Conocida en Europa por Cipango, Colón planificó el viaje en función de un mapa y las historias de Marco Polo
El objetivo de llegar a Japón, más conocido en Europa como Cipango, fue fundamental en el inicio de las travesías transoceánicas, y el descubrimiento de America. Según las leyendas, Colón planificó y ‘vendió’ su viaje en base a dos objetivos: arribar por el este a la isla de Cipango, que Marco Polo describía como llena de maravilla y riquezas, y al plano de un geógrafo italiano, Toscanelli, que estimó la distancia en 3.500 millas. Pero por medio había un nuevo continente.
Esperanza Molina/ Castellón Información
Cuando Cristóbal Colón planificó su viaje a las Indias, no lo hizo por casualidad, sino en función de los datos recogidos de la literatura de viajes de la época, y en base a un presunto mapa, diseñado por el geógrafo Toscanelli, que calculaba la distancia entre España y Cipango, nombre que se le daba a Japón en Europa, en 3.500 millas. Evidentemente los datos no eran correctos y, además, en medio había todo un continente, pero Colón buscaba el continente asiático, y más aún, el archipiélago descrito por Marco Polo, donde se acumulaban riquezas sin fin.
Esa fue la historia de los viajes transoceánicos que transformaron la historia de la navegación mundial, y que situaron a España al frente de un imperio donde “nunca se ponía el sol”.
Marco Polo y 'El libro de las maravillas'
Los primeros datos sobre la existencia de Cipango fueron recogidos por Marco Polo, el viajero y comerciante italiano en su ‘Libro de las Maravillas’ a finales del siglo XIII.
Marco Polo (Venecia, 1254- 1324) era mercader y fue un viajero incansable. Natural de Venecia, comerciaba con los países de Asia que proporcionaba a Europa las riquezas más preciadas de la época: elementos exóticos, traídos de lejanas tierras, pero sobre todo, las especias, con las que se condimentaban los alimentos, y la seda, con la que se confeccionaban los trajes más sofisticados y ricos, para quienes pudieran pagarlos, claro.
A finales del siglo XIII, Marco Polo estuvo preso en Génova. Durante su cautiverio contó muchos de los relatos de sus viajes (más o menos fantasiosos), que fueron recogidos por Rustichello de Pisa, en un libro conocido ‘Los viajes de Marco Polo’ o ‘el Libro de las Maravillas’. Originalmente estaba escrito en francés antiguo y el primer manuscrito se conoció como ‘le divisament dou monde’
El libro relata sus viajes a China, a la que él llamaba Catay (norte de China) y Mangui (sur de China). Está dividido en cuatro libros, en los que describía lo que consideraba sus vivencias y su visión del mundo, que podían recoger hechos históricos pero también fantasías y costumbres de aquellos lugares.
Con la llegada de la imprenta, alcanzó un gran éxito y se tradujo a varios idiomas.
La referencia a Cipango está en el capítulo 160: “En donde se trata de la isla de Cipango (Japón)”, que empieza con la siguiente referencia: “Cipango es una isla a Levante que está a 1.500 millas apartada de la tierra en alta mar. Es una isla muy grande. Los indígenas son blancos, de buenas maneras y hermosos. Son idólatras y libres y no están bajo la señoría de nadie. Tienen oro en abundancia, pero nadie lo explota, porque no hay mercader ni extranjero que haya llegado al interior de la isla”. (pág 133)
Estos y otros datos similares, generaron en la mentalidad de la época la leyenda de que, al otro lado del mar se encontraba un archipiélago de riquezas incalculables.
La ruta hacia Asia era larga y peligrosa. Era ‘la Ruta de la Seda’. Por mar, las travesías se realizaban cruzando el Mediterráneo de un extremo a otro y lo principales navegantes y comerciantes pertenecían a los territorios italianos.
Pero cuando el imperio turco llegó a extender su dominio en el mar, el comercio se vino abajo.
La ruta portuguesa
En la búsqueda de rutas alternativas, los portugueses optaron por circunvalar el continente africano. Era una ruta larga y peligrosa, que poco a poco comenzaba a dar sus frutos. Los barcos que se utilizaban tenían una ventaja: podían navegar a una distancia prudencial de tierra, por lo que, en un momento dado podían aprovisionarse de agua y alimentos en tierra firme.
