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viernes, 29 de marzo de 2024 | Última actualización: 21:59

Cuidado que vienen

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Rafa Cerdá. Abogado.

Se nota en el ambiente. Comienzan a prepararse. Escondidos. Agazapados. A punto de asaltarnos. Que ya vienen. Cuidado. No se asuste, amable lector, lejos de mi intención contarle una historia propia de estos días de Halloween (una americanada total colada en el calendario lúdico, dicho sea de paso), más bien pretendo avisarle que, en breve, los sufridos contribuyentes vamos a ser llamados a urnas. El próximo mes de mayo, dos convocatorias electorales acapararán el panorama informativo: elecciones al Parlamento Europeo (interesante pero no tanto) junto a la renovación de los Ayuntamientos de toda España (ahí nos va mucho) así como de una gran mayoría de los Parlamentos autonómicos (y aquí ni les cuento), a excepción de Andalucía, País Vasco, Galicia y Cataluña, cuyo calendario electoral difiere del grueso parlamentario de las restantes Comunidades Autónomas.

Lo dicho: en breve aparecerán los hombres y mujeres que conformarán las listas electorales de todo signo y color. Fieles como el ritmo de las estaciones en el Corte Inglés, veremos un grupo de conciudadanos definirse como los más preparados, los que mejor saben velar por nuestros intereses, los que nos conocen, los que nos más y mejor nos comprenden. Pero ojo, sólo los de una opción política, los otros (y otras) son malos (y malas) malísimos (y malísimas). No saben nada. No quieren el bien común. Mienten. Manipulan. El resto son estafadores que vienen a aprovecharse de la ciudadanía, pero ellos (y ellas) lo impedirán. A cambio de tanto cuidado, afecto y vigilancia, únicamente requieren de nosotros una cosita de nada, una minucia, un pequeño acto que comporta un minuto de nuestro tiempo. El voto. El sufragio. La papeleta. Un simple papel. Después, meterlo en el sobre. Y como colofón de la cadena, introducirlo dentro de una urna. ¿Y qué viene después?…el recuento, los resultados, todos ganadores, y donde dije digo, digo Diego. Al votante un claro mensaje: “hasta luego majetes, nos vamos a llenar la boca de hablar sobre vosotros pero nos vemos hasta la próxima convocatoria. Procurad no dar mucho la murga, ¿Eh? ¡Qué vaya bien!”.

Anótelo en su agenda para justo después de Navidad, los (y las) políticos (y políticas) nos van sablear por todos lados. No habrá ángulo desde el que no disparen. Nos lo prometerán todo. Justificarán sus omisiones, los errores cometidos, los incumplimientos flagrantes y las mentiras manifiestas con toda clase de explicaciones y componendas. Generalmente la culpa recae sobre el adversario político que es un insolidario y por su falta de talante democrático, obstaculizó la tarea de gobierno del partido que toque: anti demócratas corruptos. Los del otro lado, atizarán hasta la náusea su papel de adalid de guardián (o guardiana) de las buenas prácticas políticas y económicas, todas ellas convulsionadas por una panda de patanes (o patanas) sobre quien ha recaído la acción de gobierno durante estos pasados años.: ineptos sectarios.

En este resbaladizo y poliédrico contexto político patrio, donde todo puede ser hoy, y justo lo contrario mañana, las elecciones son la mejor de las armas de las que disponemos los sufridos contribuyentes a la hora de plasmar nuestras convicciones en realidades concretas. Pero no se dejen engañar. Las elecciones pertenecen a la ciudadanía, no a los que aspiran a representarla. Nadie puede discriminar o pretender apartar a sectores que no comulguen con su proyecto político, esgrimiendo que su intención es mejor que la del resto. Todos sumamos porque todos contamos. Usted y yo somos protagonistas todos y cada uno de los días del año, no en el momento en el que los candidatos (y candidatas) oteen de nuevo el horizonte electoral.

Avisados estamos. Suerte.