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miércoles, 24 de abril de 2024 | Última actualización: 19:24

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

Reviso mentalmente mis columnas de este diario y tengo la clara impresión de que están escoradas a la derecha. Muestran una clara preferencia por los gobiernos conservadores en detrimento de los llamados progresistas.

Ello me lleva a aclarar que, en mi calidad de funcionario público, he tenido que trabajar casi durante medio siglo, tanto con gobiernos socialistas como con los de derechas (UCD, AP y PP). Si echamos cuentas veremos que desde los años setenta hasta hoy el PSOE ha ocupado el poder bastante más tiempo que sus rivales.

He sido diplomático y más tarde Embajador, bajo los gobiernos de Arias, Suárez, Calvo Sotelo, González, Aznar, Zapatero y Rajoy.

Diré más, aunque casi siempre me sentí conservador y nunca oculté mis ideas, creo que los socialistas me valoraron mejor y me ofrecieron puestos de mayor responsabilidad que los populares. Si hoy hubiera estado en activo, seguramente Sánchez me habría mantenido como Embajador en algún país de cierta importancia.

¿Hubiera aceptado? Desde pronto en mi carrera decidí que podría trabajar sin graves reparos morales con cualquier Gobierno excepto si triunfaba el comunismo o la ultraderecha. Hasta ahora no se había dado el caso. Sánchez con su debilidad política y sus 84 escaños, abre una nueva vía que le hace pactar con independentistas, terroristas y populistas de izquierdas en un popourri próximo al Frente Popular, más peligroso que el viejo comunismo.

Lógicamente, yo debería haber declinado cualquier oferta del actual gobierno. Pero hagamos un poco de ciencia ficción. De haber aceptado, habría tenido que cumplir instrucciones en materias con las que comulgaba, como la defensa de la unidad de España rebatiendo a Torra como lo hizo el Embajador de España en Washington, y en otras cuestiones con las que no estaba de acuerdo como por ejemplo, el abrir las puertas a refugiados e inmigrantes a quienes estaríamos obligados a mantener discriminadamente mejor que a nuestros propios compatriotas más desfavorecidos.
En otras cuestiones tales como el anti franquismo, la eutanasia, la educación, un Embajador tiene margen para expresar sin ambages sus propias convicciones.

En los últimos días hemos visto dos pasos principales en el gobierno español, particularmente llamativos: el encuentro en la Moncloa entre Sánchez y Torra y el nombramiento de un nuevo equipo directivo en la RTVE.

Debo confesar que yo, como Embajador, hubiera defendido un intento de diálogo con la Generalitat, pero no cualquier diálogo y desde luego no en la forma en que se ha realizado, de igual a igual, como entre dos presidentes de dos Estados, con Torra ayudando con la mano a Sánchez a entrar en la Moncloa (véase la portada de ABC del día 10/07), reiterando sus ansias independentistas, defendiendo la legalidad del ilegal referéndum del 1-O e insultando al Rey a quien --Torra dixit-- no piensa invitar a Cataluña, como si el Rey necesitara tal invitación.

Todas estas debilidades las hubiera reflejado sin ningún reparo ante las autoridades del país en el que hubiera estado destinado. Siempre lo he hecho así en el pasado y nunca he sido cesado por ningún Gobierno.

Respecto a la nueva RTVE hubiera dicho sin pudor que salvo algunas cadenas de radio (COPE, EsRadio) y algunas de televisión como la 13, aparte de considerable prensa como ABC, La Razón, El Mundo, Castellón Información, etc, que se mantienen de centro derecha o independientes, toda nuestra TV, radio y prensa está y ha estado siempre en manos del centro izquierda, cargando el acento cuando el PSOE ha estado en el Gobierno pero manteniendo parecido tono cuando lo abandonaba. Ello sin hablar de cadenas tales como la 4 y la 6.

El intento de ceder por parte de la RTVE a Podemos es uno de los gestos más viles de los habidos en cualquier Gobierno de nuestra democracia. Las consecuencias pueden ser devastadoras. Confiemos que no haya que pagar muchas otras facturas como consecuencia de los apoyos obtenidos por Sánchez en la Moción.
Pero bueno, el paso del tiempo es inexorable y no existe la marcha atrás. Por suerte no me ha tocado trabajar con un equipo tan absurdo como el que encabeza Sánchez.