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jueves, 28 de marzo de 2024 | Última actualización: 23:00

El pecado original

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Luis Andrés Cisneros.

Según la Sagrada Biblia, cuando Dios creó a Adán y Eva, los instaló en un precioso paraiso (El Edén) repleto de todo tipo de frutas y vegetales. Sólo les impuso una condición ‘no podían comer del árbol del conocimiento’ ya que sí comían una sola manzana del mismo, entrarían en el pecado y, por añadidura, serían mortales.

De todos es conocido que Eva arrancó una manzana, la mordió y se la dio a comer a Adán, condenando a toda la humanidad a abandonar el Paraíso y a sufrir, trabajar (algunos aún no saben lo qué es) y morir. Desde ese momento, el ser humano arrastra el Pecado Original, algo así como el pecado que soportan los hombres, en nuestros días, por el simple hecho de serlo.

No quiero imaginar si, en las Sagradas Escrituras, la situación hubiera sido al revés, sin ninguna duda, Adán habría sido estigmatizado con todos los epítetos imaginables y tan frecuentes en estos tiempos de corrección política que nos constriñen y con toda seguridad estaría en la cárcel tras la denuncia de su pareja.

Independientemente de la mayor o menor creencia religiosa este hecho trajo consigo que toda la Humanidad naciera con la rémora de ese pecado, de ahí el bautismo. Actualmente el hombre, por el sólo hecho de serlo, ya nace con un pecado original, a saber, es machista, asesino en potencia, violento, insensible, sexista, homófobo, lgtbifobo, heteropatriarcal y….. no quiero extenderme más, aunque palabros los hay para escribir un libro competo.

En estos días estamos asistiendo, al linchamiento moral y casi físico del ciudadano italiano Francesco Arcuri y, salvo contadas y honrosas excepciones, los medios de comunicación, sobre todo las televisiones, están haciendo un juicio contra este hombre digno de un manual sobre como denigrar la figura de un ser humano y de cómo manipular las opiniones de la gente.

No quiero entrar en detalles sobre este caso, ya que considero que el bombardeo masivo a que nos están sometiendo, hace que muy poca gente desconozca este caso.

La mujer, Juana Rivas, tras un triunfal paseo por distintos platós, arremetió contra su marido acusándole de ser, algo así como un monstruo, después de haber vuelto con el marido, de forma voluntaria, haberse quedado embarazada y trabajar conjuntamente en el hotel que ambos regentaban, le dice al marido que vuelve a España de vacaciones con sus dos hijos y ya, ni regresa, ni deja que su pareja pueda ver a sus hijos.

Evidentemente, esta mujer está asesorada por personajes de los innumerables observatorios, asociaciones, áreas de igualdad, que montaron un auténtico circo mediático con esta historia y, de esta forma, justificar las ingentes subvenciones que reciben del erario público.

Para poner la guinda al pastel, ambas partes estaban citadas en el Juzgado de Granada para que la madre cumpliera la sentencia judicial de entregar a los niños a su padre. Esta señora no se ha presentado, cometiendo un delito.

Es curioso que, si el padre es un maltratador tan terrible como dice esta señora y las organizaciones que la apoyan, la Justicia dictamine que tiene derecho a que se le entreguen sus hijos. Algo de razón tendrá el padre, ¿o no?

Nos encontramos ante un dislate mayúsculo con la consabida Ley de Violencia de Género, que no es, ni más ni menos, que una serie de medidas que conculcan los derechos que, la misma Constitución otorga a los hombres y que los partidos políticos se empeñan en saltarse las Leyes a la torera.

Con la nueva Ley, para tener todos los derechos, sobre todo económicos, la mujer no tiene ni siquiera que denunciar, desde el primer día cobra una serie de emolumentos y tiene preferencia en tener un trabajo. Puede denunciar más tarde y, de esa forma, el marido es detenido inmediatamente, ignorando un principio fundamental como es la presunción de inocencia.

Por otra parte se ciscan en la Constitución cuando se ignora de forma capciosa el artículo 14 de nuestra Constitución que reza: ‘Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social’.

Lo curioso del caso es que los partidos políticos se han plegado ante el dominio de las organizaciones misándricas (odio o aversión hacia los hombres) que dominan el panorama político actual.

La misandria consiste en que la mujer rechaza el trato con los varones por considerarlos tóxicos, nocivos, inútiles y prescindibles. Para estos seres, la concepción y la familia son aberrantes y rechazables si involucran la presencia de un varón.

Además desde todos los ámbitos se ocultan y se manipulan los datos. Por ejemplo desde el año 2009 desde el Ministerio de Justicia se niegan a facilitar datos sobre los delitos de violencia cometidos por mujeres. Probablemente sea España el único país donde las mujeres son sólo víctimas.

Y ¿Qué pasa con los delitos cometidos dentro de parejas del mismo sexo? ¿No existen? ¿La convivencia de dos hombres es idílica y no hay episodios de violencia? ¿Pasa lo mismo entre dos mujeres? ¿Los transexuales viven siempre en un remanso de paz? ¿Si eres bisexual, siendo hombre, te transformas en un pacifista?

Eso sí, todas las nuevas medidas para la violencia de género, van acompañadas de cantidades ingentes de aportaciones económicas. Hay que mantener el status económico de muchos estómagos agradecidos. Ahora habría que preguntarse ¿Si con todo este maná económico, y según los que manejan ese capital, cada día la violencia de género va a más, qué coño (con perdón) hacen con esos euros?

La respuesta es sencilla, sólo es cuestión de que se nos diga, cuantas organizaciones, entes, instituciones o chiringuitos, viven gracias a las cifras que se hinchan de los delitos de violencia de género.

Por cierto, es curioso, pero se contabilizan las denuncias presentadas de género, pero si se demuestra que son falsas o inexistentes, no se restan de esa cifra y a los hombres falsamente acusados no se les ‘borra’ de los archivos de delincuentes.

En cambio a la mujer que demuestran que ha sido falsa la denuncia, no le sancionan, ni le quitan y mucho menos le hacen devolver, el dinero percibido de manera dolosa.

Habrá que empezar a luchar para la real igualdad del hombre, por lo menos en temas jurídicos y que se respete la legislación vigente y lo que marca nuestra Carta Magna. Lo que pasa es que el día que esto ocurra, muchos tendrán que pensar en empezar a trabajar.

No debemos permitir que a todo hombre se le aplique el estigma del pecado original, por el simple hecho de haber nacido hombre

Tendremos que pensar en celebrar el Día del Orgullo del hombre y mujer familiar y con valores.
¡¡Viva España!!