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miércoles, 24 de abril de 2024 | Última actualización: 20:21

Un mundo nuevo

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

Apenas hace unos decenios, seguíamos pensando en un mundo euro céntrico en que nuestro pequeño continente concentraba gran parte de la actividad económica y cultural del globo, en que el viejo mito del rapto de Europa, exportada a los cuatro rincones del planeta, seguía siendo válido y en que solo los Estados Unidos, desde el prisma militar y científico, podían hacernos sombra.

En Oriente, tan solo Japón tenia relevancia industrial, en tanto que China y la India eran países tercermundistas cuya superpoblación no hacía más que aumentar su pobreza.

Ya por entonces, en el ultimo cuarto del siglo XX, comenzaba a pensarse que la línea transatlántica (es decir, la que une a la Costa Este de los Estados Unidos con Europa) empezaba a verse sustituida por la línea Pacífica que enlaza la Costa Oeste estadounidense con Extremo Oriente, y se miraba a la vieja Europa -de la que apenas Inglaterra, Francia y Alemania contaban: recuerden ustedes la portada del New Yorker de aquellos años- con una mezcla de ironía y desprecio, unos sentimientos que se resumían con el dicho de que, de no remediarse las cosas, pronto Europa solo tendría competencia y autoridad para aconsejar a qué temperatura deben servirse los vinos.

La CEE, luego transformada en Unión Europea, nació precisamente para hacer frente a ese reto, calmar los ánimos que siempre habían enfrentado a Alemania y Francia, y aunar el esfuerzo de casi medio centenar de países del viejo continente haciendo frente a los retos que se veían venir desde otras latitudes.

La iniciativa comunitaria, con ciertas dificultades, fue cobrando fuerza y en su medio siglo de vida creció desde los seis socios iniciales hasta los 28 existentes en Junio de 2016 a los que habrá que sumar los aun candidatos balcánicos y este europeos. Las crisis se han ido sucediendo cada década pero lo eran de crecimiento, y de cada una de las cuales la UE salía reforzada.

La crisis que hoy enfrenta la UE es de mayor calado y gravedad siendo su principal signo la salida del Reino Unido del club, una organización habituada a crecer y que nunca se había encogido. El Brexit no es el único problema de la Union que incluye otros de competitividad, de principios ( el rechazo de los refugiados), de populismos etc de los que ya hemos hablado en otras ocasiones.

De momento el Brexit ha provocado que la Unión haya dejado de ser el primer bloque económico mundial. La perdida del 18% del PIB que representaba el Reino Unido en el acerbo comunitario, la sitúa por debajo de los EE.UU., y quizá pronto de China.

La prensa más imaginativa hace un retrato robot de lo que pronto será el mundo y del reparto de tareas de sus diversas regiones: en ese nuevo mundo China será la fábrica, la India será la oficina, los EE.UU., el cuartel y Europa, particularmente la meridional, el asilo de ancianos.

De nosotros depende que esa profecía no se cumpla y que Europa sea capaz de encontrar el rumbo adecuado que le permita ser lo que siempre fue: el taller de creación de ideas para hacer frente a los tiempos que se avecinan.