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sábado, 20 de abril de 2024 | Última actualización: 22:37

Desprestigio de las universidades

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Miguel Bataller. Ciudadano del mundo y jubilado.

Los políticos españoles están consiguiendo desde hace bastantes años, contaminar y desprestigiar cuanto encuentran a su paso o queda bajo su tutela.

No hay ninguno de ellos, que una vez en el ejercicio del Poder (en mayúsculas) no haya sido cómplice de todas las corruptelas o corrupciones llevadas a cabo, tanto en beneficio propio, como en beneficio de sus partidos o de los sindicatos afines a cada uno de ellos, sin mover un dedo para evitarlo.

Por eso hemos tenido tanto a UGT como a CCOO en la más absoluta penumbra durante diez largos años, avergonzados por sus actitudes en los ERES de Andalucía y en otros muchos puntos a lo largo y ancho de la geografía nacional.

Y ahora vuelven a escena en defensa de cualquier causa, sea la que sea, ajena a los intereses de los trabajadores, para aparecer en primera línea detrás de cualquier pancarta que reivindique algo, ya sea contra la violencia de género o la defensa de los intereses de los pensionistas.

Todo les sirve con tal de hacerse visibles en una sociedad que empezaba a olvidarse de ellos y habían renunciado a afiliarse ante la imposibilidad de ver atendidas sus reivindicaciones de una manera correcta y racional sin matices políticos interesados.

Pero como el desprestigio de los sindicatos y los partidos políticos ya estaba asumido y aceptado por la sociedad, ahora nos han sorprendido a todos los españoles, denunciándose entre ellos mismos unos a otros, por haber “engordado” sus “currículum universitarios”, con titulaciones inventadas y no acreditadas por ninguna Universidad o masters regalados.

Han conseguido desprestigiar a una de las instituciones más respetadas del estado: La universidad española.

 En mi opinión, ese desprestigio se inició con la multiplicación de centros universitarios en toda España, muchos de ellos sin la menor justificación al tener en cada Comunidad Autónoma mas que suficientes plazas y especialidades universitarias, para cubrir la demanda de la misma.

Pero poco a poco la calidad de la Enseñanza Universitaria Española, fue perdiendo en calidad, lo que ganaba en cantidad y precisamente por eso es muy significativo de que en muchos de los controles internacionales sobre este tema, no aparezca ni una sola Universidad Española entre las 100 primeras y tan solo dos de ellas entre las 250 mejor evaluadas.

Eso nos puede dar una idea del deterioro por el que ha pasado y está pasando, la Universidad Española en términos generales.

Pero el colmo de los colmos, han sido las denuncias llevadas a cabo entre los partidos, para denunciar la concesión injustificada de masters concedidos por Universidades de una manera irracional a cargos públicos.

O de subvenciones increíbles con cargo a otras Universidades para hacer estudios determinados para las mismas, obligándose a hacerlos con presencia en las mismas Universidades, sin haber aparecido nunca por allí.

E incluso vemos ahora altos cargos públicos en instituciones del Estado, alardeando de ser periodistas, cuando de hecho ninguna Universidad les puede avalar esa condición, por lo que podrían alardear de ser “junta letras” (como yo) pero nunca periodistas.

En definitiva, que en la guerra sucia entre políticos, han arrastrado al barro a instituciones que nunca debieron entrar en ese juego despreciable, de otorgar títulos o masters a quienes ni los merecieron ni los estudiaron.

Hay que limpiar tanta basura de nuestra sociedad y regenerar tanto a la clase política, como a la sindical y universitaria, para poder sentirnos de nuevo orgullosos de ser españoles.

Hasta la semana que viene.