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viernes, 29 de marzo de 2024 | Última actualización: 11:57

Bolsonaro desencadenado

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Juan M. Segarra. Compromís per Castelló.

Tres sencillas propuestas han sido el mantra repetido una y otra vez por el candidato del PSL (Partido Social Liberal) Jair Bolsonaro para conseguir una incontestable victoria en la primera vuelta de las presidenciales brasileñas; bajada drástica de impuestos, incremento de las medidas policiales para garantizar la seguridad y luchar de manera decidida contra la corrupción sistémica. Resultado: 46% de votos (más de 47 millones de brasileños y brasileñas le han dado su confianza).

Parecen medidas asumibles por cualquier sociedad en crecimiento económico expansivo que desea mantener la sala de máquinas a todo trapo, con el objetivo de situarse como una de las nuevas locomotoras mundiales en el ámbito económico. Pero la locomotora chirría. De hecho, hace tiempo que la locomotora paró en boxes y Bolsonaro, recordando los tiempos de gran bonanza, de inversiones sin fin, del Mundial de Fútbol, de las Olimpiadas de Río, ha aprovechado la circunstancia para recordar las vacas gordas, la corrupción de sus adversarios de izquierda y la incapacidad de las Fuerzas del Orden para mantener la seguridad en barrios humildes, gobernados por mafias, cárteles, bandas y demás grupos violentos y armados que han conseguido imponer su ley por encima de la del estado.

Una vez desencadenado ha mostrado su peor cara, a saber, racismo, machismo, misoginia, desinformación, mano dura…y ni así ha perdido un ápice de popularidad. El pueblo que votó en masa a Lula o a Rousseff, ha llegado al hartazgo, a la impotencia, a ver que aquellos en los que confió se corrompían igualmente y se les apareció un “mesías”, un tipo que les decía lo que querían escuchar, que no se resignaba a más de lo mismo y que, en esta época de las redes sociales, ha podido transmitir su rudimentario mensaje a la vez que difamaba, mintiendo en muchas ocasiones, a los adversarios.

A pesar de los intentos de suavizar sus arengas, de lavar la cara del militar en la reserva, de intentar dotar de alma a la bestia; una vez desencadenado, como si de la película de Tarantino se tratase, Jair es muy capaz de “aniquilar” a unos adversarios a los que desprecia y que harían bien en organizarse, desde la derecha tradicional, hasta todo los grupos de izquierda, para detener en el límite de la meta a un personaje que dinamitará Sudamérica y la democracia en el gigante brasileño. No causa entusiasmo Fernando Haddad, pero tiene hasta el 28 de Octubre para evitar el caos. Si no es así, el 29 será el principio de una era muy oscura para América Latina.