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jueves, 28 de marzo de 2024 | Última actualización: 13:11

Corrupción (I)

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Pedro Tejedo. Abogado.

Ayer, nueve de diciembre, se celebró el Día Internacional contra la Corrupción. Esa fecha fue designada en el año 2003 por la Asamblea General de Naciones Unidas a fin de crear conciencia contra esa lacra que afecta a todos los países, y especialmente a los más pobres, pues la corrupción y la pobreza son factores que se retroalimentan mutuamente.

Por lo que se refiere a España no es necesario insistir en la gravedad y extensión de la corrupción pues todos sabemos de su existencia, pero sí cabe hacer algunas consideraciones sobre cómo enfrentarla:

En primer lugar, hay que desechar ese lugar común que viene a decir que los españoles, y los latinos en general, llevamos en nuestro ADN el gen de la corrupción. Esa afirmación, además de falsa como casi todos los lugares comunes, tiene efectos perversos pues, por una parte, disculpa la corrupción al aparecer el corrupto, más que como culpable, como víctima de su propia idiosincrasia identitaria (aunque aquí el hecho diferencial catalán desde luego brillaría por su ausencia; en materia de corrupción los nacionalistas catalanes habrían demostrado ser unos españolazos de tomo y lomo) y, por otra parte, esa explicación de la corrupción evita una eficaz lucha contra la misma pues se presenta como un mal inevitable.

En segundo lugar, ante un caso de corrupción que afecta a un determinado partido político no habría que reaccionar con el “todos son iguales”, pues esa conclusión no lleva sino a un estado de melancolía que conduce a la inacción.  Además, con ello lo que se consigue es que los casos de corrupción no afecten electoralmente al partido corrupto en cuestión. ¿Alguien duda de que si a los partidos políticos les afectara electoralmente, único mensaje que entienden, no lucharían de verdad por evitarla?

Si en una determinada CCAA la corrupción afecta a un concreto partido político lo lógico sería que se reflejara electoralmente. Sin embargo, vemos como en la Comunidad Valenciana el PP ganó las pasadas elecciones autonómicas con mayoría absoluta  llevando en sus listas a varias personas imputadas, de manera que si los diputados autonómicos del PP imputados por corrupción formaran grupo propio éste sería el tercer grupo parlamentario, por delante de Comprimís y Esquerra Unida, y el PP perdería su mayoría absoluta.

Como siempre, no hay cagadita del PP de la que su partido mellizo, el PSOE, no sea acérrimo seguidor, o viceversa; en materia de corrupción tanto monta el PP como el PSOE. Basta con irnos a Andalucía y donde aquí decimos PP, allí diríamos PSOE.

¿Y qué decir de los partidos nacionalistas? Igualitos que el PPSOE, por eso les resulta tan sencillo pactar con ellos. Los nacionalistas, además, con el agravante de justificar su rapiña envolviéndose en la bandera de su comunidad autónoma (para ellos nación) haciendo buena la famosa frase de Samuel Johnson que afirma que el patriotismo es el último refugio de los canallas.

Continuará … el artículo con una segunda parte y, por desgracia, la corrupción.