Vicente Vidal. Portavoz adjunto de Cs en el Ayuntamiento de Castellón.
Las crisis, los malos momentos y sobre todo, la soledad es lo que más nos hace pensar. El coronavirus, ese enemigo social que un día nos presentaron y con el que llevamos conviviendo única y exclusivamente más de 40 días nos ha puesto a prueba y sobre todo, nos ha dado una lección. Una lección de humildad sobre todo, para quienes hasta ahora no se han dado cuenta que la solución no es la soberbia, sino la responsabilidad desde la credibilidad, la confianza y el consenso.
En esta crisis sociosanitaria sin precedentes, seguro que habrá habido víctimas que cumpliendo el protocolo establecido en la más estricta soledad, habrán pensado en aquel hijo que un día le negaron todo excepto la legítima. Entonces haciendo examen de conciencia, es cuando se ve la vida pasar mientras coges el arrepentimiento de la mano y decides que ya nunca vas a soltar.
Eso mismo le ha pasado a nuestros gobernantes. Tanto a nivel nacional, autonómico como local. Se creyeron todo poderosos, activaron el patriarcado institucional, ese que tanto cuestionan pero al mismo tiempo practican, interviniendo con mando único desde el gobierno Nacional, todas y cada una de las administraciones. Hoy 40 días después de haber decretado el Estado de Alarma, aunque cueste decirlo, los españoles hemos dado una lección de responsabilidad y Pedro Sánchez ha reconocido improvisación, Pablo Iglesias ha pedido perdón a los niños, Ximo Puig y Ana Barceló han pedido perdón a los sanitarios y Amparo Marco nos pide unidad a la oposición frente a la emergencia social. Una unidad que desde Ciudadanos hemos ofrecido en reiteradas ocasiones pero que además de leal ha sido y es exigente.
Después de 40 días de confinamiento hemos asistido a encontronazos dentro del propio Gobierno por las cuotas de poder y los personalismos, innumerables improvisaciones, reiterados errores y los intentos por imponer el espionaje y coartar la libertad de expresión y de prensa. Ahora, los diferentes ejecutivos se ponen de acuerdo en reclamar unidad y consenso a la oposición.
Los gobiernos han actuado en esta crisis sociosanitaria y económica con la misma autoridad que actúa un padre sobre su hijo sin embargo, cuando esa supremacía moral se tambalea porque nunca fue lo que debiera, vemos que otro escenario se abre porque todos somos legítimos, todos contamos, todos somos necesarios. Gobierno y Oposición, por supuesto desde el lugar que ocupamos tal y como decidieron los españoles y los castellonenses en las urnas. Pero igual que un padre hace examen de conciencia para encontrar el perdón del hijo con algo más que palabras, eso también lo tendrán que hacer los diferentes gobiernos con todos los españoles y castellonenses porque, en parte, podemos admitir socializar el fracaso pero no podemos permitir ni un intento más de 'ineptocracia'
Ay este Castellón mío este Castellón nuestro... Ay ay!
Ay esta España mía, esta España nuestra... Ay ay!
