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jueves, 25 de abril de 2024 | Última actualización: 21:31

El debate sobre la legalización o no de la marihuana sigue abierto

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Todas las leyes que entran en vigor afectan de una u otra manera a los países con los que hace frontera el país que las aprueba aunque gracias a la globalización se podría decir que todas las nuevas leyes afectan al resto de países casi a nivel planetario. Incluso si hablamos de un tema tan aparentemente prosaico como las semillas de marihuana y su legalidad o no, veremos que los países se observan con lupa a la espera de descubrir la piedra filosofal en lo que se refiere a la lucha contra el narcotráfico o a la aplicación de una nueva terapia más barata y menos invasiva. Y es que en el tema de legalizar o no la marihuana se mezclan ingredientes tan dispares como investigaciones de universidades prestigiosas, recaudaciones millonarias, la sostenibilidad del sistema penitenciario o los estereotipos más inamovibles. Por no hablar de que esta discusión siempre arrastra consigo y pone en la palestra la permisividad con que miramos sustancias como el alcohol o el tabaco, que han demostrado sobradamente ser nocivas y sin embargo son absolutamente legales.

Hace muy poco cuatro senadores y el viceministro de justicia colombiano viajaron a Colorado para ver con sus propios ojos los resultados de la legalización de la marihuana en este estado, en el que el Departamento de Hacienda ha recaudado 23,5 millones de euros gravando esta sustancia. De hecho, esperan cerrar el año fiscal con una recaudación de más de 55 millones de euros. Estas cifras son increíbles, pero si además imaginamos lo que gasta Colombia en una lucha demostradamente estéril contra lo que allí llaman el “narcoterrorismo”, quizás sea el momento de entender que cambiar de manos el control de la sustancia (de los criminales al estado) sólo puede traer ventajas.

Regular el mercado, controlar el producto, y distribuirlo crearía puestos de trabajo y garantizaría la calidad de las plantas y el acceso a la información importante sobre esta sustancia, además de arrebatar los increíbles beneficios a los que ahora actúan al margen de la ley. Y es que este mundo sin fronteras debería servir justamente para eso: para aprender de aquellos que han tenido la valentía de probar nuevos caminos, y la fortuna de que haya funcionado.