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jueves, 18 de abril de 2024 | Última actualización: 14:53

Epidural en el parto, ¿sí o no?

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Dr. José Miralles Martí

Jefe de Sección de Anestesiología en el Consorcio Hospitalario Provincial de Castellón; socio de “Anestesistes de Castelló”; trabaja como Anestesiólogo en el Hospital Rey D. Jaime y tiene una experiencia de más de veinte años en Epidural.[/callout]

  

La epidural se suele administrar cuando el cuello de la matriz está dilatado unos 4cm en mujeres primíparas y menos de 4 cm en multíparas.
La epidural se suele administrar cuando el cuello de la matriz está dilatado unos 4cm en mujeres primíparas y menos de 4 cm en multíparas.

 

 

 

 

 

 

 

El 95% de las mujeres españolas optan por un parto con epidural.

El 95% de las mujeres españolas optan por un parto con epidural. Sin embargo, el porcentaje real de mujeres que tienen un parto con esa técnica es del 70% en la medicina pública y del 75% en la medicina privada. Esto es debido a que algunas de ellas llegan a las clínicas en un estado tan avanzado de parto que se hace imposible o se descarta la administración de la epidural.

La Epidural en el parto es el principal procedimiento de los que se practican hoy en día, lo que podríamos llamar “Parto sin Dolor”. Es también el método más practicado en muchas maternidades, clínicas y hospitales modernos del mundo. Este procedimiento es realizado por un Anestesiólogo especialista, con la ayuda, por lo general, de la matrona.

¿En qué consiste?

Consiste en, tras colocarse la paciente en posición sentada o acostada sobre un lado, el anestesiólogo administra un par de pinchazos de anestésico local entre dos vértebras lumbares. Con una fina aguja, se suministran unos centímetros de anestesia local y, a continuación, con una aguja más gorda, llegará al lugar justo antes de la médula espinal, donde a través de un tubito o catéter de plástico, infundirá el anestésico en forma continua y a demanda.

Mediante los modernos anestésicos locales se consigue que se noten las contracciones, pero que no duelan y hasta incluso permiten poder andar por la habitación, si lo requiere el caso o el ginecólogo.

Hacia el momento del expulsivo, en ocasiones, el anestesiólogo disminuye la intensidad de la anestesia, para que así la embarazada pueda empujar con más fuerza y colaborar en el parto.

La analgesia que se procura es suficiente también para reparar pequeños desgarros o la episiotomía.

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¿Cuándo se administra?

Cuando el ginecólogo o la matrona estiman conveniente de acuerdo con las características evolutivas del parto. En general, se suele administrar cuando el cuello de la matriz está dilatado unos 4cm en mujeres primíparas y menos de 4 cm en multíparas, mujeres con 2 o más partos anteriores. No debe administrarse para pruebas de parto ni para mujeres que tienen un altísimo porcentaje de acabar en cesárea, por sus especiales características.

En casos de duda de la parturienta, hasta bien avanzada la dilatación, 8-9 cm, se podría poner la epidural, teniendo en cuenta que desde que se inicia la técnica deben pasar unos 20 minutos para que sea efectiva.

 ¿Requiere preparación previa?

 No, especialmente. Hoy en día la mayoría de embarazadas, ya sea en medios públicos o privados, en las clases de preparación al parto, reciben enseñanzas al respecto.

Lo verdaderamente importante es dejarse aconsejar por médicos y matronas.

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Alivia el dolor y permite que la madre permanezca despierta en el parto.
Alivia el dolor y permite que la madre permanezca despierta en el parto.

 

 

 

 

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Ventajas e inconvenientes

Durante las horas que generalmente dura el parto, en cada contracción de la matriz para que el bebé se vaya acercando “a la luz”, la mujer experimenta una sensación dolorosa desagradable que, gracias a la epidural, se puede aliviar.

Por otra parte, el dolor de la madre, produce reacciones desagradables en el bebé, como que empeora su circulación sanguínea y el suministro de oxígeno a sus órganos. Y, en consecuencia, el alivio del dolor elimina la ansiedad, el miedo, y la secreción de catecolaminas en la madre, y esta asiste al parto despierta y se convierte en protagonista activa del nacimiento de su hijo.

Hay mujeres que deciden tener un parto sin anestesia de ningún tipo y tras un rato de dolor pierden los nervios y piden epidural. La decisión es preferible que sea consciente y predeterminada para que la mujer se prepare, se informe y pueda estar relajada. Por supuesto, la epidural se puede poner en cualquier fase del parto, pero se disfruta más si se pone en las primeras fases.

La mujer permanece despierta todo el rato, sin dolor, sin miedo ni ansiedad y además favorece la circulación y oxigenación del bebé. La futura madre piensa en positivo el acontecimiento y no esta pendiente de contracciones dolorosas.

En cuanto a inconvenientes, si se puede llamar así, la epidural puede ocasionar un ligero mareo causado por una caída más o menos acusada de la tensión arterial, al igual que existe una pérdida relativa de la fuerza muscular en piernas y abdomen. Esto dificulta la tarea de empujar para que salga el bebé y, según algunos profesionales, esto hace que aumente el número de partos con ventosa e incluso el de cesáreas aunque, en este sentido, hay algo de controversia y no está claro. 

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Efectos secundarios

En contadas ocasiones, las menos, cuanto más experiencia tiene el anestesiólogo, y, a veces, está en relación directa a las condiciones de la mujer, o a lo tranquila que afronta la instauración de la técnica, si se perfora involuntariamente la membrana duramadre, ocasiona dolor de cabeza. Si se llega a producir, hay unas medidas para prevenir y aliviar este dolor.

También, podríamos decir que el adormecimiento de las piernas y el abdomen, son efectos secundarios pero pasajeros y, al mismo tiempo, beneficiosos por cuanto que, en unas horas después, el dolor del periné por la episiotomía o un desgarro y suturas, no se va a presentar.

Ocasionalmente, se puede producir dolorimiento en la zona de punción durante algún día.

Contraindicaciones

Tener un déficit de coagulación sanguínea desde siempre o por medicación actual; las infecciones en el lugar de la punción epidural; y alguna alteración cerebral o en la medula espinal, por ejemplo, un tumor. Salvo esto, un anestesiólogo experto, podrá aplicar una epidural, con más o menos prontitud, incluso en columnas desviadas o personas obesas, etc. Las hernias discales, escoliosis, obesidad extrema, etc., serian contraindicaciones relativas.

 Mención aparte merece la presencia de tatuajes en la espalda, pues en estos casos, el anestesiólogo seguramente encontrará un pequeño hueco donde no haya tinta, para poner la Epidural.