Vicente Vidal. Portavoz adjunto de Cs en el Ayuntamiento de Castellón.
En medio de esta pandemia, como ya les he contado en alguna ocasión, el teletrabajo me deja tiempo para leer y sobre todo, pensar.
Y, volviendo la vista atrás he recordado una anécdota de hace más de 30 años y que hoy se asemeja mucho a la realidad. Era un día de fiesta en Nules y un grupo de amigos nos reuníamos para pasar el día. A uno de nosotros le tocaba guisar el arroz para todos y quiso improvisar un paellón de tres arroces: paella tradicional, a banda y negro. El paellón estaba dividido en un triángulo y aunque cada una de las partes era independiente en cuanto a sus bases, las tres dependían del mismo fuego. Pues convendrán conmigo que cada tipo de arroz necesita un tiempo de cocción y una temperatura, así que hubo arroz que se pasó por el que no llegó. Ahora dicen que el arroz bomba no se pasa, yo les diré que bomba es una especialidad del arroz y saber cocinarlo es el secreto de los buenos arroceros.
Pues lo mismo le sucede al Fadrell, que el desacord de su triángulo cada vez es más evidente y está más al descubierto y, con el fuego encendido cada parte se va quemando a su ritmo. Mientras tanto a los castellonenses se les acaba el tiempo y la paciencia. Necesitan comer, mascarillas para salir a la calle, necesitan test, necesitan ayudas para levantar las persianas de sus negocios, en definitiva, necesitan un chef que sepa guisar un arroz bomba para Castellón porque los experimentos y las pócimas en tiempos de crisis no son recomendables.
Ha llegado a mis oídos que hay nerviosismo dentro del Fadrell porque esta semana Arrimadas ha sabido darle la vuelta a la estrategia del gobierno más regresista en la historia de España. Yo les diré que tal nerviosismo debe ser fruto de su incompetencia y la de sus homólogos nacionales que han usado el estado de alarma en beneficio personalista y no generalista como su tesis progresista indica, nerviosismo de aquel que sabe que el fuego quema y que el arroz, o eres un maestro o se pasa.
