantes permiten afirmar que esa mejoría de la economía castellonense también se aprecia, más o menos tímidamente, en el comercio de la capital.

La implantación de las dos grandes superficies existentes, ya supuso el cierre de diferentes establecimientos tradicionales que no pudieron soportar la fuerte competencia de las mismas; aunque, al mismo tiempo, se vio la necesidad de dotar de mayor atractivo al comercio detallista, de mayor coordinación y, sobre todo, de mayores ideas innovadoras y de mejora de la atención al cliente. Al comercio de Castellón de la Plana, en general, el público le compraba los productos; no era el comercio el que, con sus políticas, conseguía venderle al cliente potencial sus mercancías.

Esa situación se veía beneficiada por la ubicación en el entorno del centro de la capital de diferentes centros oficiales que obligaban a desplazarse a diario a los mismos a un relevante número de ciudadanos de la provincia. Al trasladarse estos centros a la periferia, se acentuó la problemática de las ventas en muchos de los subsectores comerciales.

La implantación en la capital de El Corte Inglés, el soterramiento de la vía férrea y la creación del primer centro comercial de La Salera, modificaron el centro de gravedad de la actividad comercial y obligó a muchos establecimientos de toda la vida a ponerse las pilas, como vulgarmente se dice, o a cerrar.

La apertura de estos dos centros, ¿ha conseguido los fines previstos? ¿Tiene la capital y su área metropolitana la masa crítica suficiente para su adecuado funcionamiento?

Un breve análisis nos permite ver que no se han conseguido los objetivos previstos. El Corte Inglés, que ha celebrado recientemente su décimo aniversario, ha tenido que disminuir su oferta inicial y su personal porque Castellón no ha alcanzado el volumen de ventas previsto inicialmente. En La Salera, todavía hay locales sin ocupar y se da una fuerte rotación en las firmas que ocupan los locales existentes; ello sería un ejemplo de la no adecuada rentabilidad, en líneas generales.

Dicho lo anterior, la prensa provincial habla de la apertura de un otro centro comercial en la capital, Estepark, que estará bastante mejor comunicado que el primero, para 2017. Dispone de la autorización para urbanizar la parcela de 165.000 metros cuadrados pero aún no se han solicitado los permisos para construir en las parcelas a crear; y aquí entra en funcionamiento la política municipal sobre nuevas áreas comerciales y la de la propia Consellería.

Realmente, lo que, en  mi opinión, necesita el sector comercial castellonense no son más centros comerciales sino mayor implicación de la actividad comercial en cuanto a coordinación, innovación, formación y, sobre todo, en la atención al cliente potencial.

Los promotores, ¿son empresarios con visión de futuro, atrevidos o que no saben donde se meten? Con la experiencia de los centros comerciales que están en funcionamiento, ¿tiene este proyecto un futuro claro o puede convertirse, si se lleva a cabo, en un desierto comercial? ¿Hay realmente masa crítica para que funcione? ¿O es, simplemente, una operación para trasvasar, principalmente, unas firmas de un lugar a otro revestida de ideas pseudoinnovadoras?