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viernes, 19 de abril de 2024 | Última actualización: 18:17

Los vértigos posicionales dos veces más probables en mujeres a partir de los 50 años

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Con la maniobra de Epley, casi un 80% de los pacientes superan este episodio

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La sensación de estar continuamente en una noria imposibilita hacer una vida normal. Son los temidos vértigos que implican percibir un movimiento sin que realmente se produzca, ocasionando desequilibrio e inestabilidad. El vértigo es una de las causas más frecuentes en las consultas hospitalarias. Una patología que tiene solución pero que hay que afrontarla con paciencia y siguiendo las indicaciones médicas para que el paciente no caiga al suelo y pueda lastimarse.

El más común es el posicional, que se produce asociado a movimientos o giros de la cabeza y dura entre escasos segundos y varios minutos, y son las mujeres, sobre todo a partir de los 50 años, las que más padecen esta patología, duplicando el porcentaje en los hombres. Una manifestación exclusiva de este tipo de vértigo es que estos mareos se experimentan cuando la persona cambia de posición en el espacio, por ejemplo, al agacharse o al levantarse.

Tal como explica la doctora Bárbara Meliá, otorrinolaringóloga del Hospital Vithas Nisa Rey Don Jaime de Castellón, "los vértigos posicionales consisten en una alucinación del movimiento cuyo origen se encuentra en el oído. Las personas con vértigo sienten como si realmente estuvieran girando o moviéndose, o como si el mundo estuviera girando a su alrededor, generando una impotencia total para poder realizar tareas cotidianas como andar o conducir".

El vértigo generalmente proviene de un problema en la parte del oído interno responsable del equilibrio (laberinto vestibular). El denominado vértigo postural paroxístico benigno ocurre cuando unas partículas pequeñas denominadas «otoconias» de una parte del oído interno se sueltan y caen en los conductos del mismo.

Un correcto diagnóstico y tratamiento por parte de un otorrino resulta fundamental. En el caso de los vértigos posicionales, que se suelen diagnosticar ocularmente con el paciente tumbado en la camilla y sometido a una serie de giros de cabeza, el tratamiento consiste fundamentalmente en maniobras de recolocación de las otoconias (maniobra de Epley entre otras).

"Normalmente -afirma la doctora Meliá-, en una sola sesión se suele solucionar el problema, o por lo menos el paciente ya nota mejoría, si bien en algunos casos es necesaria una segunda o tercera visita. El índice de recidiva o reaparición en estos vértigos a los tres meses se suele situar en un 25%, por lo que hay que volver a realizar las maniobras. Una vez que están en su sitio, esas partículas no causarán vértigo".

El principal consejo que se suelen dar a estos pacientes para prevenir futuros mareos es evitar movimientos bruscos durante los primeros días después del tratamiento. "El paciente, durante los siguientes días a la maniobra debe empezar a hacer vida normal, pero con mucha precaución. Durante varios días después del tratamiento, no hay que dormir sobre el lado que desencadena los síntomas, y a la hora de levantarse debe hacerlo despacio, permanecer sentado en la cama hasta que la vista esté fija y no sienta ningún mareo", subraya la doctora Meliá.

Si el vértigo reaparece, se puede volver fácilmente a perder el equilibrio, caer y lastimarse. Para evitar esta situación, "hay que sentarse inmediatamente nada más percibirse el mareo, evitar los movimientos o cambios de posición repentinos y evitar las luces brillantes, la televisión y la lectura durante un ataque de vértigo", concluye la otorrina del Hospital Vithas Nisa Rey Don Jaime.