Enrique Domínguez. Economista
Puede sorprender que en el mes con mayor actividad turística del año se incremente el paro registrado en la provincia, sobre todo si tenemos en cuenta que ese aumento solamente se ha dado en dieciséis provincias: seis de Castilla y León, las tres de la Comunitat Valenciana (CV) y del País Vasco, Ourense, Madrid, Ceuta y Melilla.
Pero en nuestro caso no es un hecho anormal; desde 2006 se han dado incrementos en el paro registrado, incluso en los años álgidos dela burbuja inmobiliaria; es más, desde 1994, solo se ha producido aumentos en cinco años: 1994, 1997, 2000, 2003 y 2005. Es, pues, habitual el aumento del número deparados registrados y, por tanto, era esperado ese comportamiento.
La reducción de las restricciones sanitarias ha permitido que las actividades relacionadas con el turismo hayan mejorado un tanto, si bien la rapidez en querer alcanzar la normalidad por determinadas personas ha dado pie a la quinta ola y ha puesto en peligro la esperada mejor campaña veraniega.
En nuestro caso, el hecho de que el turismo que viene a la provincia apenas haya cambiado en los últimos cuarenta años y sea mayoritariamente de procedencia nacional, ha evitado que el retroceso sea más significativo como en el resto de la CV.
Pero estas cifras señalan la fuerte estacionalidad dela actividad económica provincial; la campaña turística es muy corta y ello se refleja en el hecho de que en agosto Castelló ha sido la tercera provincia, tras Cuenca y Teruel, en el porcentaje de reducción de contratos respecto a julio.
Esa fuerte estacionalidad es la razón por la que en los restantes meses de 2021 se darán descensos en el paro registrado por el inicio dela campaña citrícola, la cual, a pesar de sus fuertes problemas, sigue marcando la actividad del último cuatrimestre del año.
Los datos de agosto permiten constatar la suave pérdida de peso relativo de la contratación indefinida en la provincia que, tras situarse en catorce contratos de cada cien en los ocho primeros meses de 2020, ha vuelto a porcentajes similares a los de antes de la pandemia: en estos ocho primeros meses de 2021 son 12,09 contratos de cada cien mientras en igual periodo de 2019 fueron 12,53 contratos.
Todavía no se han alcanzado en número de contratos en estos ocho meses las cifras prepandemia; en Castelló se han formalizado un 10,3% contratos menos que en igual periodo de 2019, pero un 39,0% más que en enero-agosto de 2020. Hay que significar que esos porcentajes son superiores e inferiores, respectivamente, tanto en la CV como en España para ese periodo.
Sigue siendo muy relevante el hecho de que el paro registrado afecta en Castelló mucho más a las mujeres que a los hombres; en este mes de agosto son más de diez mil las mujeres paradas respecto a los hombres. En términos porcentuales, mientras el paro femenino supone el 61,80% del total en Castelló, en la CV supone el 59,45% y en España el 59,16%.
Si a lo anteriormente descrito añadimos la próxima subida del salario mínimo interprofesional (SMI) se impone, en mi opinión, dos reflexiones de futuro: En el caso de la actividad relacionada con el turismo, ¿puede ser actividad con futuro o se va a convertir en residual si se sigue ciñendo a los parámetros actuales sin aprovechar lo que la buena climatología, a pesar de las danas y del calentamiento global, puede permitir con nuevos nichos de mercado y con mayor calidad y valor y, con el añadido, que la subida del SMI puede poner en peligro a bastantes firmas?
Y la existencia de empresas en diferentes sectores en las que la subida del SMI las sitúa en riesgo de exclusión, ¿pone en entredicho el futuro de esos sectores y, por ende, de la economía castellonense? ¿Y usted qué opina?
