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viernes, 29 de marzo de 2024 | Última actualización: 14:20

Las superpotencias

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

Cada cierto tiempo es conveniente tomar el pulso del mundo y no es mala forma de hacerlo revisando el estado de las superpotencias que salvo error u omisión son los Estados Unidos, la Unión Europea, China y Rusia.

Hay que reconocer que la que da más que hablar en los últimos tiempos es esta última. Después de la desaparición de la URSS, con la caída del telón de acero y del muro de Berlín, Rusia parecía excluida del mapa de los grandes, pero Putin, que consideró aquel hecho como el más cataclísmico de la Historia reciente, se está empeñando en reponer a Rusia en la categoría de Imperio.

Bien es cierto que carece de algunos elementos necesarios para alcanzar tal categoria, como es tener una población suficiente, una economía saneada e incluso una ideología exportable. Pero posee un enorme territorio -el mayor país del mundo-, un armamento letal y una incipiente alianza militar, la Organización del tratado de Seguridad colectiva (UBDKA, en siglas rusas) que integra a seis de los antiguos miembros de la URSS, a saber Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Armenia y la propia Rusia.

En esta Organización ni están ni se les espera Ucrania, Moldova, Georgia, Azerbaiyán, Turkmenistán Uzbekistán amén de las tres Republicas bálticas. Pero esos seis aliados quieren ser un contrapunto a la OTAN y muestran la clara voluntad de Putin de no perder ni un metro más de lo que considera su cinturón de seguridad una vez perdido el anillo que comprendía desde Polonia a Bulgaria.

En su veinte años en el poder, Putin no se ha reprimido lo más mínimo de intervenir en conflictos en su área de influencia y así lo ha hecho en Georgia, Bielorrusia, Siria, Libia, Nagorno Karabaj y Tayikistán. En estos momentos tiene contenciosos abiertos con los dos países más importantes de la región Ucrania y Kazajistán.

Los conflictos en ambos son de naturaleza muy diferente: el régimen kazako está bien controlado por Moscú y lo que Putin pretendía con su intervención era dar una lección que desalentara a cualquier otro intento de protesta entre sus aliados y en especial en la propia Rusia. El conflicto de Ucrania es de mayor envergadura y gravedad ya que la vocación de Kiev es incorporarse a la OTAN y la UE cosa que rompería los esquemas de Moscú.

En definitiva, sin haber mejorado sustancialmente los parámetros básicos, no cabe duda que Rusia está en un momento de recuperación de su papel internacional que, por añadidura, le vincula a un entendimiento con escasos precedentes, con el coloso chino.

China está avanzando claramente en su camino hacia el primer puesto entre las superpotencias, en especial después de su recuperación asombrosa de la pandemia que originó y que está causando estragos en los otros tres competidores.

Hoy China tiene ya todos los elementos que le pueden situar a la cabeza de la supremacia mundial, en especial la fuerza económica con un rápido crecimiento del PIB y un potencial ideológico que vuelve atractivo su modelo de progreso no sólo en el Tercer Mundo sino en todos los países.

En Occidente, la Unión Europea está en una hora baja que comenzó con la crisis económica de 2008, se acrecentó con la pandemia y tuvo su puntilla con el Brexit. Aunque el modelo ofrecido sigue siendo atractivo para el mundo entero, como lo prueban las oleadas de inmigrantes y la lista de países deseosos de ingresar en su Club lo cierto es que éste no se encuentra en condiciones de aceptar ni a unos ni a otros.

Por añadidura, las democracias de la UE que mantuvieron su salud durante décadas, están declinando con la aparición de nuevos partidos que desde los dos extremos políticos ponen en entredicho algunos de los elementos constitucionales propios de los Estados de Derecho.

Por último, el líder indiscutido mundial que hasta hace poco eran los Estados Unidos, muestran desde los tiempos de Obama una clara tendencia al aislacionismo que Biden no está consiguiendo revertir. El liderazgo demócrata no ofrece grandes esperanzas ni en una Presidencia abocada a ser 'one timer', ni en una Vice Presidencia que no da la talla ni como segundona. Por el contrario en el partido Republicano, el liderazgo de Trump parece incontestado con miras a las próximas elecciones, lo que no son muy buenas noticias.

Desde el punto de vista sanitario, entre los EEUU y la UE que representan el 10% de la población mundial, han cargado con casi la mitad de víctimas de la pandemia, lo que ha tenido muy malos efectos económicos que aún no han conseguido disipar.

El reto en Kazajistán y en Ucrania nos dará una respuesta a quien sale más reforzado y quien más debilitado. Lo deseable sería que cada país fuera capaz de expresar libremente sus deseos y dar desde la libertad la orientación deseada a su emplazamiento mundial. No va a ser fácil que Kiev y mucho menos Almati lo consigan.

Por el momento Rusia y China van bien aún cuando sus ciudadanos no se beneficien de ese reforzamiento estratégico. A su vez, los Estados Unidos y la Unión Europea que siguen siendo las primeras potencias económicas, políticas culturales, científicas y -en el caso americano- militares, van a tener que replantear su estrategia y reforzar sus alianzas para no perder puestos en esa difícil y competitiva carrera.