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jueves, 28 de marzo de 2024 | Última actualización: 13:34

¡Qué significa para mí cada 18 de julio?

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Miguel Bataller. Ciudadano del mundo y jubilado.

El sábado por la mañana, después de desayunar y como suelo hacer sistemáticamente, me dirigí al quiosco donde habitualmente compro la prensa a diario.

No sé porque razón, también como de costumbre, cogí el Marca, La Razón con la revista “QMD” que le encanta a mi esposa (esa es la razón de elegir el periódico) y Diez Minutos (también de su interés por sus pasatiempos) y con todo el material de lectura habitual de cada fin de semana nos vinimos a casa.

Habitualmente suelo mirar todas las portadas de toda la prensa diaria en las estanterías, por si me llama la
atención algún titular y también lo hice esta vez.

Al llegar a casa, me percaté de la fecha (18 de julio) y me puse a reír.

¡Así que son las cosas de la vida!

Para las personas de mi generación esa fecha siempre tuvo un significado muy lamentable, porque ese día en el años 1936, se inició una lamentable guerra fratricida entre españoles, que tuvo como consecuencia un millón de muertos.

No quiero entrar en consideraciones políticas ni militares, porque todos se equivocaron, los políticos asesinando a sus adversarios y los militares levantándose contra un poder político corrupto y criminal, cuando se hartaron.

Durante los treinta seis años posteriores al final de la Guerra Civil, el 18 de Julio era titular imprescindible y
festivo en todos los periódicos españoles.

Aún tengo presente en mi memoria los 25 años de paz, celebrados en 1964 en todo su esplendor y en plena fase de recuperación industrial y económica española.

¿Qué queda en la memoria de todos los españoles, que haga referencia a esa fecha y a lo que nadie haya
renunciado nunca, ni siquiera los más acérrimos comunistas o socialistas radicales?

¡La paga extraordinaria del 18 de julio!

Se han cargado las tintas a tope contra todo lo que representaba el franquismo, hasta el punto de sacar de su
tumba a Franco.

Simultáneamente, se ha intentado por todos los medios reescribir una Media Memoria Histórica, en la que al
revés de lo que ha ocurrido siempre en todo el mundo, los malos fueron los que supieron ganar la guerra
fratricida y los buenos los que nunca supieron perderla y motivaron que se empezara.

Con los años uno aprende a analizar los hechos y a llegar a sus propias conclusiones.

Y me apena comprobar que una fecha que fue tan importante hace apenas medio siglo, quede ahora en el
olvido y no sirva de lección para lo que no se debe repetir.

Me preocupa muchísimo, que quienes nos están Gobernando en estos momentos, que son los nietos o
biznietos de quienes desencadenaron aquellas persecuciones implacables contra la Monarquía de
Alfonso XIII, vuelvan a recurrir a las mismas armas que en 1931.

Juan Carlos I ha incurrido en errores económicos probablemente graves, pero también ha prestado unos
servicios a España de primera magnitud evitándonos problemas gravísimos en su día y fue junto a Adolfo
Suarez y Felipe González, con la inestimable colaboración de Gutiérrez Mellado, el artífice de una Transición que parece que les resulta indigesta a quienes forman parte del actual Gobierno o lo apoyan condicionalmente cuando necesitan de sus inestimable colaboración para destruir España en cumplimiento de sus objetivos a largo plazo.

Felipe VI nuestro actual Rey, en todas sus actuaciones desde su subida a la Presidencia del Estado, ha tenido una conducta impecable incluso tomando decisiones justas, pero que perjudicaban a su padre y renunciando a algo a lo que sin ninguna duda nunca renunciarían ni Pedro ni Pablo.

Si se pudieran poner en los dos platos de la balanza política, los aciertos y errores de nuestro Rey y los de los
responsables políticos del actual Gobierno, Pedro y Pablo ya tendrían que haber dimitido hace tiempo, porque cada día que pasa nos siguen hundiendo en la miseria.

No sé si fruto de su ineptitud, de su falta de preparación, de su malicia perversa o de su torpeza irresponsable o incluso de todas ellas a la vez.

A mí, al menos este 18 de Julio me ha servido para acordarme de la Historia de España que he vivido en mis setenta y cinco años de vida, sin que me la tengan que explicar tergiversada estos pobres ignorantes en el mejor de los casos o estos canallas desalmados si todo eso lo hacen a conciencia y sabiendo lo que persiguen, porque por ese camino sólo podemos llegar a otra confrontación fratricida de terrible resultado para todos los españoles.

Hasta la semana que viene amigos y lo que os acabo de escribir es la Historia de España de los últimos sesenta años contada en primera persona por un español que nunca se vio implicado en la política, pero ni ciego, ni mudo ni tonto.