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viernes, 19 de abril de 2024 | Última actualización: 21:22

'The Good Fight': el mejor spin-off

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Daniel Bernat. Graduado en Derecho y especialista en series.

Si estáis familiarizados con la jerga televisiva o cinematográfica, seguro que habéis leído o escuchado alguna vez el término que aparece en el título de esta columna, spin-off. Según la Fundación del español urgente (también conocida como Fundéu), es un anglicismo innecesario, y que lo correcto, si lo queremos adaptar al castellano, es emplear acepciones como serie derivada o esqueje. Porque, para los que no lo hayáis oído nunca, un spin-off es una ficción que procede de una producción previa, y que aprovecha a un personaje ya conocido, o se nutre del contexto del mundo creado en la serie en cuestión, y sigue adelante con su propio relato. Por nombrar algunos ejemplos populares, tenemos “Frasier”, que fue el esqueje de la mítica “Cheers”; "Better Call Saul" que nació a partir de la impresionante “Breaking Bad”; o “House of the Dragon”, que será la primera serie derivada de “Juego de Tronos", cuyo estreno está previsto para el año que viene. Pero hoy toca hablar del que quizá es el mejor spin-off que he visto desde que soy seriéfilo: “The Good Fight”.

Su antecesora fue una de las mejores producciones que nos ofreció el panorama televisivo en abierto estadounidense, “The Good Wife” (que, de paso, os recomiendo también). El problema que tuvo, en mi opinión, es que tras cinco temporadas, a cada cual mejor, las dos últimas deslucieron el conjunto global un poquito, lo justo para que me quedara con un regusto amargo, y que fuera reacio a seguir con ese universo que había creado durante tantos años en su esqueje. “The Good Fight” parte con la premisa de que uno de los personajes principales de la serie anterior, Diane Lockhart, abogada de éxito en Chicago, decide retirarse tras años dedicada en cuerpo y alma a su vocación. Sin embargo, un imprevisto económico le hará perder prácticamente todos los ahorros que había acumulado durante su carrera, y se vea obligada a retomar su oficio, para recuperar su solvencia económica. Esto es la premisa inicial, y luego se adentra en muchas cuestiones que todos podemos identificar perfectamente con el mundo actual.

Sin ir más lejos, la ficción comienza con Diane (demócrata a más no poder) observando, perpleja, cómo Donald Trump vence a Hillary Clinton en las elecciones de hace cinco años. Y casi podríamos decir que el ahora ex presidente de los Estados Unidos es un personaje más de “The Good Fight”, porque durante las cuatro temporadas de vida de la ficción, la cantidad de tramas que han aprovechado los creadores, Robert y Michelle King, para reflejar en el día a día del bufete donde comienza a trabajar Diane, son ingentes. La crítica social clara al trumpismo y a sus políticas es un poderoso conductor de lo que transcurre año tras año en la Chicago de “The Good Fight”.

Pero no queda ahí. Cuestiones de género, o de raza, son puntos fundamentales de numerosos arcos argumentales durante sus temporadas, y quizá el pico más alto de calidad en cuanto a cómo lidiar con la actualidad del mundo real y encajarlo en la del ficticio haya llegado con el primer episodio de la quinta entrega, recién comenzada en Estados Unidos. Solo con un capítulo, “The Good Fight” ya se ha postulado como uno de los mejores dramas de 2021, porque ese episodio es uno de los más destacados de lo que llevamos de año, y porque lleva cuatro años en los listados de las ficciones más relevantes en televisión, y cuesta entender cómo los King son capaces de lograrlo, de superarse a sí mismos y de brindarnos una producción atrayente, mordaz, crítica, y tan pegada a la vida real que a veces cuesta encontrar la línea entre ambos mundos.

Si todo el contexto no fuera suficiente, tenemos un elenco brillante encabezado por Christine Baranski (que da vida a la ya mencionada Diane), acompañada por Audra McDonald, Rose Leslie, Sarah Steele, Cush Jumbo (las dos últimas pasaron como Baranski de “The Good Wife” al spin-off) o Delroy Lindo. Todos ellos, durante estos años de emisión, nos ofrecen actuaciones merecedoras de cualquier tipo de galardón que se os pase por la cabeza, lo que me lleva a denunciar lo denostada que está entre los certámenes de turno, porque “The Good Fight” merecería un reconocimiento, bien como serie, o bien por sus intérpretes. No obstante, hay que recordar que la mejor serie de la historia (“The Wire”) no tiene ni un Globo de Oro ni un Emmy, así que, no merece la pena rasgarse las vestiduras.

Hay una cuestión a la que también quiero referirme. Es una serie derivada de una previa, entonces, la pregunta que muchas veces sale tratando este tema es: ¿hay que ver la serie anterior para disfrutar la posterior? En este caso en concreto, yo diría que no. Bien es cierto que hay referencias de alguno de los veteranos a su etapa en “The Good Wife”, así como personajes que también aparecieron en la primera y lo hacen aquí también (como los jueces de la ciudad, que podrían dar para una serie suya), pero creo que “The Good Fight" ha conseguido convertirse en un producto con una personalidad propia dentro del universo que establecieron sus creadores en la ficción previa, y ha aprovechado recursos que la anterior no tenía, no podía explotar, o no quería. Además, pese a ser la serie madre muy recomendable, me es más sencillo remitiros a su sucesora por una sencilla razón: el tiempo y la extensión. Mientras que “The Good Wife” está compuesta de siete entregas y ciento cincuenta y seis capítulos, “The Good Fight” ha emitido cuatro y consta de cuarenta episodios hasta el momento, que pasarán a ser cincuenta una vez que acabe la actual temporada; una diferencia considerable, para qué engañarnos.

Tengo una amiga que no empieza este esqueje ni a la de tres, a pesar de haber sido una gran aficionada de la serie madre. No le entra en la cabeza que esta ficción derivada pueda llegar a la altura de su predecesora. Mis amigos y yo le decimos que, no es que alcance el nivel de lo previo, sino que lo supera. “The Good Fight" ha logrado mejorar lo que fallaba en “The Good Wife”, y se ha convertido por méritos propios en una de esas series que, cuando acaban los años respectivos, siempre aparece en las listas de las producciones televisivas más relevantes de los últimos doce meses. Tenéis sus tres primeras entregas disponibles en Amazon Prime Video, e íntegra en Movistar Plus, servicio que emite al ritmo de Estados Unidos su quinta temporada, que empezó el día 25 de junio. Yo de vosotros no me lo pensaría dos veces, y apostaría a caballo ganador, porque os estáis perdiendo una grandísima serie.