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jueves, 18 de abril de 2024 | Última actualización: 15:09

Veintitantos días del gobierno Sánchez

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

Han quedado muy atrás los tiempos en que se concedía cien días de respeto antes de empezar a juzgar a un nuevo Gobierno. Hoy en día las cosas ocurren tan rápido que todo parece estar muy claro desde el minuto uno, particularmente  por la forma en que se desarrolló la Moción de censura y por las decisiones que dede su comienzo tomaron Sánchez y sus ministros.

Cuando el Gobierno de Rajoy estaba acabando sus días  y apenas lo presentíamos, España bullía con una serie de asuntos cuya solución parecía urgentisima.

 -Los jubilados se manifestaban multitudinariamente para lograr un aumento de sus pensiones difícil de compatibilizar a corto plazo con unos presupuestos aceptables por la UE y a largo plazo con los índices de natalidad de nuestro país.
  -Aunque el desempleo había bajado espectacularmente desde la salida del gobierrno de 'ZP, 'la cuestión seguía siendo la principal preocupación del país, por delante de los políticos, de la corrupción y la miseria.
  -La pobreza seguía siendo grave por que afectaba no solo a los parados sino también a no pocos trabajadores que no llegaban a fin de mes y que tenían problemas de vivienda y de las muchas cuestiones vinculadas a ella tales como el pago de la energía de coste abusivamente creciente, las hipotecas, los desahucios, etc.
  -Las mujeres y los hombres seguíamos manifestándonos para corregir no solo la violencia machista sino también para alcanzar la igualdad salarial de ambos géneros.
  -El separatismo catalán podría figurar al comienzo de la lista de nuestras preocupaciones, con la autonomía dividida, con una decena de separatistas encarcelados y media docena de fugados por diversos países europeos. Con un artículo 155 a punto de cancelarse pero con una Generalitat y un Parlament  actuando al borde de una nueva recuperación del polémico artículo de nuestra Constitución. Secuela de ello era el desprecio progresivo del idioma español en Cataluña y la cesión de los medios informativos a manos de las minorías secesionistas.

Pues bien, todos estos problemas que parecían tan urgentes parecen haber caído en el olvido al verse sustituidos por otros o camuflados bajo falsas tapaderas.

Al regalarnos un "Gobierno bonito" con casi el doble de mujeres que de hombres (una ratio por encima de todos los países de Europa y probablemente del mundo), el problema de la desigualdad y de la violencia parece haber quedado borrado de un plumazo. Por cierto, un gobierno plagado de valencianos  uno de los cuales, Huerta, duró una semana y el otro, Planas, estuvo a punto de verse también defenestrado.

Lo urgente ha pasado a ser acoger refugiados o inmigrantes ya sea los que rechaza Italia y Malta  o los que llegan en pateras como consecuencia del efecto llamada provocado por el Aquarius, por la supresión de las temibles concertinas de las vallas de Ceuta y Melilla y por el anuncio de conceder sanidad universal a todos los sinpapeles.

Lo más urgente ha pasado a ser retirar del Valle de los Caídos, los restos de Franco reabriendo el espinoso tema de la memoria histórica que creíamos ya resuelto.

Urgentisimo también ha resultado ser el acercamiento de los presos tanto de los golpistas catalanes como de los terroristas vascos. En realidad en ambos casos, lo perentorio era establecer un diálogo en virtud del cual fuera posible devolver el enorme favor que catalanes y vascos prestaron a Sánchez el dia de la Moción.

En su afán por crear un nuevo clima con Cataluña, el Gobierno aprueba  la reapertura de Diplocat y de las principales "embajadas" en Washington, París, Londres, Berlín y Roma como preludio de las otras muchas que rebrotarán en breve.

Y de paso, que Torra y los independentistas catalanes hagan los mayores desprecios  al Rey de España tanto en Tarragona con la inauguracion de los Juegos Mediterráneos, como en Gerona con la concesión de los premios semi-clandestinos de la Princesa de Gerona. Lo urgente es que las emisiones de RTV catalana puedan ya ser captadas desde Francia.

A la luz de todo lo dicho, lo urgente va a ser subir los impuestos de cada uno de nosotros para pagar los gastos de todas las nuevas urgencias.

Visto el estado en que Sánchez llegó a la Moncloa, se volvió prioritario aplicarle un plan de recuperación de imagen que incluyera carreritas por el jardín, caricias a su mascota, besos y abrazos con los lideres europeos ("el nuevo chico ha llegado"), las gafas de sol en el avión presidencial y los gestos manuales conciliadores ¡Ni Kennedy ni Obama lo igualarían!

Con tantas y tan variadas urgencias no nos debe sorprender que en los primerísimos días, este Gobierno recién nacido haya incluido un capítulo que facilite a los desesperados la forma de escapar de sus cuitas: la eutanasia.

Que no cuenten con nosotros ni para ésta ni para tantas disparatadas urgencias.