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miércoles, 8 de mayo de 2024 | Última actualización: 11:13

La educación en perspectiva (II)

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Miguel Ángel Cerdán. Profesor de Secundaria.

Si la II República fue el gran intento modernizador de la Educación en España,  si constituyó un verdadero y real esfuerzo por crear una escuela estatal digna de ese nombre, un intento de dotar al país de una Escuela Pública que fomentara una verdadera igualdad de oportunidades, el Franquismo supuso volver a la noche oscura de la ignorancia y de una educación elitista al servicio de unos pocos.

De esta forma, conviene recordar que hasta finales de los años sesenta del siglo XX la escolarización obligatoria acababa a los doce años. El bachillerato era seguido por una reducidísima minoría, y así a principios de los años cincuenta, como señala el profesor  Viñao Frago, sólo 60 de cada 10.000 habitantes cursaba el bachillerato.

Para hacernos una idea, esto implicaría que en una localidad como Benicàssim, con 18.000 habitantes, sólo 100 alumnos y alumnas entre los 10 años y los 17 estarían escolarizados en el bachillerato; el resto ya habría abandonado el sistema educativo, como mucho después de haber cursado una prolongación de la primaria hasta los doce años. De estos 100, apenas 50, es decir la mitad,  aprobaría la Reválida y obtendría pues el título de Bachillerato. Esta era la realidad del país, una realidad en la que según el profesor Viñao apenas se invertía un 1,4 % del PIB en Educación en 1964 y poco más de un 1,7 % en 1974.

Esta situación empezó a cambiar con la Ley General de Educación de Villar Palasí en el año 1970. Fue entonces cuando se estableció  de hecho la educación obligatoria hasta los 14 años. Muchas décadas después de Europa, España inició  su expansión educativa, expansión que siguió con la LOGSE y con el establecimiento de la educación obligatoria hasta los 16 años. Es decir, para entendernos, hasta los años ochenta del siglo pasado, España no entró en la universalización educativa ni hizo un esfuerzo en ese sentido digno de ese nombre.

De  hecho, hoy seguimos teniendo una tasa bajísima de universitarios mayores de cincuenta años. Y ello explica, como ha demostrado Mari-Klose, que los resultados en PISA no sean mejores. Es decir, España sufre un atraso cultural y educativo brutal, un atraso que no se intentó superar hasta hace apenas tres décadas, y que seguimos pagando hoy en día. Por eso es tremendo que Wert en particular y el PP en general nos intente retrotraer a épocas oscuras. Así, hoy estamos en el 4 % del PIB destinado a Educación, en un retroceso desde hace cuatro años,  y volvemos a estar muy alejados de la media europea, que supera el 5 % y mucho más aún de Finlandia, el primer país en el ranking PISA, que dedica el 6 % de su Producto Interior Bruto a Educación. Para poner las cosas en perspectiva.