Dora Llop Montón. Secretaria General PP Vila-real.
Los expertos definen las crisis políticas como la falta de orden en el sistema político y la sociedad, desequilibrios en el enfoque macro socio-político de un país o una región. Aunque la palabra da miedo asociarla a la coyuntura política local de, en este caso, Vila-real no es menos cierto ni da menos miedo, no enfrentarse a la realidad y los hechos comienzan de la siguiente forma.
En mayo de 2015 los vecinos de Vila-real eligieron a un partido PSOE, y a un candidato José Benlloch por mayoría absoluta confiando en que fuera capaz de solucionar sus problemas vecinales que no son pocos, desde una industria ida a menos la cual sufría una crisis de empleabilidad profunda y oscura hasta unas necesidades sociales añadidas por la situación coyuntural económica que consecuentemente se había desarrollado y se estaba viviendo, pasando por una agricultura, antiguo pilar económico de la ciudad, relegada prácticamente al ostracismos y sin atisbo de luz.
Ante esta situación las promesas fueron varias, desde ayudas a los autónomos que se quedaron desiertas por la ineficacia de las mismas pasando por el olvido del área de igualdad llegando a perder un año de ayudas autonómicas, o el desastre en la concejalía de servicios sociales con la condescendencia del gobierno local a las órdenes de sus acólitos jefes en Valencia colapsando la valoración de la dependencia, un sector que ya estaba castigado porque aunque la de la dependencia, siempre ha sido una Ley necesaria de todos es sabido que nació con una deficiencia importante de financiación por el gobierno de J. L. Rodríguez Zapatero, y que decir de la agricultura donde hemos pasado el año sin utilizar 100.000 euros en ayudas al desarrollo de la misma, simplemente se ha obviado.
Eso sí, los empleados de las empresas, los comercios, los agricultores, los usuarios de los servicios sociales todo… tienen que comprender que Benlloch y sus socios nacionalistas, los de, 'Adéu España!', esos piden tiempo para dar soluciones, en 7 años no han tenido suficiente, a las asociaciones paciencia para cobrar, incluso a la Comisión de peñas les deben los premios de la cabalgata de mayo pasado.
Ha esto es lo que se llama una crisis política en toda regla, porque sencillamente no existe dirección, ni proyecto, ni ideas, ni por supuesto soluciones sólo promesas incumplidas y sufrimiento, si sufrimiento para los vecinos, aquellos que en 2015 se creyeron sus promesas, aquellos que con toda su buena fe confiaron en que decían la verdad, confiaron en sus buenas palabras pero que desafortunadamente, ahora, ven la realidad, sólo piden más tiempo, más tiempo mientras cada vez les exigen más dinero a través de los impuestazos como IBI, tasas a los clubs deportivos, a las asociaciones culturales por utilizar la casa de todos, el auditorio y, comprueban como sus obligaciones tributarias se las malgastan en ínfulas de nuevos ricos como palacios en la calle mayor o autobombo para justificar su mala gestión.
Decididamente necesitamos acción y no palabras que se las lleva el viento.
