La apuesta de los consumidores por la compra online relanzada durante la pandemia sanitaria se suma a la crisis económica que generó el cierre de comercios en calles céntricas de la ciudad
Ramón Pardo/Castellón Información
En Castellón sobran bajos comerciales, pero ¿Qué hacer con ellos? Es una situación real, que se hace más visible ahora, pero que viene de lejos. El cambio que ha generado la pandemia se suma a la reestructuración bancaria, con sus fusiones, y a la ruptura generacional con el modelo de consumo. La aceleración que las restricciones pandémicas han dado al uso de las tecnologías digitales ha generado un nuevo modelo de consumidor que prescinde de las tiendas y comercios físicos en favor de las operaciones en la red.
Ello ha impactado en el sector inmobiliario que se ha visto impelido a evolucionar al compás de los cambios sociales. Unos cambios que no solo afectan a la economía, sino que abarcan esferas más amplias, lo que hace que las recetas aplicadas en la crisis de 2008 no sirvan. Ahora hay nuevas necesidades a las que debe adaptarse el sector. Algo que detectan economistas y consultores inmobiliarios como Rafael Codoñer, quien en un encuentro propiciado por el Colegio de Economistas de Valencia (Coev) recaló que “el confinamiento y el auge de la venta online se ha acelerado el proceso” y que “no hace falta tanto local comercial”. Lo que lleva a preguntarse qué va a pasar con los bajos comerciales, más aquellos alejados de las arterias comerciales.
En la capital de la Plana este fenómeno de los locales vacíos, que se venden o alquilan, pueblan las calles del centro, incluso en viales como las calles de San Vicente, Navarra o San Blas, apenas hay comercios, sólo algunos resisten a la ola de “se vende” o “se alquila”. Unos “se vende” o “se alquila” que comparten protagonismos con los pisos“.
“Luminoso, 4 habitaciones, próximo a una farmacia y colegios, bien ubicado en el centro de Castelló”. Parece que se vende un piso, pero no. Se trata de la oferta de venta o alquiler de un entresuelo. Y ahora se suman los bajos.
Si la situación era difícil antes de la pandemia cuando ya proliferaba el número de locales vacíos o en venta, las restricciones para atajar la Covid-19 han obligado a muchos pequeños comerciantes a bajar la persiana y con ello a abandonar los locales, lo que ha saturado el mercado. Una situación de la que advirtió a principios de año el presidente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Castellón (Coapi), Francisco Nomdedeu, porque “la crisis del covid-19 ha hecho que este año se diversifiquen los activos inmobiliarios en Castellón, tanto de grandes como de pequeños propietarios, que buscan dar una salida o productividad a sus inmuebles. Hay más oferta, con la crisis la gente necesita liquidez. Si se puede vender, se vende; si no, se alquila", afirma, para añadir que "hay más locales disponibles vacíos: comerciales, entresuelos, oficinas y naves”.
Pues bien, el problema lejos de solucionarse se ha visto agravado con las fusiones de entidades bancarias como las cajas rurales, el Banco de Bilbao, o Caixabank. La duplicidad de oficinas bancarias obliga a acometer un reajuste que dejará libres locales en pleno centro. Ubicaciones cotizadas y codiciadas hace unos años, pero que ahora pasarán a formar parte del listado de ofertas del sector inmobiliario castellonense.
