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viernes, 29 de marzo de 2024 | Última actualización: 13:46

Tres de cada diez mayores de 60 años sufre algún grado de disfunción eréctil y se asocia a mala salud cardiovascular

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Sólo el 10% de los casos tiene un origen psicológico y tras 2-3 años de DE es muy habitual un problema coronario

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Tres de cada diez varones mayores de sesenta años sufre algún grado de disfunción eréctil. Tradicionalmente ha existido cierta tendencia a asociar esta disfunción a un factor psicológico. Sin embargo, la explicación médica se desliga de esta afirmación y apunta a una mala salud cardiovascular como motivo principal de la disfunción eréctil.

La importancia de la disfunción eréctil trasciende su alcance sexual, pues los problemas de erección actúan como signo centinela de una mala salud cardiovascular.

Si usted sufre disfunción eréctil (DE) tiene una altísima probabilidad de padecer un evento coronario -infarto de miocardio sería el más común- en el plazo de tres años. Así se desprende de un estudio del 2006 (estudio COBRA) realizado de forma conjunta por especialistas en urología y cardiología. Los autores (Montorsi y colaboradores) concluyen que la mayoría de los pacientes presentan un problema coronario 2-3 años después de presentar síntomas de disfunción eréctil de origen vascular. "Esto es importante ya no sólo por el fallo eréctil y su tratamiento, sino porque la atención a la disfunción eréctil permitirá controlar factores de riesgo que, de no ser atendidos, pueden abocar al paciente a un problema cardiaco", asegura el Dr. Luis García Reboll, urólogo del Hospital Vithas 9 de Octubre..

Tradicionalmente, la disfunción eréctil -incapacidad de conseguir la suficiente rigidez en el pene para mantener relaciones sexuales plenas y satisfactorias tanto para el paciente como para su pareja- ha sido tratada durante muchos años como un problema sexual con connotaciones psicológicas en su naturaleza hasta el punto de considerar la causa psicológica como la causa más frecuente de disfunción eréctil. Los avances en esta área de la urología han demostrado que este planteamiento es erróneo o, al menos, incompleto. De entrada, explica el Dr. García Reboll "en general, se ha demostrado que sólo uno de cada diez casos tiene un origen psicológico; el resto obedece a causas orgánicas y, de ellas, las vasculares son con mucho las más frecuentes".

SIGNO DE DETERIORO VASCULAR

Pero el gran giro respecto al abordaje de la DE radica en su vinculación directa con la salud cardiovascular. "Es una manifestación más del deterioro vascular y nervioso asociado a la edad". Tanto es así que salud cardiovascular y disfunción eréctil comparten los mismos factores de riesgo: obesidad, sedentarismo, hipercolesterolemia, diabetes, hipertensión arterial y, por supuesto, consumo de tóxicos como alcohol o tabaco.

Esta relación directa otorga a la DE el papel de signo centinela que pone en guardia frente a un posible deterioro de la salud cardiovascular. Y así, cuando el vaso sanguíneo más grande del organismo -el pene- tiene problemas para que la sangre llegue a todos sus capilares algo anuncia que el sistema vascular no está en su mejor momento.

ADELANTARSE A LOS DAÑOS ESTRUCTURALES

Como en el resto de factores que ponen en jaque la salud cardiovascular -colesterol, hipertensión, etc.- el diagnóstico precoz que permita tratar el problema cuanto antes es fundamental.

En el caso de la disfunción eréctil se busca tratar el daño funcional antes de que se produzcan daños estructurales. "El endotelio, o tejido que recubre el interior de los vasos sanguíneos", explica el Dr. García Reboll, "es muy sensible a factores de riesgo como niveles altos de azúcar, de lípidos o hipertensión arterial. Éstos actúan como agentes inflamatorios y provocan en las células del endotelio una pérdida de capacidad para contraerse y dilatarse que, de no tratarse, puede acabar produciendo daños estructurales sobre los que ya nada se puede hacer".

Los varones de más de cincuenta años con algún factor de riesgo cardiovascular añadido constituyen el perfil más habitual de persona que sufre DE y que debe acudir cuanto antes al especialista para minimizar los daños de esta patología.

PORQUÉ IR AL URÓLOGO

Durante muchos años la responsabilidad del urólogo en la salud de sus pacientes quedaba encorsetada en el control de la próstata y en la realización de pruebas de cribado frente a un posible cáncer. "Hay que cambiar esta concepción, el urólogo debe ser corresponsable de la salud integral de sus pacientes", asevera el Dr. García Reboll

En este sentido, cobra especial importancia el control de los niveles de testosterona, hormona que tradicionalmente se ha asociado de forma exclusiva a la función sexual del hombre pero que resulta decisiva en el control, por ejemplo, de la osteoporosis, en el mantenimiento de unos músculos fuertes, de una proporción adecuada entre músculo y grasa, actúa también en el mantenimiento de ciertas funciones cognitivas, etc.

"Con los años, los niveles de esta hormona descienden y hay que controlarlo para descartar, por ejemplo, un envejecimiento precoz o andropausia en el hombre", afirma xxxx.

El estudio de la próstata, el seguimiento de la función eréctil como signo centinela de la salud cardiovascular y el control del descenso de testosterona son, en opinión del Dr. García Reboll, los pilares en los que debe asentarse la atención urológica, de manera especial en pacientes de más de cincuenta años.