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viernes, 29 de marzo de 2024 | Última actualización: 21:59

La escritora Paloma Sánchez Garnica y la 'Sonata del silencio' se dejan ver en la Fundación Caja Castellón

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“Durante la posguerra, que sigue siendo una época mal estudiada, una mujer estaba atada de pies y manos a su marido no podía nadar contracorriente porque la corriente era tan fuerte que le era imposible nadar”.

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La escritora Paloma Sánchez-Garnica ha presentado esta tarde en el Salón de Actos de la Fundación Caja Castellón su última novela “La Sonata del Silencio”, una historia de pasión, de celos y de sueños anhelados, de familias que arrastran su pasado y su presente en una España de castañeras y carboneros, de cócteles en Chicote y de medias de nailon de estraperlo, de turbias oportunidades y días grises. Una España de autoridad de curas y varones, intolerancia e incomprensión. Y de la gente que se cruza en el camino capaz de cambiar el rumbo de las vidas y también el rumbo de la suerte. El retrato, en definitiva, de una época en la que la riqueza y la pobreza, el triunfo y el fracaso solo estaban separados por un tabique.

Para escribir esta novela la autora ha leído novelas de la época: “Leyéndote “La Regenta” o cualquiera de las obras de Pérez Galdós te das cuenta que los años 40 tienen mucho que ver en la mentalidad y en las leyes con esa época. Ocurre también en “La colmena” o en “Entre visillos” de Carmen Martín Gaite, toda la obra de esta escritora muestra el aburrimiento de las mujeres en esa época porque tenían que estar en casa y luego también “Historia de una escalera” de Buero Vallejo que es un poco la microsociedad porque esto se da en Madrid pero podría ocurrir en cualquier ciudad de España, porque es la escalera de los vecinos y cada vecino es uno de los que mira detrás de la ventana, uno que quiere salir o uno que sube arriba”.

Las cosas, sin embargo, no han cambiado tanto “Antes era la presión social de la escalera, ahora no la tenemos porque, a lo mejor, ni conocemos al vecino de enfrente, pero tenemos el twitter, facebook y wattsap y te pueden machacar la reputación de una persona por la maledicencia de un comentario. Han cambiado las formas pero la gente sigue murmurando y presionando. La diferencia es que antes al ley amparaba esas murmuraciones porque las mujeres no se podían mover de su sitio y ahora la ley te puede amparar si estas en una situación de calumnias o injurias”.

De hecho la protagonista de la novela “es vitalista pero está atada de pies y manos. No puede nadar contracorriente porque la corriente era tan fuerte que le era imposible nadar, a pesar de que ella sabía nadar. Por eso, porque sabía nadar muy bien, sabe que esa situación es injusta y no se quiere aferrar ni dejar presionar e intenta rebelarse pero eso era muy difícil. Ella es una mujer preparada que tiene criterio, tiene posibilidades y sabe que lo que le está pasando es muy injusto. Tampoco puede echar las patas por lo alto como podemos hacer ahora porque su dependencia económica y emocional era absoluta y la presión social era terrible”. Recordaba también la autora que “en estos tiempos se ha devaluado la lucha feminista y tú explicas en el contexto adecuado porque anteriormente no nos amparaban las leyes para nada y esas discriminaciones nos siguen afectando actualmente.

Continua afirmando que “Las mujeres en la sociedad a partir de los 40, y antes también, pero sobre todo a partir de ese corte que tuvimos en la Constitución del 31 que nos lo arrebató la guerra y nos lo estableció la dictadura, una mitad se arrincona al ámbito del hogar, de ser esposa y madre única exclusivamente y eso no perjudica sólo a esa mitad de la sociedad, perjudica a todos. ¿Cuántas mujeres virtuosas, inteligentes, con un montón de posibilidades e ideas, científicas, médicos o jueces, se han perdido metidas en sus casas a la sombra de sus maridos por esas leyes absurdas y esa presión absurda? Por tanto, feminismo no, las mujeres y los hombres somos diferentes. Tenemos sentimientos y pareceres individuales. Pero todos tenemos que tener las mismas posibilidades para llegar a donde uno quiera llegar o a donde uno pueda llegar. A eso no se le puede llamar feminismo, sino capacidad personal”.

Por otro lado “La Iglesia es que en esa época, ahora tiene mucho menos poder, se convirtió en la mano ejecutora de muchas de las políticas sociales y de conciencia del nuevo régimen. Por un lado estaba la Sección Femenina de la Falange y por otro, la Iglesia a través de la educación del confesionario. En el confesionario se podían manipular muchas conciencias. Tenían el secreto de confesión y por lo tanto conocían los secretos de todos y más en un círculo”.

Respecto a la época la autora afirma que “Ha sido una época muy mal estudiada. Yo no sé ahora lo que estudiaran los chavales pero la primera vez que estudié la Historia de España era el año 76/77, estaban todavía con la Ley de Educación del 71 por tanto una ley franquista. Y en el apartado de la Guerra Civil llegaba al último tema al mes de julio y corriendo deprisa, se terminaba la guerra, la ganó Franco y ya está. Como mucho, se dio el Plan Marshall que prácticamente no llegó a España pero si la ayudas de Argentina y poco más. No hemos estudiado prácticamente esa historia. Ha habido gente que sí que ha hablado de esa época pero era tan triste que han tendido a callar y a olvidarla. A dejarla atrás. Esa primera guerra de los años 40 fue muy amarga, los 50 empezó un poco a levantar cabeza, en los años 60 llegaron las minifaldas, las flores, los Beatles y aunque había dictadura, había otro aire, una gente joven que no había vivido la guerra y no tenía esa amargura y finalmente en los 70 fue todo el cambio. Hay mucho que contar y cada persona tiene su propia historia”.