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viernes, 29 de marzo de 2024 | Última actualización: 21:59

Mi sueño de una noche de otoño

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Enrique Domínguez. Economista

El otro día tuve un sueño de lo más curioso, extraño y, según diferentes personas con las que lo he comentado, si no irrealizable, pues casi. Dándole vueltas al porqué del sueño he pensado que algo habrá tenido que ver mi interés por el futuro de la actividad turística en Castelló y el hecho de haber leído que el próximo año se inaugurará una nueva línea entre el aeropuerto de Vilanova y Colonia, y que ello atraerá en 2019 a unos nueve mil alemanes.

Pero, paso a relatarles el sueño. La verdad es que, a diferencia de otros sueños, éste lo recuerdo con pelos y señales como se suele decir.

En mi sueño yo soy natural y vecino de Colonia y mis abuelos eran españoles que emigraron a Alemania en los años sesenta del pasado siglo y se quedaron a vivir allí; eran oriundos de la provincia de Castelló. Al pensar en mis abuelos empiezo a desear conocer la tierra que les vio nacer y de la que tuvieron que marcharse para poder tener una vida más digna.

Por eso decidí ir a Castelló y, además de conocer el municipio del que emigraron, poder practicar mi deporte favorito, el senderismo, además de conocer su cultura artística, musical y gastronómica.

Cogí mi portátil y tecleé en san Google “turismo en Castellón” (en alemán, claro, pero ahora no recuerdo nada de ese idioma que, en mi sueño, hablaba como nativo).

Me apareció una web de la plataforma pro turismo en Castelló que, en perfecto alemán me describía muy sintéticamente lo que la provincia ofrecía y, a renglón seguido, me indicaba cómo quería llegar a Castelló. De las posibilidades que me ofrecia le indico que por avión y, automáticamente me salen los vuelos programados desde Colonia al aeropuerto de Vilanova, de ida y de regreso, su importe y cómo desplazarme desde el aeropuerto a diferentes lugares de la provincia. Elijo la capital y, a continuación, me indica la oferta hotelera y de apartamentos turísticos existente, sus precios y la posibilidad de contratar la estancia en ellos.

Y, por supuesto, también me señala la oferta en restauración, sus precios medios, si están abiertos e, incluso, en uno de ellos anotan que cerrará una semana en junio por asuntos profesionales. Y también la oferta de ocio y cultural existente en la ciudad perfectamente detallada.

Pero como quiero practicar mi deporte preferido, el senderismo, voy a la pestaña de actividades y me aparece un desplegable con más de quince productos turísticos ofertados. Encuentro el que busco y pincho. Me aparece toda la oferta de rutas y vías verdes existentes y, para cada una de ellas, me indica cómo desplazarme desde donde estoy y todos los detalles necesarios sobre la ruta según la fecha elegida para hacerla, además de imágenes de gran belleza; pero, además, me relaciona los establecimientos de turismo rural existentes, los restaurantes o entornos de encanto con toda la información necesaria sobre precios, fechas de apertura o platos típicos.

Y, por supuesto, me anotan los centros sanitarios por si los puedo necesitar y lo que como turista puedo solicitar y, en su caso, su importe. Además, indican los centrosexistentes de las diferentes religiones en la zona así como sus horarios de culto.

Por curiosidad, entré en otros productos turísticos y constaté la claridad, el detalle y, sobre todo la actualización y perfecta coordinación entre todos los sectores implicados en cada producto turístico. Por curiosidad, pinché en la pestaña de otros idiomas y, comprobé que estaba, lógicamente, en castellano, valenciano/catalán, euskera ygalego y también en francés, inglés, italiano, ruso, árabe y chino.

Cuando casi iba a salirme de la web con la clara intención de poner en práctica mi viaje, me sonó el despertador al que, como ya estoy jubilado, apenas le presté atención.

Pero como apunté al inicio, al comentar este sueño con amigos, algunos de los cualestienen establecimientos turísticos, me dijeron que era un sueño muy bonito pero prácticamente irrealizable por la falta de coordinación y de claro interés por todos los sectores implicados.

Lo triste es que cualquier empresa privada que se precie sigue a rajatabla un proceso similar de información para que sus clientes potenciales compren su producto y repitan. Parece ser que en el sector turístico esto lo puede hacer tal o cual empresa pero no el conjunto del sector con las economías de escala que ello supone y el beneficio global para la provincia. Da la impresión que cada uno solo colabora bien, y no siempre, consigo mismo.

¿Qué opinan ustedes? ¿Es un sueño irrealizable y demasiado idílico? ¿Es una ingenuidad supina pensar que todos los segmentos implicados puedan colaborar sin fisuras? ¿Tenemos, en fin, lo que nos merecemos? ¿Podemos aspirar a más?