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jueves, 18 de abril de 2024 | Última actualización: 23:06

¡Extra Omnes!

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Rafa Cerdá Torres. Abogado.

El inicio del Cónclave ese martes en la Ciudad del Vaticano, supone la culminación de los actos preparatorios, liturgias y ceremonial realizados dentro de las murallas del micro estado, fruto de la renuncia al Pontificado por parte de Benedicto XVI el pasado 11 de febrero. Pocas instituciones a nivel mundial, guardan tanto respeto a los aspectos formales y de tradición en todas sus manifestaciones como la Iglesia Católica, con lo que la elección de su cabeza dirigente en cierto modo, reviste la máxima expresión de como la cúpula romana se muestra al mundo.

Convocados todos los Cardenales con derecho a sufragio, el Camarlengo (expresión del poder formal de Roma) sellará las puertas del recinto vaticano en dónde tendrán lugar las deliberaciones, con la expresión: Extra Omnes!, un equivalente a Todos fuera, dando inicio a las secretas deliberaciones de los purpurados. Desde ese mismo, un caudal de análisis, especulaciones, y opiniones de todo tipo y condición, se cebará con lo que vaya a ocurrir dentro de los muros vaticanos cargados con tanta historia. Llama la atención el modo en qué sectores completamente alejados (y hasta contrarios) al papel e influencia de la Iglesia en la sociedad actual, centran toda su atención en la vida y sucesos de una institución que, en teoría, rechazan. Siempre me ha llamado la atención.

De igual forma, se pueden leer titulares de portada en las principales cabeceras de nuestro país, situando a los cardenales en una posición poco menos que crucial para la propia supervivencia de la Iglesia, cómo si de la elección de un Pontífice se nutriera la fe de centenares de millones de personas. El sucesor de San Pedro es importante, pero no crucial. La Iglesia lleva en tensión con el mundo prácticamente desde su fundación hace dos mil años. Cada época y situación ha puesto a prueba la propia existencia de la Iglesia, y con un fuerte oleaje a lo largo de la Historia, la nave de Pedro sigue navegando. La fortuna de la decisión que deban tomar los Cardenales no se medirá en clave de seguimiento de presuntas profecías medievales, o éxito en los vaticinios a la hora de señalar al elegido, o en clave geo-estratégica.... El nuevo Papa cumplirá su papel si decide aferrarse al Mensaje que se deriva de una simple Cruz, muy en contraste con lo que predomina a nuestro alrededor: soberbia, reduccionismo económico, poder de la imagen, tremendas desigualdades entre los distintos continentes, etcétera.

Pedro no fue más que un simple pescador, a orillas de un lejano lago en tierras de Israel, y con las únicas armas de la fe, la humildad y la compasión, divulgó una nueva forma de relacionarse con Dios, según las enseñanzas de su Maestro  Jesús de Nazaret. Su sucesor, dos mil años después, tiene el mismo deber. De igual manera que cada uno de nosotros, dentro de nuestra propia historia podemos escoger entre cumplir el mandato de fe que movió a Pedro, o bien dejarnos llevar en camino contrario.

Sea quién sea el elegido, toda la suerte del mundo.