La ruta española
Las coronas de Castilla y Aragón, unidas tras el matrimonio de los reyes Isabel y Fernando, también estudiaban alternativas, pero tenían como objetivos prioritarios mantener sus conquistas en Italia y recuperar para el catolicismo las tierras ocupadas por los musulmanes en la Península, cuyo último reducto fue Granada.
En estas estaban las cosas cuando, un navegante llamado Cristóbal Colón pasaba de corte en corte ofreciendo un plan que decía conocer a la perfección: la llegada a las Indias a través de una nueva ruta inexplorada hasta el momento: navegar de Este a Oeste, para circunvalar el globo terráqueo y llegar a la Isla de las Especias.
Entre sus argumentos, Colón utilizó dos razones poderosas, por un lado, los relatos de 'El Libro de las Maravillas de Marco Polo', pero por otro, el conocimiento de un hipotético estudio, realizado por el matemático, astrónomo, cosmógrafo y médico flotentino, que se denominaba Paolo del Pozo Toscanelli (Florencia, 1397-1482).
El mapa de Toscanelli
Se cuenta que Toscanelli, impresionado por los relatos de Marco Polo y los conocimientos de la época, estaba convencido, no solo de que la tierra era redonda, teoría que ya aparecía aceptada en el siglo XV, sino de que, basándose en los cálculos realizados siglos antes por Ptolomeo, entre Portugal y China, debía de ser de 5.000 millas, y menos aún, si lo que se pretendía era llegar a Cipango, solo había 3.500 millas. (Carta 1474)
Cuentan los relatos, que Colón tenía aquel mapa, que no se ha conservado, y que estableció sus propios cálculos, aunque pudo errar en algunas consideraciones importantes.
Por ejemplo, la distancia de la milla árabe, sobre la que se basó Toscanelli, era cuatro veces superior a la italiana o europea, que se calcula ahora en 1.852 metros.
En función de los datos que Colón creía conocer, desde Canarias hasta Cipango solo debía recorrer 4.450 kilómetros por mar, cuando en realidad, la distancia real es de 19.600 kilómetros, pero él no lo sabía, y por supuesto, Toscanelli tampoco, porque ninguno conocía la existencia del continente americano.
Capitulaciones de Santa Fe
Puede suponerse entonces, que cuando expuso su proyecto a la Corona de Castilla, y con ella a la de Aragón, vinculada ya con Castilla, los argumentos del navegante se basaron en: la posibilidad de ofrecer a los soberanos españoles una nueva ruta por mar, que los llevaría a la Isla de las Especias pero también a Cipango y su archipiélago, que contenían grandes riquezas, capaces de sanear las arcas reales y el poder sobre el mar conocido.
Los Reyes Católicos solo apostaron por Colón después de conquistar Granda, y aún así sometieron sus cálculos a todo el consejo de sabios del momento, que apenas podría cuestionar los conocimientos de Colón.
El 17 de abril de 1492 Colón firmó las Capitulaciones de Santa Fe, documentos que autorizaban, sin financiar’, la expedición de Colón a las Indias por el mar de Este a Oeste. Estas capitulaciones concedieron a Colón prebendas y títulos, como los nombramientos de almirante, gobernador, virrey y el 10% de las riquezas y territorios que consiguiera.
Si se le emitieron cédulas de aprovisionamiento en las villas y puertos de mar a los que se dirigía, y se le dotó con tres barcos, dos de los cuales, la Pinta y la Niña, hubieron de ser aportadas por ‘ciertos vecinos de Palos’ que estaban en deuda con los Reyes Católicos, por mandato real. (Archivo de las Indias. Signatura: Patronato 295 N3).
Otro de los problemas de Colón fue conseguir tripulación para los barcos, que conseguiría a través de Martín Alonso Pinzón, que además aportó de su hacienda personal medio millón de maravedíes, la tercera parte de los gastos en metálico de la empresa, y los Hermanos Niño.
La expedición, formada por las carabelas: la Pinta y la Niña y la Nao Santa María, con una tripulación de 90 hombres, partió del Puerto de Palos el 3 de agosto de 1492 camino de las islas Canarias. En el Archipiélago, Colón realizó reparaciones en La Pinta y partió el 6 de septiembre.
