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jueves, 28 de marzo de 2024 | Última actualización: 13:34

Investigadores de Fisabio estudian el desarrollo de bacterias intestinales en bebés de 0 a 1 año

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La investigación desmonta la teoría clásica que mantiene que al año de vida la composición de un bebé es similar a la de un adulto.

La introducción de los alimentos sólidos supone un revolución en la microbiota intestinal de los bebés.

Los cambios en la comunidad bacteriana de la madre también afecta a las bacterias que transmite al bebé.

Castellón Información

Investigadores de la Unidad Mixta de Investigación en Genómica y Salud de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunitat Valenciana (FISABIO) y el Institut Cavanilles de Biodiversitat i Biologia Evolutiva de la Universitat de València han realizado un estudio sobre el desarrollo de la comunidad bacteriana intestinal en bebés de 0 a 1 año.

Los resultados han demostrado que durante los primeros doce meses de vida del bebé se suceden numerosos cambios en la comunidad bacteriana intestinal, y en contra de la teoría tradicional, se ha descubierto que la composición microbiota de los bebés al año de vida es diferente a la de un adulto.

"Pese a que ya se han producido cambios importantes, al año todavía hay diferencias con la madre. Aún faltan meses y probablemente años para que la microbiota del bebé se iguale a la del adulto", afirma la Dra. Mª Pilar Francino, investigadora del área de Genómica y Salud de FISABIO-Salud Pública.

Para el estudio se han recogido muestras fecales de 13 bebés a la semana de vida, al mes, a los tres meses, 7 meses y 1 año. En total se han examinado 87 muestras que han sido procesadas por pirosecuenciación metagenómica.

La infancia es un momento esencial para la formación de la microbiota. "Los primeros colonizadores pueden tener consecuencias cruciales para el futuro desarrollo de la comunidad bacteriana. Hasta ahora no se había explorado la funcionalidad de la microbiota intestinal en los bebés y es importante entender cómo se produce el proceso de colonización del intestino en la infancia para luego entender la aparición de ciertas enfermedades en el futuro", añade la Dr. Francino.

Según este estudio, la introducción de los alimentos sólidos entre el tercer y el séptimo mes implica una revolución en la colonización bacteriana de los bebés.

"Con la introducción de la alimentación sólida, la composición bacteriana varía y se adapta a la nueva situación que supone el aumento de la nueva diversidad de nutrientes. Presumiblemente, esos cambios le van a permitir al bebé extraer toda la energía de la comida. En este punto se se va realiza un cambio gradual en la microbiota, que va adquiriendo una dirección clara hacia la de un adulto", sostiene la Dra. Francino.

"También hemos demostrado -añade la investigadora de FISABIO- en contra de las teorías tradicionales, que con la introducción de los sólidos, la riqueza de las especies no aumenta, sino que disminuye en principio porque algunas de las especies menos abundantes y que estaban adaptadas a las presencia de la leche materna, desaparecen. En cambio, las comunidades más abundantes, como las de Bifidobacterium disminuyen, pero no llegan a desparecer por completo. No obstante, más adelante aparecerán nuevas especies".

En el estudio también han participado las 13 madres de los bebés, de edades comprendidas entre los 29 y 42 años. Entre otros, el requisito para formar parte del mismo era que tuvieran intención de alimentar a sus bebés con leche materna por lo menos los tres primeros meses y que no hubieran tomado antibióticos en el último trimestre.

"Hemos detectado diversos cambios en la microbiota intestinal de la madre en los días anteriores al nacimiento y posteriormente al año. Ello es importante desde el punto de vista de que los cambios en la microbiota de la madre también afectan a las bacterias que transmite al bebe", puntualiza la investigadora de FISABIO y también miembro de la Escuela de Ciencias Naturales de la Universidad de California en Merced.

"Encontramos microorganismos en el meconio, en el líquido amniótico y en el cordón umbilical. Está claro que hay transferencia de bacterias de la madre al hijo, incluso en el útero, donde no la barrera de esterilidad no es completa, y por supuesto también durante el parto vaginal y a través de la leche materna, que no es estéril como se pensaba".

"Hemos analizado - resalta la Dra. Francino- el porcentaje de bacterias que están presentes en el bebé y al mismo tiempo también en la madre, aunque el porcentaje varía mucho de un bebe a otro. Hemos descubierto que no se trata de un proceso idéntico en todos los bebés, hay muchas diferencias que con el tiempo van disminuyendo".

"Así, la composición de la microbiota en los bebés de una semana de vida es muy diferente comparándola entre ellos mismos, pero según crecen hay más similitudes tanto a nivel de funcionalidad como de taxonomía", finaliza la Dra. Mª Pilar Francino.

Los resultados de esta investigación han sido publicados en la prestigiosa revista científica de genética PLoS Genetics con el artículo "Microbial Succession in the Gut: direccional trends of taxonomic and functional change in a Birth cohort of Spanish infants", que firman los investigadores Mª Pilar Francino, Yvonne Vallès, Alejandro Artacho, Alberto Pascual-García, María Loreto Ferrús, María José Gosalbes y Juan José Abellan.