Rafa Cerdá. Abogado.
¡Menudo fin de verano! El mes estival por excelencia alcanzará sus últimas jornadas regalando a los sufridos españolitos la tan esperada sesión de investidura, en la que a lo mejor sí o a lo mejor no, el actual Presidente del Gobierno en funciones consolidará su posición al frente del Consejo de Ministros, o bien disfrutaremos de un período de interinidad un tiempecillo más.
A pesar de los avances logrados durante el proceso negociador entre el Partido Popular y Ciudadanos, y que parecen augurar un voto afirmativo al candidato popular en el debate parlamentario a celebrar en el Congreso de los Diputados, todavía no salen los números. En una primera votación se requiere mayoría absoluta (176 escaños), cifra alejada de los 169 que el bloque parlamentario popular y ciudadano conforman. Si no se obtiene ese umbral, se procede a la celebración de una segunda votación en la, para obtener la investidura, Rajoy necesita mayoría simple: más Sí que No, y a tenor de las declaraciones de los restantes grupos parlamentarios todos deslizarán la pendiente de poner el dedito tieso al candidato propuesto por el Rey Felipe: Mariano Rajoy.
Bastarían que algunas bancadas del hemiciclo se quedaran vacías o bien se abstuvieran, pero ni siquiera el Partido Nacionalista Vasco se aviene a pronunciar un voto en blanco. Y la alternativa tampoco es factible, el Partido Socialista no puede encabezar una confluencia de partidos que apoye un Ejecutivo distinto al popular; la ensalada de siglas y la contradicción de programas (se requiere de los apoyos independentistas catalanes) imposibilitan una vía distinta con una mínima estabilidad.
Con este panorama y a pesar de las machaconas insistencias de evitar a toda costa la repetición de las elecciones (las terceras en un año), si la cuestión no cambia, el barco patrio encallará de nuevo en las costas electorales. Una posible solución recae en la abstención por parte del Partido Socialista, cuyo máximo dirigente Pedro Sánchez ha manifestado la temeridad de tener que acudir nuevamente a las urnas, pero la solución que aporta es “NO”. ¿El motivo? NO. ¿Posibilidad de liderar una mayoría de gobierno alternativa? NO. ¿Supone una garantía de estabilidad económica? NO. ¿Ayuda a la elaboración de unos nuevos Presupuestos? NO. ¿Contribuye a fortalecer al Estado frente al desafío independentista? NO. ¿Proporciona un clima adecuado para afrontar la necesaria reforma de la Carta Magna? NO…y así hasta el infinito.
A este paso, el actual Secretario General del PSOE revivirá aquella mítica escena protagonizada por Penélope Cruz y Antonio Banderas durante la ceremonia de entrega de los Óscar, cuando dieron a Pedro Almodóvar la afamada estatuilla como director de la considerada mejor película extranjera: ‘Todo sobre mi madre’. Pero esta vez, como Penélope Cruz entraría en escena la Presidenta Andaluza Susana Díaz, y como Antonio Banderas, el mítico Felipe González, y al grito de ‘Pedrooooooooooooooo’ (¿se acuerdan del griterío de Penélope Cruz?) Sánchez recibiría como todo premio una sonora patada con dirección a esa calle cuyos anhelos él dice interpretar tan bien.
Compañero Pedro, va a ser que…NO.
