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miércoles, 24 de abril de 2024 | Última actualización: 13:58

¡España sí que paga a sus traidores!

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Miguel Bataller. Ciudadano del mundo y jubilado.

Esta semana se ha confirmado la sentencia de uno de los peores y más indignos de los políticos, que vegetan en el panorama del suelo español.

Curiosamente este parásito catalán de apellido Torra, que ha llegado a Presidente de la Generalidad de “rebote” sin someterse al refrendo de sus conciudadanos (ya que no ha sido votado en unas elecciones), sucediendo a un prófugo cobarde, que salió huyendo como una comadreja a esconderse en Europa, después de haber promovido un Golpe de Estado de la Generalitat contra España (Puigdemont), ya se ha garantizado una vida espléndida hasta el día de su muerte.

Este engendro, que representa a lo peor de lo peor del pueblo catalán, a partir de ahora, se ha garantizado unos ingresos de 92.000 anuales, más coche oficial y secretaria.

O sea, que aquel célebre e histórico refrán de “Roma no paga a los traidores”, en España y particularmente en Cataluña ha perdido toda vigencia, porque ahora en nuestra nación podríamos asegurar “España garantiza una vida en la abundancia a sus mayores traidores”.

Este lamentable personaje, como sus antecesores en el cargo y especialmente el mayor delincuente de todos ellos, Jordi Pujol, han traicionado siempre a España, robando a manos llenas y trabajándose un futuro personal y un patrimonio a cargo tanto de los catalanes como de los españoles, sin el menor recato y a cambio España, en vez de encarcelarles de por vida y amargarles la existencia, les trata con guante de seda y asume un gasto en el erario público que sin duda es incomprensible y se puede cifrar en cientos de miles de euros al año, ya que no solo se trata de sus ingresos, sino de los salarios de sus secretarias, chofer, mantenimiento del vehículo y probablemente guardaespaldas.

Mientras tanto el resto de los españoles, deberemos de trabajar como mínimo siete veces más de lo que ha vegetado este personajillo, para poder conseguir una pensión mileurista en la mayoría de los casos.

Si en el caso de los profesionales de la política nacional ya me parece un exceso difícilmente digerible, la diferencia de trato entre todos ellos y los españoles que nos hemos dedicado a trabajar y producir en la empresa pública o privada, en cuanto a exigencias de tiempos de servicio y pensiones, en este caso me resulta absolutamente absurdo e incomprensible.

Claro que la culpa no es de ellos, sino de quienes han elaborado una legislación tan permisiva y discriminatoria.
Pero si consideramos el deterioro evidente que aumenta día a día entre los componentes de nuestras cortes, que llega al extremo de jurar o prometer la Constitución y luego limpiarse en culo con el mismo papel al que juraron fidelidad y respeto nada puede sorprendernos.

Estamos en un Estado que busca desesperadamente llegar a la condición de “fallido”, sin que yo alcance a entender a dónde pretende llegar nuestro Gobierno, más que a la rotura de la España Constitucional que nos ha deparado el período más largo de paz y prosperidad en la Historia de la España democrática.

Pero si a mayor desarrollo de esa democracia, más riesgo de destruir nuestra nación, yo hago mía la célebre frase de Mafalda y le rindo un homenaje al creador de este sensato personaje, fallecido en el curso de esta semana:

“Paren a España y permítanme bajarme de ella”.

Lo siento, pero no puedo comulgar con sus ruedas de molino.

Hasta la semana que viene amigos