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viernes, 29 de marzo de 2024 | Última actualización: 13:58

La Dictadura Digital

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Luis Andrés Cisneros.

Juvenal (Décimo Junio Juvenal), poeta romano nacido en Aquino, 60 y muerto en Roma en 128, fue un autor conocido, sobre todo, por sus dieciséis sátiras. Sus obras compartieron tiempo con Lucilio, Horacio y Persio, entre otros. Pues bien, Juvenal, fue el autor de una célebre frase que dice:

‘La censura es indulgente con los cuervos, pero no da cuartel a las palomas’.

Eso ha ocurrido a lo largo de los siglos, ya que la censura está presente desde el inicio de la Humanidad y que, como todos sabemos, es la ‘acción de examinar una obra destinada al público, suprimiendo o modificando la parte que no se ajusta a determinados planteamientos políticos, morales o religiosos, para determinar si se puede o no publicar o exhibir’.

Históricamente la censura más lacerante e intransigente se da en los regímenes totalitarios, mientras que es prácticamente inexistente en las democracias occidentales. De lo que podemos deducir que, en aquellos Estados donde existe la censura, los ciudadanos están sometidos a los designios y caprichos de una oligarquía dominante.

Ante el axioma enunciado en el párrafo anterior ¿Podemos deducir que en España no hay democracia real? La respuesta, queridos lectores, la tienen ante sus propios ojos, a la vista de los casos flagrantes de vulneración de las libertades que hemos ido perdiendo, año tras año en nuestro país

Pero no sólo este fenómeno es imputable a nuestra nación. La anulación de las libertades individuales está sucediendo en todo el hemisferio occidental, que era, hasta hace poco, el garante de los valores y libertades que han hecho de nuestra cultura el faro que alumbró los mayores logros de la Humanidad, precisamente por su defensa de los derechos individuales.

Las dictaduras se distinguían por llegar al poder a través de la fuerza, bien con un golpe de estado o por la manipulación de las masas. En casi todas las ocasiones, el uso de la violencia, el derramamiento de sangre, las torturas y el desprecio más absoluto hacia todos aquellos que no eran del parecer de los golpistas, eran las señas de identidad de los cambios de régimen.

En ese preciso instante, los que se habían hecho con el poder, desplegaban una férrea censura que cercenaba cualquier libertad de información o de opinión. Para llevarla a cabo, era indispensable dominar los medios de comunicación y los resortes de la enseñanza, según preconizaba el comunista italiano Antonio Gramsci.

La aparición del fenómeno de Internet, hizo que se tambaleara la comunicación en todo el globo. La irrupción de las llamadas ‘redes sociales’ fue un halo de esperanza para la libertad individual, ya que permitía, a cualquier ser humano, expresar sus ideas con total y absoluta libertad y lejos de los corsés impuestos por las oligarquías dominantes. Fue entonces cuando, por ejemplo, la prensa en papel empezó a perder su poder y las televisiones vieron recortada su influencia sobre la gente.

¡Había que poner coto a esta situación¡ El monstruo de cuatro cabezas del globalismo mundial se puso manos a la obra. Primero regando con dinero a los, mal llamados, medios de comunicación. Recordemos los millones destinados a las televisiones españolas por el gobierno del Frente Popular.

Y luego dando todo el poder al GAFAT (Google, Amazon, Facebook, Apple y Twitter) que se han convertido en los verdaderos censores de las mentes humanas. Desde esas empresas y sus distintas ramificaciones, se han apoderado de todo lo referente a las sociedades mundiales; tienen toda la información que necesitan (pensamientos, economía, aficiones, gustos, etc.) lo que les permite manejar a su antojo al ser humano.

Por ejemplo, con la aplicación de mensajería WhatsApp, (propiedad de Facebook), se han metido hasta en las conversaciones privadas de todos nosotros, vulnerando nuestro derecho a la intimidad. Hay quien defiende esta intromisión en lo más profundo de nuestras casas, aduciendo que se trata de empresas privadas; también, por ejemplo Movistar o Vodafone son privadas, pero no pueden privar a nadie de sus servicios, como sí que hacen la banda del GAFAT.

Eliminan de sus redes sociales a cualquiera que disienta del pensamiento globalista o que discrepe de lo políticamente correcto. Curiosamente todas las personas o colectivos castigados por los Gran Hermano Orwelliano son gente vinculada a los que defienden los valores occidentales, cristianos y de defensa de la familia y las naciones. Ejemplo los tenemos a capazos, Trump, Orban e infinidad de usuarios de las redes que están siendo ninguneados y masacrados por estos nuevos Dioses del Mundo.

Tenemos que plantar cara y abandonar estos Gigantes Tecnológicos como forma de luchar contra la censura y luchar por las libertades individuales. Yo ya he empezado, he cambiado de WhattsApp a Telegram, un servicio de mensajería instantánea más eficaz y seguro que los usados hasta la fecha.

Para colmo, han creado unas empresas, que también viven de subvenciones que pagamos entre todos, para que nos digan lo que es verdad o lo que no. Y eso lo dictaminan seres que únicamente leen lo que se publica y deciden qué es cierto y qué no. Tenía más credibilidad el diario soviético Pravda que, al menos, no ocultaban que censuraban

Busquemos alternativas a la censura más feroz que nos asfixia.