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viernes, 29 de marzo de 2024 | Última actualización: 21:59

“Yo hago la guerra contra los vivos, no contra los muertos”

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Luis Andrés Cisneros.

Corría el año 1547, más concretamente el 23 de mayo, cuando el Emperador Carlos I de España y V de Alemania, entraba en la ciudad de Wittenberg, después de que sus tropas, principalmente gracias a la heroicidad del Tercio de Infantería de Nápoles, hubieran derrotado en Mülhberg a los príncipes luteranos agrupados en la Liga de Esmalcalda.

Al poco de la rendición de la citada ciudad, el Emperador entró en ella y visitó la tumba donde estaban los restos de Lutero, quién había sido uno de los enemigos más encarnizados del Rey. En aquella época era tónica habitual, de la religión luterana, que los cuerpos de los herejes fueran sacados de su tumba y quemados en la hoguera.

Varios de los acompañantes del monarca le pedían que procediera a la exhumación de los restos del hereje Lutero, para verlo consumirse en la hoguera. A lo que Carlos I respondió: ‘Ha encontrado su juez. Yo hago la guerra contra los vivos, no contra los muertos’.

Estas palabras que se atribuyen al Emperador, los hay que las tildan de leyenda y otros de rigurosamente ciertas. Lo único que es comprobable, a ciencia cierta, es que siglos después, en 1892, la tumba de Lutero fue abierta y se comprobó que sus restos mortales seguían descansando en el mismo lugar.

No existió profanación en la tumba y, con las Leyes de aquellos tiempos hubiera sido totalmente factible haber procedido a ello, pero para nuestro monarca, Luteroya había sido ajusticiado por Dios, por lo que, para él que era el señor temporal más poderoso de la Tierra, la justicia ya estaba hecha.

Hay expertos que piensan que esta actitud de Carlos I obedecía a no ofender, de manera rastrera, a un enemigo muerto y que la profanación de la tumba sólo llevaría, sin duda, a enconar las posiciones y a seguir hurgando en las heridas de los habitantes del Imperio. Por cierto, en sus últimos días en Yuste, manifestó no arrepentirse de haber prohibido la profanación de dicha tumba.

Todo esto que he transcrito en estas líneas, está sacado de un artículo de opinión, publicado en el diario ABC, por Juan Carlos Domínguez Nafría,Académico de Número de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España.

El autor de ese artículo de ABC, acaba diciendo: ‘abrir hoy enterramientos en sagrado por motivos políticos, cuando no oportunistas, siempre parecerá más venganza que justicia. Sin contar con que a los muertos no se les debe condenar ni castigar legalmente. Entre otras razones, porque ya no se pueden defender’.

No le vendría mal, al Desmemoriado Histórico Sánchez, tomar nota de los hechos que protagonizaron auténticos gobernantes de España, que contribuyeron a engrandecer a nuestro país y a luchar por unas convicciones que, el Plagiador de Tesis, es incapaz de hacer,

Como muy bien decía esa frase, uno tiene que luchar contra vivos, nunca contra muertos, ya que profanar tumbas, vilipendiar restos humanos y presumir de ello, es un síntoma, que sólo tiene una palabra para describirlo, esa es ‘Cobardía’.

Se atreve a desenterrar el cadáver de Francisco Franco, que fue Jefe del Estado Español y que merece los honores inherentes al cargo que ocupó en su día. Pero no se atreve a poner en su sitio, por ejemplo, al presidente Torrani a sus secuaces por la simple razón de que están vivos. ¿Cómo llamamos a esto, Valentía? No se atreve a enfrentarse al problema de los asaltos a nuestras fronteras, ¿Seguimos hablando de valentía?

Dobla el espinazo ante los ataques al idioma español en toda España ¿Se trata de, Valor sin Límites? La persecución de la religión católica y sus bases ¿Lo llamamos, arrojo? El adoctrinamiento de nuestros escolares ¿Lo llamamos, heroicidad? El saqueo de los fondos del Estado para beneficiar a las Autonomías y sus chiringuitos ¿Lo llamamos, beneficencia? Al sometimiento a la enseñanza del Islam en los colegios ¿Lo llamamos, Sin Miedo?

Usted, Sr. Sánchez, no hubiera servido ni para malo en una historia de Roberto Alcázar y Pedrín. Usted, como mucho, aparecería en esas viñetas como el que está esperando ver quién es el perdedor, para atizarle más, a la espera de que alguien le dé una recompensa.

He estado repasando su trayectoria y no he podido encontrar ningún hecho que demuestre valor, ni uno solo. Siempre se pone del lado del vencedor, o del que le pueda resultar más rentable. Su ideario está claro, diáfano, y además parco en palabras. Su lema y razón de ser es este: yo, yo y siempre yo.

Ya se que anda usted muy ocupado viajando, de gratis total, perdón, me he equivocado, cobrando por ello, pero cuando está en el avión en vez de preocuparse por hacerse fotos, y ponerse del lado que más le favorece, lea, si, lea, no es malo y si le resulta muy pesado o le cuesta buscarle el significado a lo que lee, siempre habrá algún ‘negro’ o ‘asesor’ que le puede hacer esa labor tan ingrata.

Pero al leer, lea Historia, si Historia, esa que usted odia tanto, que quiere borrarla y hacer una nueva. Aunque no se lo crea, igual aprende algo. Además, puede estar tranquilo, todos los que aparecen en la Historia, o gran parte de ellos, están fallecidos, por lo que nada tiene que temer. Los muertos no agreden, pero hay infinidad de gente a la que usted ataca cobardemente con la profanación de las tumbas que no se lo perdonarán.

Nos queda la esperanza de que VOX le enseñe que hay que respetar a nuestros muertos y a nuestra Historia.