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viernes, 29 de marzo de 2024 | Última actualización: 14:20

Más hechos y menos palabras

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Enrique Domínguez. Economista.

Ante un cambio en el gobierno del país, bien sea por votación popular o como consecuencia de una moción de censura (las dos formas totalmente legales aunque alguien se atreva a hablar de fraude tal vez porque se acaba su época de poder seguir viviendo de la política o de los chanchullos), siempre se plantea cómo puede afectar a nuestra economía, a los negocios, a la imagen del país, qué cosas se le deberían pedir,… Un poco la carta a los nuevos políticos, como si ellos fueran los nuevos reyes magos que todo lo pueden.

Estamos demasiado acostumbrados, y tal vez por ello confiamos cada vez menos en los políticos, a escuchar grandes declaraciones de intenciones e, incluso, un calendario detallado de realizaciones a llevar a cabo. Por desgracia, endulzan nuestros oídos pero la mayor parte de las veces, como se suele decir, de forment ni un grà.

Yo sólo le pediría al nuevo gobierno que, a diferencia del anterior, hable menos y actúe más, más hechos y menos palabras. Sin embargo, soy consciente que su margen de maniobra es reducido, que para hacer algo es imprescindible poner en práctica lo que no estamos acostumbrados a hacer tanto los políticos como los ciudadanos: a dialogar y, sobre todo, a consensuar, a pactar, a algo tan sencillo pero difícil de hacer como es el pensar en el bien de los ciudadanos y no en del político y en el del partido.

Y, sobre todo, mirar hacia el futuro, plantearse qué puede necesitar el país o la provincia, en nuestro caso, para ser país o provincia de futuro, para seguir siendo un país o una provincia a tener en cuenta, con ciudadanos que prefieran quedarse y no marcharse fuera.

Pero esta no es una labor que dependa solamente de los políticos de turno, sino que es, fundamentalmente, un trabajo en el que deben participar ciudadanos y empresas; el político debe encauzar, potenciar, ayudar pero el resto lo debe hacer la sociedad civil.

Me referiré a tres temas que considero básicos para el futuro de la provincia: el corredor del Mediterráneo, el I+D+i y el sector turístico.

El gobierno anterior, con la boca pequeña, se ha referido al corredor del Mediterráneo como prioritario mientras ha ido promocionando otros corredores e invirtiendo en otras zonas. Nos han llegado las migajas, una alta velocidad entre València y Castelló, la única de España que no llega por vía específica y que no supera los doscientos kilómetros (aunque está prevista otra doble vía específica para mercancías y viajeros); y también un proyecto de estudio entre Castelló y Vandellós con dos vías de ancho internacional por las que circularán todos los trenes. Así era cómo consideraba de importante el corredor el gobierno anterior.

Sólo le pediría al nuevo gobierno que vea los análisis que hablan de la rentabilidad del corredor, que consensue un plan claro para su puesta en marcha a fin de no perder las subvenciones europeas y que se formalicen las dos vías para mercancías y viajeros en todo el trayecto, anulando lo proyectado para el tramo entre Castelló y Vandellós.

El futuro de la economía castellonense depende de lo ágiles que sean las empresas y los ciudadanos en dedicarse mucho más a la innovación y a la investigación, la básica y la aplicada. Los políticos, y también muchas empresas, se llenan la boca hablando del I+D+i pero luego resulta que apenas dedicamos el 1% del PIB y que muchas firmas siguen vendiendo a precios muy ajustados y sin auténticos departamentos de marketing. Sólo hay que mirar al sector cerámico para ver si puede ser sector de futuro sin una gran dosis de creatividad e innovación, máxime cuando la tecnología inkjet se está vendiendo a todos los competidores.

Al gobierno le pediría que, dentro de su estrecho margen de actuación, tomara realmente como objetivo el dedicar más dinero a la investigación, a la innovación y al emprendimiento; un buen comienzo es la creación, por fin, de un ministerio de ciencia, innovación y universidades; vamos a ver en qué se plasma. A las empresas les pediría que crean en la investigación y en la innovación y que dediquen más fondos a esos conceptos si quieren ser empresas de futuro. Y al gobierno, empresas y centros actuales de investigación, que doten de estabilidad a los proyectos, que eliminen todas las corruptelas y endogamias que se puedan dar, evitando que buenos investigadores abandonen o se marchen fuera.

El sector turístico es importante para la economía castellonense y puede y debe serlo mucho más; es la alternativa más clara para reducir la despoblación de muchos municipios castellonenses junto a la existencia de un colegio.

Se tiene ya una infraestructura necesaria para su desarrollo, el aeropuerto, gracias, quizás, a no haber seguido los cauces establecidos para poder tenerlo; ahora hay que darle rentabilidad y uso pero ello depende de que Castelló tenga lugares, actividades, fiestas por los que el turista potencial quiera venir a conocerlos. Y esto no depende del gobierno de turno, de los políticos; depende de los empresarios y de las entidades relacionadas con esa actividad. Es imprescindible tener más plazas hoteleras, preparar los productos turísticos que decimos tener, coordinarlos y tenerlos listos en una web permanentemente actualizada; así el aeropuerto podrá promocionarlos en los lugares que se elijan, así Castelló figurará en el mapa de los tour operadores. Y así se desestacionalizará esta actividad y permitirá crear empleos más estables y de más calidad, porque la formación será imprescindible, en particular los idiomas y la atención al cliente.

Hay, pues, mucho por hacer; el nuevo gobierno puede encauzar el rumbo pero las empresas y los ciudadanos deben y debemos participar. El mesinfotismo que nos identifica debe desaparecer porque si no, ni éste gobierno ni los siguientes conseguirán que seamos una provincia de futuro. ¿Qué piensan ustedes?