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viernes, 29 de marzo de 2024 | Última actualización: 21:59

La nueva Era

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

Desde el dia de hoy se abre una nueva Era en la vida política, económica y social de España. No se trata de que entremos en una nueva etapa, sino que lo hacemos en una nueva Era que abarca un período mucho más extenso y profundo.

Es posible que en otras ocasiones de nuestra reciente Historia hayamos tenido la sensación de que llegaba un tiempo nuevo: así fue en el período comprendido entre 1975 y 1978 cuando se cerró la fase franquista, se restauró la Monarquia y echó a andar la España Constitucional.

Igualmente tuvimos la impresión de que llegaba un tiempo nuevo con la victoria socialista de González en 1982, el ingreso en la OTAN y en la UE y también con el comienzo del reinado de Felipe VI.

Es cierto que todas aquellas fechas fueron importantes para la construcción de la España moderna, democrática y constitucional. Pero lo que ocurre ahora supone el advenimiento de un gobierno de coalición entre un PSOE irreconocible, escorado hacia una izquierda radical y un partido que combina el comunismo de Garzón y algo que está aun más a su izquierda y que no me atrevo a calificar como es Podemos. Y todo ello con la colaboración indispensable de los separatistas catalanes y los filoetarras de Bildu. Una combinación que no se ha dado en España desde antes de la Guerra Civil y que es igualmente novedosa en la UE.

La sesión parlamentaria del día 5/01 fue muy didáctica. Allí hubo todo tipo de sorpresas, desde la procedente de la canaria Oramas y el cántabro Mazón/Revilla, jugándose el tipo por huir del voto de izquierda, hasta los insultos a nuestra democracia y nuestra Corona proferidos por los herederos de quienes asesinaron a 829 españoles de bien, pasando por la aparición de un nuevo representante del "Viva Cartagena", que ahora se llama "Teruel existe" y que protagoniza un tal Guitarte beneficiario de los favores socialistas y separatistas, residente en Valencia desde siempre.

De alguna forma, las elecciones de los días 5 y 7 eran engañosas. Daban la impresión de que España estaba numéricamente dividida entre dos bloques (de nuevo las dos Españas), prácticamente iguales: 165-167 y 18 abstenciones. Una España en que un solo voto hubiera cambiado todo. De ahí los esfuerzos vanos de Arrimadas pidiendo el gesto de un socialista valiente.

No era en absoluto así. En el grupo de quienes votaron NO al gobierno del Frente Popular de Sánchez se encontraban , bien es cierto, el PP, Vox y C,s pero también estaban JxCat y la Cup aparte de los navarros, los cántabros, los asturianos y los canarios. Entre los abstencionistas están ERC y Bildu que, si falta hubiera hecho habrían pasado a votar SI en el caso hipotético de que algún diputado socialista hubiera tenido un ataque de sensatez y hubiera cambiado de voto.

Pues ahí estamos, sumidos en el panorama político que ingenuamente nunca pensamos que llegaría. Vilmente engañados por un Sanchez que prometió por activa y pasiva que nunca pactaría con separatistas y que no podría dormir -como el 95% de los españoles- si tuviera que incluir a Iglesias y sus huestes en el gobierno.

Se abre una Era en que, excepto Sánchez en la Moncloa, todos vamos a ser insomnes dándole vueltas a qué va a ocurrir con nuestra España desde el punto de vista laboral, cómo y a qué ritmo crecerá el paro; cómo avanzarán las negociaciones en la mesa con ERC; qué se decidirá sobre el futuro de la desjudicialización y la politización del país y qué consecuencias tendrá sobre Puigdemont, Junqueras y los demás; qué medidas se tomarán sobre la educación y la vivienda; cómo se orientará la relación de España con los países bolivarianos y con Irán, los grandes benefactores de Podemos. Todo ello sin hablar de cómo acogerá la UE a semejante gobierno Frankenstein, cómo oscilará la Bolsa, la prima de riesgo, la deuda pública, el déficit público y cómo subirán los impuestos.

Sánchez habló de un gobierno de progreso y moderación. Sería una novedad histórica porque nunca algo que haya tenido que ver con el comunismo ha logrado progresar o ser moderado. En realidad para la mayoría de los españoles, el gobierno que se nos viene encima es falsario y traicionero.

Es cierto que los políticos tienen la mala costumbre de prometer el oro y el moro durante las campañas electorales y que tras ellas cumplen más bien poco. Sánchez se pasó de la raya. Prometió nunca pactar con populistas, separatistas y filoterroristas y apenas 48 horas tras las últimas elecciones, sin intentar cualquier alternativa, se abrazó -¡repetidamente!- a Iglesias y luego se arrodilló ante ERC Y Bildu.

Quizá piense el nuevo Presidente que de esta forma va a calmar el problema territorial . Si así fuera, parte del desaguisado estaría justificado. Lo más probable es que Cataluña siga bullendo y que España decaiga en todos los aspectos apuntados.

Sánchez y Lastra se atrevieron a llamar a los partidos de centro derecha -los únicos que pueden enmendar la deriva que llega- el Apocalipsis. Es como si hubieran querido conjurar el epíteto. No nos confundamos porque la España del Apocalipsis, de la decadencia y el desprestigio es la que traerá el presente gobierno.

Celebraría equivocarme.