Rafa Cerdá. Abogado.
Echándole bastante ojeriza a los ritmos políticos padecidos por esta España nuestra, la inminente campaña electoral del próximo 26 de junio, no es más que el fuerte petardo de una ‘laaaarga’ traca que nunca finaliza. Desde las elecciones europeas en la primavera de 2014, la secuencia de citas electorales han caído en tromba: municipales y autonómicas en mayo del pasado año, las generales en diciembre y ahora de nuevo en junio (por no perder la costumbre) otra vez a depositar el voto dentro de la urna. Hablando en plata: entre pitos y flautas, llevamos los sufridos contribuyentes dos años aguantando el constante martilleo de esta nuestra ineficaz clase política: prometiendo unos toda clase de parabienes en el supuesto de ganar unos y los peores augurios si llegan a perder los otros.
Mientras tanto, el país se sigue levantando gracias al esfuerzo y tesón de la inmensa mayoría de los ciudadanos. Esa España real que no entiende de alianzas y de acuerdos entre partidos (prestos y raudos a la hora de elaborar coaliciones electorales pero negados en la conformación de un gobierno sólido y solvente), más bien de abrir todas las mañanas la persiana de los pequeños negocios, de cumplir con los encargos de los clientes, abonar los salarios de los trabajadores, lidiar con entidades bancarias y con facturas impagadas,...lo que se dice sostener un presente para vislumbrar un cierto futuro. Pero la mayoría cumplen, una gran parte de los políticos se deshacen en excusas sobre su incapacidad de ponerse a gobernar España, garantizando que nos darán la vara un poquito, sólo una ‘mijita’ más, en una campaña electoral de trámite, muy liviana y fresquita, no sea que los incipientes calores estivales todavía nos acaloren más.
¿Qué quieren qué les diga? Esta situación de bloqueo político sencillamente me satura. No sé qué decir, ni qué argumentar; sólo constato mi profundo cansancio. Este artículo no da para más, me aburre soberanamente la simple perspectiva de una nueva campaña electoral, la reiteración de otras elecciones generales, la mismas promesas, idénticos candidatos arrastrando antiguos programas...¡¡qué aburrido!!.
Casi puedo vislumbrarlos de nuevo: la legión de candidatos y candidatas al Congreso y al Senado, garantizando la resolución de nuestros entuertos a la primera de cambio con la genuina fuerza de su ideario (como si a usted y a mí nos dieran de comer el mero hecho de pronunciar discursos) y la mejora de la vida a toque de varita mágica. Toda obligación será más fácil de sobrellevar, la economía mejorará a fuerza de asumir grandes principios,....la vida buena, casi leve. ¿Nos les suena todos estos discursos? A mí sí.
Y cómo sigan ejerciendo la responsabilidad conferida a nuestros dirigentes políticos el pasado mes de diciembre, con el mismo grado de diligencia y responsabilidad que el demostrado hasta la fecha, mucho me temo que volveremos a zamparnos los próximos turrones con la papeleta del voto preparada. Por nuestro bien, espero errar en mi pronóstico, y mientras dure la tortura electoral, hagamos acopio de paciencia, de algo fresquito...y que nos sea leve.
