Enrique Domínguez. Economista.
La sociedad, conforme ha ido mejorando en calidad de vida, también ha idoincrementando y sofisticando las medidas, las acciones que puedan ayudar a reducir la posibilidad de percances, de accidentes de cualquier tipo y forma.
Podría uno pensar que, ciñéndonos al aspecto laboral, las medidas de seguridad, de higiene, de formación en prevención de riesgos, aumentan y mejoran, reduciendo las incidencias desagradables: los accidentes, bien en la propia jornada laboral, bien yendo a la misma, in itinere.
También se podría pensar que las empresas son cada vez más conscientes de la necesidad del cumplimiento estricto de la normativa que, en cada caso, exija tal o cual trabajo.
También podría pensarse que conforme mejora la actividad económica también lo hace la siniestralidad laboral; es decir, disminuyen los accidentes de cualquier tipo en las empresas.
Podría pensarse también que los trabajadores son cada vez más conscientes de cumplir con las normas de seguridad que la ley establece y que su empresa cumple en medios y les exige que los utilicen. Recuerdo que hasta hace pocos años eran abundantes las intoxicaciones entre los trabajadores agrícolas que fumigaban contra las plagas de los cítricos por trabajar sin la ropa adecuada, sin mascarilla y, además, fumando o comiendo sin apenas lavarse las manos.
Pero, acudamos a las estadísticas de siniestralidad laboral. Ingenuamente, uno puede pensar que debería haber una relación más o menos directa entre la mejora de la actividad económica y los accidentes laborales; ello implicaría que su númerodebería reducirse desde el inicio de la recuperación tras la fuerte crisis.
Hasta ahora no he hecho referencia a un elemento que puede explicar la inexactitud de la afirmación del párrafo anterior: la creciente precariedad en el puesto de trabajo y la fuerte incidencia de los contratos temporales, parciales o por horas y su influencia en todo lorelativo a la seguridad e higiene en el puesto de trabajo.
Desde 2014 el PIB español, tras los descensos entre 2009 y 2013 ambos inclusive, ha iniciado una senda de crecimiento pasando del 1,4% en 2014 al 3,4% el año siguiente, 3,3% en 2016, 3,0% en 2017 y en torno al 2,6% en 2018.
Estas cifras positivas en el comportamiento de la actividad económica española y, por ende, de la provincia de Castelló, han supuesto, en cambio, una evolución al alza en el número total de accidentes de trabajo en Castelló según la fecha de baja médica y con datos del Institut Valencià de Seguretat i Salut en el Treball (Invassat): 4.466 accidentes en 2014, 4.527 en 2015, 5.920 en 2016, 6.381 en 2017y 6.860 accidentes entre noviembre de 2017 y octubre de 2018 a falta de datos completos de 2018. Incluso los accidentes graves pasan de 21 en 2014 a 40 en 2017.
Por su parte, los accidentes in itinere también han aumentado pasando en la provincia de Castelló de 476 en 2014, a 513 en 215, 560 en 2016, 667 en 2017 y 740 entre noviembre de 2017 y octubre de 2018. Los cinco accidentes graves de 2014 pasan a 6 en 2017.
Del total de contratos formalizados en Castelló en 2014, solo el 9,73% fueron indefinidos. En 2015, el 10,25%; en 2016, el 10,89%; en 2017, el 11,17% y en enero-noviembre de 2018 el 13,96%. A pesar de ir al alza, la mayor parte de los contratos son temporales.
Aunque un simple análisis estadístico dice poco de la enjundia que rodea a la siniestralidad laboral y sus causas, sí es cierto que la precariedad y, sobre todo, la contratación parcial dejan poco tiempo para el conocimiento y la formación adecuados en todo lo relativo a seguridad y que el interéspor parte del empresario y del trabajador sea menor. ¿Qué piensan ustedes?
