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miércoles, 24 de abril de 2024 | Última actualización: 13:56

Un aniversario macabro, 31 de agosto: El perfil del asesino en serie

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María B. Alonso. Psicóloga Clínica y Forense. Coordinadora UNED Castellón.

Estamos a pocos días de un aniversario, el cual, ojala nunca hubiera formado parte de la historia del hombre. El 31 de agosto de 1888, un transeúnte, que se dirigía a su trabajo, divisa a lo lejos tumbada en el suelo, el cuerpo de una mujer que parece inicialmente estar desmayada. Se acerca y describe con horror, “estaba casi decapitada”, él mismo avisa al primer policía, que pasa por el distrito en su ronda. Así es como se encontró, un vecino de Whitechapel, uno de los distritos en los suburbios de Londres,  al que fue  el primer cadáver confirmado, ya que parece que hubo otros, de Jack el destripador. Aún hoy no se han esclarecido los casos y asesinatos que perpetro.

Si contestamos a la pregunta sobre el perfil psicológico que pueda tener un psicópata, en la mayoría de los casos, suele contestarse esta pregunta con la forma de actuar o información que deja en la victima y el entorno del crimen. Parece ser, que el primer perfil de un asesino lo realizo el Dr. Bond, sobre el modus operandi de Jack el destripador: “…inofensivo, de mediana edad, con aspecto respetable, puede que lleve abrigo o capa, para ocultar las posibles manchas de sangre, posiblemente solitario y con ataques de manía erótico - asesinas…”. Podría ser que tuviera placer sexual con los ataques, que hubiera una marcada hipersexualidad, muy condicionada por la religiosidad de su época… Sea como fuere, el perfil criminal de Jack el destripador, nunca pudo ser verificado y se mueve dentro de la especulación todo lo que rodea a esta historia.

Hoy, si nos planteamos el perfil psicopatológico de Jack el destripador, la pulcritud y perfeccionamiento a la hora de extraer los órganos de sus víctimas, que hizo que durante décadas se sospechara de carniceros y cirujanos, así como la incisión y trayectoria a la hora de degollarlas, evitando con la hoja del arma blanca ser salpicado de sangre, tendríamos ante nosotros un posible trastorno de la personalidad obsesivo, altamente perfeccionista y unido a un trastorno de la personalidad antisocial. Como recogen estudios criminológicos y forenses, la mayoría de asesinos en serie presentan perfil antisocial de la personalidad, también las investigaciones han vinculado el perfil obsesivo compulsivo de la personalidad con posibles conductas agresivas.

Otra pregunta relevante,  que nos hacemos en el caso de asesinos en serie, está vinculada al hecho de que son detenidos y arrestados, en muchos casos, tras haber cometido ya varios asesinatos. Este punto tendría varias respuestas: En primer lugar, el psicópata organiza muy bien y controla todas las variables de riesgo, el mapa del crimen suele ser un espacio concentrado en pocas calles, o distancias cortas entre unos cadáveres y otros, eso le permite conocer perfectamente el lugar (si bien hay algún caso atípico); En segundo lugar como buen “idiota moral” además de antisocial es asocial, en muchos casos, por tanto es alguien con escasa red social, que se mueve por tanto, con un alto nivel de anonimato; Y por último, son en la mayoría de los casos atrapados en la fase caliente de su estado psicopático, cuando van acortando el tiempo entre una víctima y otra, mostrando un mayor nivel de impulsividad y, por tanto, con mayor riesgo de fallos en la planificación de los asesinatos.

Como ya hemos sugerido en cuanto al mapa del psicópata, éste comete crímenes en lugares que controla, de los que puede huir y en los que puede protegerse de ser sorprendido. Los crímenes atribuidos a Jack el destripador se cometieron cercanos unos de otros, a pocas calles. También su domicilio, no suele estar lejos, pero lo suficientemente protegido. Un caso atípico de psicópata en serie, en cuanto a la forma de proceder fue el caso de Bundy, que asesinó durante varias décadas a mujeres en varias ciudades distintas de los EEUU.

Norbert Bibeny, define como base principal de la explicación del asesino frio, lo que le denomina como “idiota moral”. El idiota moral no tendría la capacidad de ver la moral, ni los principios que están en su base, prevaleciendo por tanto su hedonismo y necesidades. No se beneficiaria de una educación en valores y moral, y más aún, si estos están inculcados con altos niveles de coerción, pueden ser mucho más violentos. En investigaciones se ha demostrado que en sujetos con estas caracterizas, ante la anticipación de un posible choque eléctrico, el sistema nervioso autónomo del sujeto daba respuestas fisiológicas de enfado e ira, mientras que sujetos normales respondían con respuestas de indefensión y miedo. En otra investigación se encontró de nuevo otra respuesta atípica de estos sujetos, idiotas morales, al visualizar distintas diapositivas, mostraban respuestas del sistema nervioso autónomo de placer, tanto ante imágenes con carga sexual, como ante imágenes de carga cruel (bebes sangrientos).

En estudios neurocientificos recientes, se confirma que pudieran estar afectadas la corteza pre frontal, que se sabe determina el control de los impulsos, y también los circuitos que unen estas regiones cerebrales con los circuitos del sistema límbico, nuestro “cerebro emocional”. Presentado también estos sujetos,  ciertos cambios en las estructuras límbicas o emocionales del cerebro. Pero, por otro lado, también hay estudios que vinculan ciertos patrones educativos a favorecer comportamientos agresivos en el adulto. Por tanto, ante un cerebro con tendencia violenta, si se establece un patrón educativo altamente disruptivo, carente de afecto y  altamente violento, potenciará su carácter agresivo.

Pero vamos hacernos una última pregunta, en qué lugar queda la responsabilidad de sus crímenes en un sujeto en el que, parece ser que hay una disfunción neurológica relacionada con sus emociones y su control de impulso. La responsabilidad criminal queda definida cuando el sujeto sabe que lo que hace va en contra de la sociedad, que está fuera de la ley, no es un idiota intelectual, es un idiota moral. En último término, por tanto, sí conoce el valor social de lo que hace, convirtiéndose en responsable de sus actos, porque si razonan, pero no aman.

Como apunte final vinculado a la competencia intelectual, muchos de los asesinos en serie han tenido en jaque muchos años a las fuerzas del orden, es el caso del antes mencionado Bundy, que asesinó en varias ciudades de EEUU, se fugó en dos ocasiones y que incluso en vísperas de ser ejecutado,  realizo una entrevista donde pretendía manipular de nuevo su responsabilidad (dicho documento está colgado en la red). Bundy también utilizo todas las estrategias posibles para dilatar su tiempo de ejecución, con verdadera ingeniería jurídica. Y otro detalle a destacar, vinculado a la capacidad de razonar, es que éste tenía estudios de psicología y derecho, moviéndose muy bien por las altas esferas sociales de su ciudad. Educado en una familia muy religiosa y parece que con patrones educativos muy estrictos y quizás perversos, Chico bien, con buen aspecto y con una alta capacidad de manipulación y engaño.