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viernes, 29 de marzo de 2024 | Última actualización: 10:45

Acoso y derribo

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Luis Andrés Cisneros.

El acoso y derribo es una competición ecuestre que se realiza en pareja, denominándose un participante Garrochista y el otro Amparador. El objetivo consiste en voltear un toro con la ayuda de una garrocha o pértiga.

No obstante, el nombre de esta competición, se ha unido a cuando alguien o algún grupo, pone todos los medios a su alcance para derribarlo o, lo que es lo mismo, acabar con alguna cosa o persona que les pueda incomodar en el afán supremo de conseguir sus metas, sin importarles, para nada, los costos que pudiera tener.

Es curioso, que los nombres de la pareja que en la suerte taurina llevan a cabo la acción, sean Garrochista y Amparador. Y ahora verán la razón del porqué lo digo.

Garrochista es quién maneja la garrocha, que es una vara larga, terminada en punta, que se usa en el acoso y derribo de reses bravas o en conducción del ganado vacuno. Mientras que se entiende por Amparador a aquel que favorece o protege a alguien y, en dicha competición taurina, es el encargado de proteger al Garrochista, para que cumpla con su función de derribo.

Bueno, pues entremos en materia. El equipo de ¿Gobierno? del Ayuntamiento de Castellón, siguiendo con su campaña de Acoso y Derribo contra todo aquello que signifique, cristiandad, español y libertades identifica en el geolocalizador de su página web a los lugares religiosos con el símbolo de la media luna. Nada sorprendente.

Siguen, día tras día, intentando derribar y sepultar todo lo que tenga que ver con los sentimientos religiosos de la mayoría de la población. Lo mismo hacen con la lengua y con cualquier tema que quiera recordar los valores históricos de la sociedad castellonense.

No se les ocurrió poner una cruz, ya que eso lo pueden considerar, facha, franquista, violencia de género, atentado contra la diversidad sexual, incitación sexista y cualquier cosa que se le pueda ocurrir (eso sí, dentro del lenguaje políticamente correcto). Ni tampoco una estrella de David, ni un símbolo taoísta, protestante, sintoísta, ortodoxo, budista o baha’i. Pues para ser laicos, ¡bien que apoyan la religión musulmana.!

La fijación que tienen con la Cruz roza, si no entra de lleno, en una especie de fobia patológica, que podría ser digna de un amplio y profundo estudio médico. Muestras de ello están dando continuamente desde todos y cada uno de los actos que, la inmensa mayoría de la población respeta profundamente.

Ante la avalancha de críticas y el rechazo social que esta determinación ha suscitado, el Ayuntamiento, ha intentado dar las excusas más peregrinas, a través de su ‘Garrochista’ oficial, el señor García que, digno de un auténtico cuento de ciencia ficción y de una falta de criterio más que evidente, aduce que la media luna no es islámica ya que está abierta hacia un lado y no hacia el otro. Claro, eso siempre será dependiendo de qué lado la mires, ¿o no? Ni a un niño de Primero de Enseñanza Primaria se le hubiera ocurrido esa auténtica memez.

A la vista de la auténtica metedura de pata del Garrochista y admitiendo, de esa forma, que la excusa dada era una auténtica soplapollez, cambian todos los iconos de la media luna por un octógono, aduciendo que ese signo representa a las ocho religiones por igual.

Nueva mentira, y van……… Todo aquel que haya viajado un poco, o vea y entre en televisión  o navegue por internet, puede ver que el octógono es un símbolo islámico. Por cierto, y se puede comprobar con suma facilidad, hay muchísimas mezquitas en el mundo que no llevan el símbolo de la media luna. Claro, cerciorarse supone un trabajo extra que les quita tiempo para ver cuál va a ser la próxima garrochada a cometer.

También sorprende el desprecio al resto de comunidades religiosas que tienen en nuestra ciudad sitios de culto o reunión. No cuentan para ellos, o es que, a lo mejor, no suponen un caladero de votos significativo.

Si no fuera por el hecho de que los vampiros son fruto de la imaginación de escritores desde tiempos lejanos, podríamos llegar a pensar que algunos de los miembros del Consistorio son vampiros o zombis y huyen espantados ante la simple presencia de la Cruz. (A lo mejor vendría por ahí la pregunta del senador Mulet al Gobierno sobre si tenían previsto algún plan para luchar contra un ataque de muertos vivientes).

Nos falta un elemento de la ecuación. No hemos hablado de la otra figura que acompaña al Garrochista que curiosamente es el Amparador. Nunca un nombre ha estado mejor puesto que éste. ¿Qué persona les consiente, protege y alienta todos estos desaguisados? Lo han adivinado ustedes Amparo Marco

Hace su papel rozando la perfección.

Sin el Amparador ni uno sólo de todos los desmanes que se están cometiendo se podrían llevar a cabo. Cabría pensar que si el Amparador no estuviera de acuerdo tomaría medidas. Si no lo hace, la razón es bien simple o bien está de acuerdo con todos los desaguisados, o bien los ordena directamente.

De la forma que sea en éste circo de Acoso y Derribo, son ambos responsables. Pero no se preocupen nadie dimitirá, ni nadie pedirá disculpas, ni a nadie reprobarán. Sólo van a esperar a nuevas elecciones para ver si hay suerte y pueden derribar todo lo nuestro y de nuestros padres e hijos.

Y, como siempre, y más en los tiempos que corren mi despedida es…….

¡Viva España!