Juan Teodoro Vidal. Químico.
Recuerdo que en el 67, era yo un joven, casi un niño, de 14 años, me compraba el periódico a diario, con el poco dinero que tenía de 'la paga', durante el tiempo que duró la llamada guerra de los 6 días, en que los ejércitos israelitas dieron un escarmiento que rozaba la humillación a los ejércitos unidos de Egipto, Siria, Jordania e Irak. El resultado de esa guerra marcó una nueva situación en todo el oriente próximo y dio aire y un nuevo impulso a la nación israelita para resistir en medio de sus enemigos naturales hasta hoy. Me apasionaba la geopolítica y la estrategia y táctica militar y sentía que estábamos viviendo un momento histórico, como así fue. Mediante las ediciones de Las Provincias de Valencia, periódico del que me gustaba mucho su diseño, incluyendo las páginas de hueco ilustradas de color gris verdoso, que envolvían las más convencionales de offset, yo me enteraba de las evoluciones de los ejércitos, de las batallas y de todos los demás acontecimientos, mediante los planos que venían en sus crónicas del frente y sus noticias diarias. Casi me las aprendía de memoria.
Al tiempo que las noticias se difundían día a día y quedaban definitivamente grabadas para la posteridad, también, a modo de 'efecto secundario', se despertaba en mi una pasión periodística, que hubiera podido desembocar, pero que por caprichos del destino no lo hizo, en una vocación profesional. No me extrañaría que otros más persistentes, o que no tuvieron, como yo, la tentación de otras profesiones, acabaran eligiendo el periodismo, a raíz del contacto con un medio bien diseñado y bien elaborado. Las personas a veces decimos, frente a algo que nos importa: “para mi yo quiero (hacer) eso”. Pues es apasionante lo que hacen los periódicos al informar de la actualidad y dejar constancia y servir de memoria para el futuro de acontecimientos trascendentales. Aunque mi profesor de Historia del Arte y las Civilizaciones del Bachiller nos decía, refiriéndose sin duda, especialmente a los medios escritos, que así como los historiadores del pasado suelen tener carencia de información, los del futuro tendrán un gran problema por el exceso de información que generamos.
Desde entonces la comunicación escrita ha evolucionado de una forma prodigiosa en cantidad y medios de difusión. Hay analistas que dan hoy a los periódicos en papel una esperanza de vida muy corta, como de 15 años más desde ahora. Yo he presenciado aquí en la capital del reino, como surgieron en los últimos años 4 periódicos gratuitos (20 minutos, Qué, Metro y ADN), de los que sólo queda activo el primero. Incluso los 'grandes' periódicos nacionales 'de pago': El Mundo, El País, ABC y La Razón, aunque siguen editando en papel, se han volcado en sus ediciones digitales gratuitas. La inmediatez de la noticia subida en continuo a la página digital, frente a la edición de frecuencia diaria del periódico en papel; la inclusión de imágenes, audios, vídeos, aplicaciones y enlaces a otras páginas; la posibilidad de ver las noticias en cualquier momento, en cualquier dispositivo, sea PC, smartphone, tablet; su gratuidad; la posibilidad de consultar la hemeroteca on-line desde casa; unido a la facilidad con que una noticia se difunde por las redes sociales, Twitter, Facebook, etc; es una combinación imbatible para el periodismo escrito digital frente al de la edición en papel. Y llevamos varios años de tendencia porque, por ejemplo, recuerdo que la noticia de los atentados del 11S del 2001 ya colapsó la red hace 12 años.
Sin duda el periodismo escrito del futuro, y ya del presente que vivimos, será digital. Los que escribimos y leemos cada día este mismo medio podemos dar fe de ello.