¿Por qué Colón hizo escala en Canarias?
La razón de que Colón se desplazara de Palos a Canarias, es básica. Lo era en aquel momento y sigue siéndolo hoy para un desplazamiento a vela: el viento.
Las embarcaciones se desplazaban gracias al impulso del viento en las velas, y para cruzar el océano hay que bajar a la latitud de las Canarias para poder aprovechar los vientos Alisios, que permiten navegar de este a oeste.
Primera travesía con mar por todas partes
Tal como cuentan los relatos de los viajes de Colón, la primera travesía debió de ser horrorosa, porque ni Cipango se encontraba a la distancia calculada; ni los sistemas de posicionamiento y navegación eran suficientes para enfrentarse a un océano abierto, como no se había hecho hasta entonces; ni el aprovisionamiento realizado permitía tantos recursos como se necesitaban. Sobre todo, porque a diferencia de los portugueses que rodearon el continente Africano, la expedición de Colón, se adentraba en el mar, sin tierra a la vista durante días y días, no había posibilidad de ‘hacer agua’, es decir, de conservar y reponer el agua y aprovisionarse con nuevos alimentos.
Hubo conatos de amotinamiento y solo la intervención de Martín Alonso Pinzón consiguió resolver las situaciones más difíciles.
Cuando Colón llegó a lo que hoy conocemos por Las Bahamas, estaba convencido de que se encontraba en medio del archipiélago asiático descrito por Marco Polo. Y cuando llegó a la isla más grande, hoy conocida por Cuba, Colón estaba convencido de que había conseguido su objetivo y había llegado a Japón…
Solo que las cosas, como se supo después, no resultaron de aquella manera, y lo que se encontró el navegante fue el continente americano.
La historia del descubrimiento y todo lo que aconteció después, cambió la historia, la concepción del mundo, las fronteras, convirtió a España en el gran imperio “donde nunca se pone el sol”. Pero posiblemente, si no hubiera sido por la búsqueda de Cipango, ni Colón se hubiera adentrado de aquella manera en el océano ni hubieran comenzado las grandes navegaciones transoceánicas que revolucionaron la historia, las ciencias y las creencias.
Bibliografía:
'Libro de las maravillas' (Marco Polo), Edicciones Anaya. www.librosmaravillosos.com.
Imagen libro de las Maravillas: de Marco Polo De vuvu - Marco polo [1], Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=31611
Capitulaciones de Santa Fe (Granada) de Cristóbal Colón con los Reyes Católicos, conservado en el Archivo de la Corona de Aragón (anteriormente denominado Archivo Real de Barcelona) https://es.wikipedia.org/wiki/Capitulaciones_de_Santa_Fe#/media/File:Capitulacionsori.jpg
Paolo dal Pozzo Toscanelli: https://es.wikipedia.org/wiki/Paolo_dal_Pozzo_Toscanelli
'Colón y Toscanelli' (Steffen, Juan. Chile, 1889) (Anales de la Universidad de Chile. doi:10.5354/0717-8883.1892.21651)
Carta de Colón sobre sus descubrimientos: Ilustración de la edición en latín realizada en Basilea en 1494
Cartas de Colón http://www.culturandalucia.com/Cartas%20de%20Cristobal%20Col%C3%B3n.htm
Reproducción esquemática del mapa de Juan de la Cosa en la que la isla de Guanahani aparece señalada con una flecha roja https://es.wikipedia.org/wiki/Mapa_de_Juan_de_la_Cosa#/media/File:Guanahani_en_mapa_de_la_Cosa.jpg
Mapa de los dominios mongoles, entre 1300 y 1405 https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Mongol_dominions.jpg
Tramon Castillo, Jaime, El catolicismo en Japón. Testimonio del encuentro de dos culturas. Pharos [en linea] 2006, 13 (mayo-junio) : [Fecha de consulta: 19 de abril de 2019] Disponible en:<http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=20813106> ISSN 0717-1307
Retrato de Colón. Grabado de la obra "Americae Pars Quinta" de Teodoro de Bry. Publicado en Francfort del Meno en 1595
