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jueves, 28 de marzo de 2024 | Última actualización: 14:31

Viejas nuevas soluciones

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Rafael Cerdá. Abogado.

El Presidente del Gobierno con mayor duración en el cargo, Don Felipe González Márquez (nada menos que casi 14 años) está siendo objeto por parte de su partido, el PSOE, de un multitudinario homenaje al cumplirse el 30 aniversario de su llegada al poder. En octubre de 1982, una mayoría arrolladora de votos y escaños, aupó al joven sevillano a la Presidencia del Gobierno de España, tomando posesión de su cargo el 1 de diciembre de aquel año. La llegada al poder de los socialistas supuso a juicio de los historiadores, el fin de la Transición y la plena culminación del proceso político que arrancó con la muerte del General Franco y la coronación del Rey Juan Carlos I, verdadero "Motor del Cambio" que dio la vuelta al país, permitiendo la creación de un régimen de convivencia entre todos los españoles.

El horizonte parecía despejado en aquellos días, y pocas semanas han acumulado tanta ilusión, esperanza y ganas de consolidar la joven Democracia. A título personal tengo un lejano recuerdo de aquellos días, sólo tenía ocho años y en poco podía influir el cambio político en la vida cotidiana de un estudiante de 3º de EGB. Sí que recuerdo con nitidez un comentario de mi abuelo: "Estos chicos han llegado para quedarse...". González ganó las siguientes Elecciones Generales en los años 1986, 1989 y 1993, sin revalidar la mítica mayoría de 202 escaños en el Congreso de los Diputados. Finalmente en marzo de 1996, y con los casos de corrupción llamando a su puerta (¿se acuerdan de los GAL, Luis Roldán, FILESA, Mariano Rubio,...?), por un victoria mínima, el Partido Popular de José María Aznar desalojó a los socialistas del Poder tras casi catorce años de su ejercicio.

Hace muy bien el Partido Socialista Obrero Español en conmemorar aquella mítica victoria de 1982. El pasado es una buena escuela para no repetir errores en la gestión política, sin embargo utilizar la nostalgia de aquellos tiempos en la despensa de soluciones para el presente, no es una apuesta equivocada, es más bien una estrategia suicida. Cada tiempo tiene su circunstancia, y a los protagonistas de cada momento histórico se les juzga por la capacidad de aportar las mejores soluciones frente a aquellos problemas de la sociedad en las que le toca vivir. González y los suyos tuvieron su momento, y peor o mejor, cumplieron con su papel. Ahora, ya entrando en la segunda década del siglo XXI, el actual Secretario General del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, toma como modelo la política de 1982, y deja entrever que González podría tener un papel relevante en el futuro inmediato del partido socialista. Factor que es indicativo de la profunda debilidad interna del partido, y de la incapacidad de dotarse de una estrategia   mínimamente coherente, como el mantener la calma y no entrar en luchas cainitas absurdas.

Sólo una visión alejada del sectarismo consistente en dejar de ver a la sociedad como proveedora de votos, y abrirse a las reales necesidades de la clase media, a finales del año 2012, evitará que el pasado ahogue el presente y anule el futuro.