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jueves, 2 de mayo de 2024 | Última actualización: 22:34

Unos por otros...

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Enrique Domínguez. Economista

El último jueves de abril se produjo la conjunción de varios elementos que, si se alinean (y eso parece), pueden ocasionar graves problemas en la economía de cualquier territorio; en nuestro caso en el castellonense.

Se han publicado las cifras de la Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre del año en curso; se ha dado a conocer el avance de la inflación en abril y se ha votado en el Congreso el decreto-ley de medidas económicas urgentes para paliar las consecuencias de la guerra de Ucrania.

Además, continúa la cruenta guerra de Putin y sus consecuencias en el mercado del gas con el corte del suministro a dos miembros de la Unión Europea; la amenaza de Argelia de cortar el suministro a España si parte del gas que nos vende se deriva de algún modo a Marruecos; la aprobación por Bruselas de las medidas propuestas para limitar el precio del gas en la península ibérica durante un año; y el temor a nuevos problemas de suministro y de retrasos en los fletes por el avance de los contagios en China.

Todo esto forma un totum revolutum que amenaza de manera seria a las buenas perspectivas que se tenían por los planes de recuperación a partir del dinero facilitado por Bruselas para las tipologías de proyectos y actividades previstas. Cuando nos las prometíamos tan felices (es un decir, aunque con muchos matices en nuestro caso), se vislumbran en el horizonte unas perspectivas de escaso crecimiento con altas tasas de inflación, la stagflación, o, lo que podría ser peor según la gravedad de la incierta evolución de la guerra y los precios de la energía, una nueva fase de recesión en la que el Banco Central Europeo ya no podría jugar el papel que hasta ahora está llevando a cabo en cuanto a compras de la deuda y con tipos de interés al alza. Vayamos por partes.

El comportamiento de la EPA en la provincia refleja, por una parte, la clara mejoría de la actividad económica si comparamos sus datos con los del primer trimestre de 2021; ello es consecuencia de la reducción en las restricciones económicas en los diferentes sectores por la pandemia, así como por la mejoría en el entorno internacional, que ha mantenido su buen ritmo de compras. Pero, por otra parte, se constata, si lo comparamos con el último trimestre de 2021, la acentuación de los problemas que ya se detectaban en la última parte del año anterior: el ascenso del precio de la energía y sus efectos en los diferentes bienes y servicios, desacelerando el ritmo de actividad y obligando a subidas de precios en diferentes productos.

El comportamiento de la inflación en este mes de abril sigue siendo de fuerte incidencia, si bien se constata una disminución de más de un punto respecto a la manifestada en marzo en la variación anual. En todo caso, el problema básico del precio de la energía no solo no se ha resuelto o se ha colocado en vías de serlo, sino que se ha acentuado hasta extremos todavía no claros por la duración de la guerra de Putin y su incidencia en el precio del gas.

Pero sí que hay un dato más preocupante que el mes anterior y es el comportamiento de la inflación subyacente, la que no tiene en cuenta los precios de los alimentos y la energía; ha aumentado un punto y se ha situado en el 4,4% en la variación anual. Ello quiere decir, que la temida transmisión de las subidas de la energía a los productos que se elaboran con ella se está dando; los precios industriales han aumentado un 46% en el último año y se constatan incrementos en diferentes productos por ese hecho; el sector cerámico es un caso claro.

La convalidación del decreto-ley de medidas económicas para paliar los efectos de la guerra de Ucrania, aprobado por la mínima, es un caso claro del grave problema de este país: la falta del mínimo consenso entre partidos, de la primacía de los intereses partidistas sobre el bienestar para los ciudadanos; y, además, la creencia de que cada partido está en posesión de la verdad, en este caso que las mejores medidas para salir del problema creado por los precios de la energía y la guerra son las que propone, bien el gobierno, bien el primer partido de la oposición.

Si a estos tres hechos que han coincidido en el mismo día le añadimos los que he anotado al inicio de este reflexionari, se puede producir un cambio muy relevante en las perspectivas a corto y medio plazos en la economía, no solo provincial sino española y mundial. Aunque, en nuestro caso y en mi opinión, agravada por esa falta de consenso, por esa prepotencia que hace creer al político y a demasiados ciudadanos que su verdad es la verdad auténtica, que sus propuestas son las únicas que van a resolver los problemas.

Pero, lo cierto es que, unos por otros, el país sin arreglar. ¿Y usted qué opina?