Noticias Castellón
martes, 23 de abril de 2024 | Última actualización: 21:34

¡Cuidado con el proteccionismo!

Tiempo de Lectura: 3 minutos, 15 segundos

Noticias Relacionadas

Enrique Domínguez. Economista.

Proteger lo propio frente al fabricante de otro país puede ser perfectamente legal o, en todo caso, una medida de ayuda a la producción nacional para superar su menor competitividad, pero siempre es un elemento que crea ineficiencia en el sistema económico y que, según el caso, puede provocar graves problemas internacionales además de acentuar las dificultades económicas que se quieren resolver con esas medidas.

En la provincia de Castellón tenemos una medida clara de proteccionismo, aprobada en este caso por la Unión Europea, frente al dumping practicado por el primer productor mundial de pavimentos y revestimientos cerámicos, China, y que se plasma en mayores aranceles en sus envíos a la Unión Europea.

Existen diferentes razones que avalan esta medida, sobre todo las relacionadas con la normativa social y ambiental que rige en China frente a la mucho más estricta vigente en la UE.

Pero, pensar que con esas medidas proteccionistas se resuelve el problema de la competencia futura de la producción china, es no tener presente su gran capacidad de mejora productiva, sus crecientes problemas medioambientales y, por ende, sus crecientes medidas de protección, su gran capacidad para copiar y mejorar cualquier producto o su paulatina adaptación a las normas sociolaborales comunitarias.

Por tanto, esta forma de proteccionismo legal puede beneficiar a corto plazo a la producción española o italiana de cerámica pero será un hándicap si no se saben encontrar alternativas a este hecho; aliarse con el competidor puede ser una buena estrategia.

Hay, sin embargo, otra forma de proteccionismo que también pretende ayudar a la producción propia defendiéndola de la competencia totalmente legal de sus competidores que, según quien la inicie (en este caso Estados Unidos) puede provocar daños importantes a la economía mundial y ser prácticamente inútil para esa producción propia a la que se trata de ayudar.

La reciente propuesta del presidente Trump de aplicar aranceles del 25% a la importación de acero, exceptuando a México y Canadá, de momento, y del 10% a la importación de aluminio, puede provocar una escalada de medidas similares por otros países respecto a los productos norteamericanos que, en último extremo, acentuará una guerra comercial de incalculables consecuencias.

Consecuencias malas para todos, incluidas las firmas a las que se trata de beneficiar. Se quiere con esas medidas, que no resolver, un problema de las firmas norteamericanas que sería pan para hoy y cierre para mañana. Cuando una industria es menos competitiva, o buscamos las causas que lo originan o cualquier otra medida, como la subida de aranceles a la importación, servirá para poco.

Y lo que es peor, el acero y aluminio que se importe con esos aranceles por los sectores norteamericanos que lo precisen, implicará un incremento de sus costes y, seguramente, un aumento de sus precios de venta y, por tanto, su menor competitividad y un avance de la tasa de inflación. Y, por supuesto, unas menores ventas por las firmas norteamericanas de los productos a los que los países afectados hayan aplicado mayores aranceles.

Un país que se considera adalid de la competencia, del capitalismo que, por eso, sale fuera del mismo para producir a menores costes pero con la misma o similar calidad y que ahora sus dirigentes quieran castigarles por ello para premiar a las firmas interiores que no han sabido adaptarse a los cambios o que se han tornado más o menos obsoletas, no parece lógico. Pero pedir lógica al presidente Trump quizás es demasiado, aunque parece que con ello está cumpliendo su programa electoral y con sus votantes. Si provoca una nueva crisis mundial da lo mismo.
Cuidado, pues, con los proteccionismos, sea cual sea su índole. ¿Qué opinan ustedes?